Nozomi en japonés significa deseo, pero también remite al servicio de trenes más rápido de Japón. Nozomi, desde hace apenas un mes -un tiempo imprudente para grandes sentencias, un tiempo suficiente para enamorarse perdidamente- es el restaurante que está provocando el suspiro a toda la tropa que acude ansiosa a ver la novedad en la calle Pedro III El Grande. Es una calle que, sin demasiada pretensión, captura la esencia del cambio en una ciudad como Valencia, donde toda la sarta de tópicos desaparece en un juego latente al que sólo hay que asomarse. Transformación en progreso.
Fotografía cortesía de Nozomi Sushi BarEn mi idioma propio Nozomi significa más cosas. El valor de enfrentarse a la monotonía y asestarle un guantazo bien fuerte. La reflexión en torno a por qué tirar de inercia cuando se puede hacer mejor todavía. Significa asumir los riesgos de intentar alcanzar una ambición, en lugar de hacer caso a los voces de la corte llamando al inmovilismo. A veces los lugares donde comemos nos dan lecciones. Y sucede aquí, Nozomi Sushi Bar. Donde una pareja, Nuria Morell y José Miguel Herrera, perdidamente enfermos de la cultura japonesa -pero me temo que todavía más de acometer con suma profesionalidad aquello que les apasiona- revolucionaron a su propia comunidad de fans cuando, a finales de 2014, como preparando la esquela propia, anunciaron que cerraban el Sushi Home, plaza de culto, donde habían hecho proselitismo del nigiri, donde -esto se lo leí a alguien, pero no recuerdo a quién; discúlpeme- habían educado el gusto de decenas de militantes de la comida japonesa y, en suma, entregado largos momentos de felicidad. Muerto el Sushi Home -sin más explicaciones; luego supimos que la causa tenía nombre: la ambición-, ¡viva Nozomi!
Insiste una amiga en el placer, rozando el erotismo, que le causa ver el movimiento de manos de quienes poseen una técnica depurada frente al pescado. Estamos en la barra de sushi, cara a cara con la cocina (la diseñó Nuria Norell para atender a cada una de sus necesidades), y allí nos quedamos hipnóticos perdidos ante las manos en juego de Nuria. Ejecutará cada plato con la precisión cirujana. No valen pamplinas, no valen sucedáneos. Pureza y verdad, camaradas. Allá la ventresca de atún toro, pulpo y ánguila. Marcha al sashimi, el nigiri y el usuzukuri. La cocina from Japón siempre me causó la intriga del que mira con los ojos inexpertos pero esforzados. Nuria Morell y José Miguel Herrera, tan sencillos, con tan poca tontería, son de ese tipo de anfitriones que no sólo te hacen comer bien, que no sólo te enseñan, sino que provocan que cuando marches tengas ganas de seguir aprendiendo.
Fotografía cortesía de Nozomi Sushi BarSeguro que Nuria y José Miguel se equivocarán más de una vez, tendrán malas tardes y deberán afrontar crisis de identidad ante una clientela que ya no va a ser sólo la fiel sino la masiva (las expectativas de su restaurante han crecido exponencialmente desde el día de la inauguración), pero todo eso dará igual porque el proyecto se asienta sobre la verdad. Una pareja arriesgando para lograr su gran deseo. Eso significa Nozomi. A todo esto, luego está el escenario. La atmósfera leve, partículas oníricas suspendidas en el ambiente. Ahí están las fotos, describiendo mejor. Le pregunté a José Miguel dónde apareció la idea de que su restaurante tuviera este aspecto, tan ligero. En la estancia en Kyoto vieron esto mismo. No dudaron. Era su mundo compilado en unos cuantos metros cuadrados. La valenciana Más Que Espacio ha hecho el resto. La personalidad en cada esquina, tanto que la vajilla se la trajeron en el avión entre bártulos. Me asomo al frente, en una ligera atalaya, donde tienen unas cuantas mesas a modo de reservado. Y ojeando desde allí el resto del Nozomi, el espectáculo -y mira que es cursi pero necesario lo que voy a soltar- se asemeja a un campo de cerezos en flor.
Nozomi Sushi Bar
Calle de Pere III el Gran, 1146005 Valencia
961487764
nozomisushibar.es
Japonesa, Asiática
30€-50€