Aunque cada uno es libre de tomar lo que desee como le plazca, faltaría más, no es menos cierto que para tomar determinadas bebidas existe una liturgia que engrandece su degustación. En el caso del whisky existen tres formas para degustarlo: tomar este licor en solitario, sin más, tal cual servido desde la botella; con un poco de agua, cosa que rebajará su grado alcohólico; o con hielo, para que se enfríe en el vaso.
Seas partidario de cualquiera de estas tres formas, o incluso si lo tomas solamente en cócteles, te invitamos a que descubras con nosotros qué las hace especiales. Porque sí, no solamente es una cuestión de elección, según cómo se tome el whisky puede apreciarse de un modo u otro.
Tomar whisky solo
Quizás los más puristas en el mundo del whisky optan y defienden tomarlo solo, sin nada más, tal y como viene embotellado. ¿Por qué razón? Porque así es como se apreciaría sin ninguna alteración el destilado. Y no les falta razón, ciertamente. Aunque sea una leyenda urbana que en Escocia se tome de este modo, en solitario se puede apreciar del mismo modo en el que los maestros de la destilería lo concibieron.
Sin embargo, no es menos cierto que no estaríamos hablando de una degustación completa. Los más expertos recomiendan, tanto para profanos como para los más aficionados en esta bebida, tomar unos pocos sorbos tal cual servido de la botella y, a continuación, añadir un poco de agua. ¿La razón? En el siguiente punto.
Tomar whisky con agua
No es ninguna noticia que la concentración de alcohol de los whiskies es alta y evidente. Aunque muchos emplean el agua en su elaboración para adecuarlo a un mayor público, igualmente resulta una bebida fuerte. Esta presencia tan elevada en muchos paladares puede enturbiar la correcta apreciación de todos los matices de un whisky, enmascarando aromas y sabores, y este es el motivo por el que rebajarlo con agua ayuda a su cata, especialmente si hablamos de whiskies fuertes.
Es importante señalar que el agua debería estar a una temperatura ambiente y que, lo ideal, es ir probando poco a poco. Al principio, con el agua que cabría en el tapón, podríamos probar. Si vemos que el whisky no se ha abierto lo deseado, añadimos un poco más hasta llegar a apreciar todos esos nuevos aromas y sabores que nos pasaban desapercibidos por el alcohol.
Tomar whisky con hielo
Un clásico la mar de cinematográfico, ¿verdad? Acercarse a una barra, ponerse de lado, acomodar un codo en ella y pedirle al camarero un whisky on the rocks. Pero no es oro todo lo que reluce y tomar el whisky con hielo, por muy común que sea, no es del todo recomendable si lo que deseamos es apreciarlo en toda su dimensión.
La razón es que el hielo, al enfriar súbitamente el destilado, provoca que todos esos aromas y sabores que contiene queden relativamente anulados. Esas cualidades organolépticas quedan cegadas por la temperatura aunque, es la parte positiva y el motivo por el que muchos emplean hielos, aplaca la sensación que provoca el alcohol. Igual no es recomendable tomar un whisky extraordinario on the rocks, pero sí uno más normal que no busca precisamente un análisis olfativo y gustativo.