Si tienes alcachofas en casa y no puedas prepararlas todas en el momento, una buena forma conservarlas intactas durante más tiempo es congelarlas. El único pero es que, a diferencia de otros alimentos, las alcachofas requieren algunos pasos previos para que puedas mantenerlas en perfectas condiciones.
Sin embargo, antes incluso de pensar en congelar las alcachofas, debemos tener en cuenta que al descongelarlas lo más probable es que se oxiden rápidamente y que su sabor no sea el más agradable. Por eso te damos una serie de consejos que evitarán que las alcachofas se arruinen. Siguiendo nuestros trucos tendrás las alcachofas a punto para, nada más descongelarlas, poderlas utilizar en recetas tan ricas como las alcachofas con jamón o la tortilla de alcachofas.
Cómo congelar las alcachofas
Primero tendrás que lavar las alcachofas, así como retirar las hojas exteriores que no necesitas ya que son las partes más duras —hay formas de aprovechar las hojas más duras de las alcachofas en la cocina—. Después tendrás que cortarlas como prefieras o incluso dejarlas enteras. La clave para congelar las alcachofas está en escaldarlas previamente. Así además de evitar su oxidación las tendrás listas para prácticamente cualquier elaboración.
Una vez las tengas limpias, deja reposar las alcachofas en bol con agua y el zumo de un limón durante 1 minuto para que evites que se pongan marrones. Para escaldarlas bastará con sumergirlas en agua hirviendo durante 3 minutos para pasado el tiempo retirarlas del agua y sumergirlas en un recipiente con agua fría y hielo para cortar la cocción de inmediato. Una vez escurridas, recomendamos que las seques cuidadosamente con un paño de algodón o papel de cocina absorbente. Entonces podrás colocarlas en bolsitas de congelación y guardarlas en el congelador hasta que las necesites para cualquiera de las recetas con alcachofas que puedes hacer en casa.