Para los que busquen el encanto de un mercado de abastos tradicional donde convive lo clásico con lo contemporáneo, el Mercato Campo dei Fiori es el lugar indicado. Ubicado en la plaza con el mismo nombre y a escasos pasos del río Tíber o la basílica de Sant’Andrea della Valle, es uno de los mercados más antiguos y conocidos de la ciudad de Roma.
Operativo de lunes a sábado de 7:00 h a 14:00 h, en la Piazza Campo dei Fiori, una explosión de colores se revela ante los ojos de cualquiera de los visitantes. Las fresas y arándanos de los puestos de frutas, el naranja de las zanahorias y melocotones junto con colores como el rojo, amarillo o verde de las salsas para condimentar los diferentes platos de pasta fijan la atención en cada uno de los puestos. Visitar este lugar es una auténtica fiesta para los sentidos donde además se puede disfrutar de música en vivo a cualquier hora del día gracias a los músicos callejeros que animan el ambiente.
Historia de Campo dei Fiori
Hasta bien entrado el siglo XV, en lugar de esta céntrica plaza bien conocida por visitantes, turistas y lugareños ocupaba el espacio un campo de flores, de ahí el nombre con el que se conoce a día de hoy. No fue hasta mitad de siglo cuando se dotó a la zona de un original empedrado que contribuyó a que el espacio se convirtiera en un importante punto de encuentro de la ciudad. La plaza se convirtió en lugar de paso obligatorio de importantes personalidades, tales como embajadores y cardenales, y al poco tiempo se organizó un mercado de caballos dos días a la semana. Con ello, empezaron a surgir todo tipo de locales, comercios, albergues y talleres de artesanos.
La historia del mercado como tal comienza en 1869 cuando en la Piazza Campo dei Fiore se instalaron los “vignarole”, señores que venían directamente del campo para vender sus verduras, frutas y hortalizas. Así, con el transcurso de los años, el humilde mercado se fue expandiendo y también la oferta de productos, de manera que los clientes empezaron a encontrar, además de frutas y verduras, diferentes puestos de flores, carnes, pescados, especias, cereales o legumbres.
A día de hoy el lugar ha cambiado bastante, pero no pierde su esencia de mercado tradicional al más puro estilo europeo. En este espacio se congregan tanto los habitantes de la ciudad en busca de ingredientes que provienen directamente de la tierra como los visitantes atraídos por esas variadas y coloridas instalaciones.
Entre los puestos del mercado
En la Piazza Campo dei Fiori los tenderos comparten cada día su alegría con los visitantes, turistas y lugareños que se acercan al lugar en busca del mejor producto italiano.
Dos de los tenderos testigos de los cambios que han ido sucediendo en el mercado a lo largo de los años son además conocidos por todos los habitantes de la ciudad y se han convertido en protagonistas indiscutibles de la plaza. La Signora Franca ya cuenta 80 primaveras atendiendo su puesto de frutas y verduras, que pertenece a su familia desde hace 150 años: "Mi madre crió a 8 hijos, todos en cajones de verduras, antes no había cochecitos”. Franca ofrece además, con ese entusiasmo que la caracteriza, una degustación a los visitantes: "Antes de comprar nada, prueba una clementina, saborea las uvas…".
Justo enfrente encontramos el puesto de Mustafa, que se hizo famoso gracias a los vídeos que los propios visitantes subían a YouTube. Del mismo modo que entretiene y divierte a los curiosos que pasan por su puesto, Mustafa exhibe las múltiples potencialidades de su mágico pelador de verduras cortándolas y dándoles curiosas formas: espirales de patata y calabacín, fideos de zanahoria, tubos de patata…
No podemos olvidarnos de las tiendas de embutidos, tan apreciados en Italia, como La Antica Norcineria Viola, donde el bisnieto de los fundadores muestra orgulloso toda la gama de embutidos caseros que cuelgan de los techos de su tienda (35 tipos diferentes de salami, prosciutto, panceta, mortadella, guanciale…). En Forno Campo dei Fiore podemos encontrar todo tipo de panes artesanales, porciones de pizza, focaccia, paninis y dulces que pueden comprarse y disfrutarse mientras se pasea por el mercado. Es cada vez más frecuente la proliferación de tiendas de vinos y bebidas artesanales como el famoso limoncello, así como puestos que venden comida preparada como pastas con todo tipo de salsas: pesto, puttanesca, arrabbiata, carbonara...
Algunos de los tenderos van más allá de la venta de sus productos, ya que además lo acompañan de alguna receta tradicional que ayude al consumidor a prepararlo según la tradición de las nonnas italianas. Igualmente se pueden encontrar verdaderos artículos artesanales fatto in Italia, lo que a día de hoy tiene un valor incalculable por el saber hacer de los maestros artesanos.
Incluso algunos tenderos venden genuinos complementos previamente seleccionados, como bolsos y cinturones hechos completamente a mano en el país. No podemos tampoco olvidar los bonitos puestos de flores que colorean la plaza en diferentes tonalidades. Además, recientemente se han agregado pequeñas tiendas de utensilios de cocina, ropa e incluso souvenirs, especialmente orientados a la gran cantidad de turistas que cada día se acercan al lugar.
Vida nocturna y ocio en la Piazza
Algunas horas más tarde, tras la puesta de sol, la zona se transforma en lugar de encuentro de jóvenes turistas y locales que buscan una agradable terraza, bares o restaurantes donde tomar el aperitivo, disfrutar de una agradable cena al aire libre o tomar un helado a un precio asequible. De hecho, en la mayoría de las barras de los bares disponen suculentos y variados aperitivos para acompañar las bebidas como son paninis de todo tipo, platos de embutidos y quesos tradicionales, bruschettas, focaccias…
El lugar merece una visita: su ubicación en una típica piazza romana con suelo de adoquines, rodeada por edificios de viviendas, bares y restaurantes, con la imponente fuente central, hace que los visitantes respiren el estilo de vida típico de la capital de Italia. La plaza al completo está abarrotada de puestos con sus correspondientes sombrillas que protegen a los tenderos y sus productos de las inclemencias del tiempo, porque si algo está claro, es que ya sea con frío o con elevadas temperaturas, el mercado sigue funcionando todos los días a excepción de los domingos.