Hōchō, la elegancia de Japón a la valenciana

No apto para puristas de la cocina japonesa. Este podría ser un buen titular para este proyecto de la familia Honrubia. En él la tradición nipona se mezcla con la aportación de la cocina valenciana. La palabra Hōchō hace referencia a un tipo de cuchillos japoneses que se utilizan para los cortes del pescado. Así que más que una fusión, es un matrimonio de sabores bien avenidos.

Hōchō

Situado en la planta baja del Hotel SH Valencia Palace, en el Paseo de la Alameda, Hōchō es un espacio de líneas limpias, diáfano y de ambiente acogedor donde la madera destaca para proporcionar un punto de calidez. Para llegar hasta él hay que recorrer toda esta planta. El interiorista Julio Guixeres diseñó esta combinación de formas y texturas muy acorde con la estética zen, minimalista, solo rota por detalles como la grandiosidad de sus columnas o el color dorado y lujoso. La cocina abierta, con una barra de estilo japonés, fue encargada a David García, de Gastrolover At Work. La barra, en efecto, es un imán visual y el lugar privilegiado para quien desee ver las elaboraciones en directo. La sala tiene capacidad para unas 50 plazas y, además de sentarse en la barra, los comensales pueden acomodarse en unas cómodas sillas. También disponen de algunos reservados.

Hōchō

Con este proyecto Nacho Honrubia, tercera generación de una de las sagas hosteleras más importantes de Valencia, abandonó Komori (en The Westin Valencia) por desacuerdos con el hotel y dio el paso de abrir Hōchō un año después, el pasado 15 de marzo de 2021. La familia Honrubia ya poseía otros dos afamados negocios: La Principal y Aragón 58, próximos al hotel Valencia Palace. Sin embargo, aquel año -el de la pandemia- era un momento de enorme incertidumbre: el apoyo del hotel fue el empujón definitivo. No era algo planeado, y aún así abrir Hōchō les permitió corregir fallos y concentrarse en lo que ya hacían bien, no solo en la carta, sino también en la sala o en el servicio.

Hōchō

Gran parte del equipo de Komori emigró a Hōchō, excepto Andrés Pereda, el chef. El jefe de sala es Oscar Benavent y la sumiller, Inés Garzo. Por otro lado, el menú es muy similar al que servían en su anterior espacio. Nacho considera que ambas tradiciones, la japonesa y la mediterránea, tienen una base culinaria tan inmensa que la combinación las hace absolutamente compatibles. Ejemplos evidentes son su sashimi de salmonete, el usuzukuri de besugo o el nigiri de capellán. Llaman a la atención el usuzukuri a la manteca negra o el "a l'ast" (vieira con aliño de carne asada) y platos originales como la tempura de piparra. Son populares entre la mayoría de los clientes el nigiri de huevo de codorniz (en general todos los nigiris son un "must" del restaurante) y las gyozas wagyu. En los postres volvemos a ver clásicos de Komori como sus buñuelos de calabaza con chocolate o la tarta de queso al té verde, otro homenaje a la gastronomía asiática.

Hōchō

No hay menú de ningún tipo, solo carta, que no es excesivamente extensa, peculiaridad que sí tiene la bodega, por lo que los comensales no tienen problemas para escoger bebidas a su gusto. En Hōchō ofrecen un maridaje con sake gracias al sumiller de esta bebida, Sergio Rubén García. Tienen una variedad de sakes muy adecuada, como el Kozaemon Bizen Omachi, elaborado con el mejor arroz para fabricar sake, y algunos muy complicados de conseguir como el Tairou Koshu. Y si no se es un amante conocedor de la cocina nipona, se puede preguntar recomendaciones al jefe de sala. El servicio es silencioso y atento, pero exclusivamente cuando se le requiere. Hōchō pretende ser un espacio armónico en todos los sentidos.