Si algo debimos aprender de la cocinera valenciana (y del mundo) Begoña Rodrigo es que apenas hay en ella ápices de conservadurismo. También que le chifla salirse por la tangente y romper moldes, asumir aquello que otros no se atreverían, abastar territorios ignotos y que deparan riesgo. Begoña, librepensadora, visceral como ella sola, lo hace. Y vuelve y vuelve a hacerlo.
NómadaConsolidada La Salita como un bastión en el que las temporadas pasan elegantes y le sientan a cada ciclo mejor (pocos escenarios tiene Valencia con una calidad-precio tan fetén), planeado su nuevo proyecto en la huerta en el que cultivar y cocinar, Rodrigo recibió una de aquellas oportunidades con reverso: abrir un restaurante en un centro comercial, Bonaire, cuyas pretensiones pasan por elevar el nivel gastronómico ante la gran cantidad de usuarios que pasan continuamente por sus instalaciones, en la periferia valenciana. La elegida era ella. Un reclamo de altura. Al mismo tiempo un aviso: el peligro de que su propuesta no encajara en un contexto poco acostumbrado hasta entonces a contar con propuestas como la de la chef.
Avisábamos: Begoña no se achanta. Imaginó todo un canto a lo transfronterizo, un viaje a ninguna parte que es la mejor manera de llegar a todas. Le llamó Nómada, un compendio -también- de sí misma, de su virtud prematura por volar entre países para curtirse y encontrar nuevas ventanas. Vistió su restaurante como una florida parada repleta de guiños a tierras silvestres. “Te haremos perder el rumbo respecto a todo lo que hayas probado antes, en un viaje hacia la libertad en la cocina”, anunciaron. “En Nómada sólo encontrarás una frontera en nuestro recorrido, la temporalidad de los alimentos que se sentarán a tu mesa, llegados directamente de nuestro entorno más cercano para contribuir a una forma de cocinar más verde, saludable y sostenible”.
La percepción de que aunque la cocinera lleve años asentada en Valencia su cabeza no ha dejado de rodar geografía tras geografía.
Nómada no es La Salita, ni una versión de La Salita, ni un spin-off de La Salita, aunque bebe en un mismo afán por causar sorpresa y cobijar al comensal. Aquí es la barra, bien extensa, la protagonista, la que configura circular el restaurante y pone al espectador sentado frente a la obra, que es la cocina, cara a cara.
Ante la carta implosiona un Nómada elevado de color, libre de cualquier atadura, dispuesto a jugar. La clientela, posiblemente nueva en el universo Rodrigo, se dio un periodo de conocimiento y prueba y han acabado por dejarse conquistar y entablar una relación estable.
Circulan sobre la barra las croquetas de ceps, los chips de sardinas con holandesa (la habilidad de la cocinera para reimaginar), arroz inflado y guacamole, mejillones curry verde, sardinas braseadas y causa limeña de Huancaina, cerdo Mantou en gua bao con papada frita… y pastrami sandwich club. Y alcachofas, huevos fritos y jamón.
Begoña Rodrigo, en un formato renovado y atrevido, lo ha vuelto a hacer.
Nómada
Centro Comercial Bonaire. Carretera A3, km 345. Primera planta, local 746960 Aldaia (Valencia)
961061834
eatlikeanomada.com
Española, Internacional
14€-50€