Manuel Vázquez Montalbán fue construyendo a su personaje más conocido, el detective Pepe Carvalho, a través de una larga y cínica observación de la sociedad española del tardofranquismo y la transición democrática. A través de él pudo despacharse a gusto sobre numerosos elementos de la política y la realidad cultural de su época, desde su pasado comunista a su desencanto y contradictorios últimos años. Pero si algo caracterizó a este detective de numerosas facetas fue su pasión por la comida y la bebida.
Junto a su ayudante, Biscuter, Carvalho recorre numerosos restaurantes, bodegas y bares, en una orgía de comida que no hace ascos ni a la comida tradicional ni a las últimas tendencias de su época. Montalbán se recrea en la descripción de los platos de comida que su personaje se metía entre pecho y espalda. De hecho, esta manía culinaria ha creado escuela entre otros escritores, como se puede apreciar en el famoso Comisario Montalbano, creación de Andrea Camilleri, nombrado así como homenaje al autor barcelonés.
Está claro que el reflejo gourmet de Carvalho provenía del propio Montalbán. Al margen de su labor como novelista, publicó algunos libros y ensayos dedicados al mundo de la cocina, de entre los que habría que destacar algunos como Contra los gourmets, Cocina catalana y Recetas inmorales.
Pero, como decía el propio Carvalho, “hay que beber para recordar y comer para olvidar”. A lo largo de las páginas de sus novelas aparecen numerosos restaurantes reales, como Casa Leopoldo, el Cathay… quizá su obra más gastronómica sea Los mares del Sur. Allí podemos encontrar una verdadera guía de platos abrumadora, como el arroz a banda, las judías blancas con almejas, pan con tomate, patatas con chistorra, flaons, berenjenas con gambas… y así hasta completar un sinfín de platos.
@elcocinerocaseroPero había más: los buñuelos de bacalao de Can Lluis -local fundado en 1929-, o el rabo de buey estofado típico de Casa Leopoldo. No le hacía ascos a cosas que hoy en día nos parecen normales, pero que en 1980 eran toda una novedad, como el sashimi. Eso sin dejar de lado la comida tradicional, como el tortell catalán.
Tampoco podemos dejar a un lado la bebida claro. Carvalho era todo terreno, y cambiaba pronto de un tinto con el que tomar una buena carne a un Blanc de blancs para el plato de pescado. Sin olvidar los cócteles de cava del Boadas o bebidas llegadas del otro lado del charco, como el pisco sour.
Eva SalorioToda esta exuberancia gastronómica ha sido recopilada en varios libros dedicados a seguir tanto las huellas del detective Pepe Carvalho como del periodista Vázquez Montalbán, de entre los que habría que destacar Las recetas de Carvalho, prologado por el propio autor. Para los más fans, todavía hoy se celebran rutas por Barcelona en las que disfrutar de los platos y los locales favoritos del autor.