Seguro que a muchos de nuestros lectores, les resulta familiar siguiente frase: "¡niño, tómate el zumo ya, que las vitaminas se van!". En muchas ocasiones, la sabiduría popular tiene mucho de popular y poco de sabiduría, aunque ciertamente en otras ocasiones, el tiempo le ha tenido que dar la razón. Sin embargo, en lo que respecta a esta frase, sería necesario realizar una serie de matizaciones para poder situarla en una verdad o una falsedad absoluta.
En primer lugar, las vitaminas no tienen por costumbre irse a ningún sitio, aunque efectivamente, determinadas manipulaciones de los alimentos, pueden derivar en una pérdida de nutrientes. Según podemos consultar en el artículo titulado Recomendaciones de manipulación doméstica de frutas y hortalizas para preservar su valor nutritivo, de la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, respecto a los zumos, licuados o triturados de frutas y hortalizas, estos "pueden sufrir pérdidas importantes de vitaminas y alteraciones indeseables de color y sabor, si se consumen varias horas después de su preparación y se mantienen expuestos a la luz, el aire y fuera de la nevera". Para el caso concreto de la vitamina C, apunta el mencionado artículo: "se conserva perfectamente en el zumo hasta 12 horas, aunque el sabor puede volverse más amargo".
Con esto; no es preciso que nos atragantemos al beber el zumo de naranja rápidamente por miedo a que las vitaminas se "escapen", ya que esto ocurre mucho más lentamente de lo que popularmente se pensaba. Pero en base a lo expuesto, tampoco es aconsejable olvidarnos del brebaje en dudosas condiciones de conservación, hasta un considerable tiempo después.