La cocina clásica está llena de preparaciones que conquistan sin aspavientos, pero dar de comer y crear felicidad con esa filosofía no es tan sencillo. La fórmula mágica suele pasar por la calidad del producto, el ingenio de la carta, la atención al comensal o la relación calidad-precio. Conceptos y aspiraciones fáciles de teorizar pero tremendamente complejas de satisfacer que marcan el día a día de muchos hosteleros que quieren sobrevivir, y que quieren hacerlo durante mucho tiempo.
La PenelaLa historia de María Barallobre y Antonio Simón, al menos la más apegada a la gastronomía, cumple con esos principios y comienza en 1989 al abrir un pequeño restaurante a las afueras de Betanzos, lo que ya anticipa si han cumplido o no con el reto. El proyecto de este matrimonio gallego crecía después con un nuevo negocio en la plaza de María Pita de A Coruña al que se sumarían sus hijos Miguel y Javier. Con la llegada del nuevo siglo apostarían por la celebración de eventos aprovechando la adquisición del Pazo de Cela en Cambre o del Pazo de Villar de Francos en Carballo. Hoy, La Penela cuenta también con dos establecimientos en Madrid, otro espacio en Bogotá, la próxima apertura de una sucursal en París y esta embajada en la ciudad condal que hoy visitamos.
Lo que la familia ofrece en esta casa de comidas situada en el barrio de L’Eixample de la ciudad condal, en un edificio señorial en pleno paseo de Gràcia, es el perfecto ejemplo de lo que hacen cada día: ofrecer producto gallego de la mejor calidad con pescados, mariscos y carnes traídas desde la región, productos de huerta fruto de sus propias instalaciones agrícolas o vinos resultado de su trabajo viñador. Cocina de producto que conquista y reconforta presentada por un servicio afable y hospitalario que mantiene más vivo que nunca el espíritu de los orígenes.
La PenelaParar en busca de un trozo de tortilla, especialidad de la casa, permite apreciar un bocado con la proporción justa entre huevos caseros y patatas de la mejor calidad cultivados con mimo que transporta de inmediato hasta los orígenes de la marca en la capital mundial de esta tapa patrimonial. La empanada de zamburiñas o el imprescindible pulpo a feira también rezuman ese carácter gallego, íntimo, un punto melancólico y sabroso. El marisco en función de la temporada y de lo que la lonja ofrece cada día suele contar entre su oferta con almejas, percebes, centollos o cigalas previamente seleccionadas. Si se desea pescado la merluza, el mero o el rodaballo son opciones seguras servidas en su punto justo de cocción.
La PenelaLa carta ofrece diferentes opciones de carne, entre ellas la mítica ternera asada La Penela popularizada en su local de A Coruña, un intenso guiso a fuego lento y cargado de cariño. Carne de primera calidad servida en rodajas junto a un caldo reducido de sabor tradicional, verduras, vino tinto, patatas… Resistir al mágico encanto de esta preparación casera hace apetecibles otros platos de casquería como los callos a la gallega o cortes tiernos de vacuno como el entrecot o el solomillo.
Sentados a la mesa de una familia gallega no faltarían unas filloas o una leche frita para cerrar una comida o cena, manteniendo los principios de modestia, esmero y gusto por las cosas bien hechas. La carta de vinos aprovecha la diversidad de los vinos de la región oteando también las principales D.O. nacionales como Rioja o Ribera del Duero. Un viaje gustativo para llevarnos del centro de Barcelona a la mesa de Galicia.
La Penela
Cuina GallegaCalle Pau Claris, 9708009 Barcelona
935172666
lapenela.com/barcelona
Gallega
30€-60€