En el viejo Carmen de Valencia una joven valenciana, Raquel Cernicharo, construyó una trinchera desde su primer despuntar como cocinera. Lo intentó con un italiano, Paparazzi, con el que ofrecer una comida italiana digna. Pero solo era un atajo para poder convertirse en lo que deseaba: una cocinera ajustando su realidad a la de sus ambiciones.
Desde bien pronto tuvo que levantar a pulso su vida, sin concesiones para la relajación a futuro. Convertirse en adulta antes de tiempo imprimió en su carácter un brío que la caracteriza no sólo como cocinera, sino como persona. Tan independiente como para armar ella sola aquello que los demás no creían. Tan dedicada como para acabar largos servicios y llegar a casa de madrugada para hacer mil y una probaturas en la cocina privada. Tan creativa que la cocina es sólo una manera más de expresarse, junto a la pintura, a la cocina…
El embrión de un proyecto ambicioso se alimentaba silenciosamente. Cernicharo obraba el empeño para autofinanciar su propósito. De aquellas formaciones sin red de seguridad que requieren llenar las mesas para poder dar el siguiente salto. Detrás de tanto fulgor gastronómico, de tantas estrellas, hay también auténticas obreras de la cocina que se tambalean, cuyo destino depende de esfuerzos aderezados de buena fortuna. Aquí un ejemplo.
Raquel lo empezó a lograr cuando decidió apostarlo todo por Karak, esta vez el restaurante era tan suyo que quiso darle una personalidad inequívoca. El nombre sería también el suyo: Ka Rakel (Casa Rakel), bien lleno de ‘k’, emblema de su alborotada independencia. La imagen correspondería al ciervo, animal totémico también tatuado en su brazo y que representa su pasión por la carne de caza, su origen manchego, desplegado en detalles por toda su carta.
KarakMientras ella crecía como cocinera, su restaurante emergía. Karak se ha ido convirtiendo calladamente en uno de esos locales que circula de boca en boca. Las mesas se llenaron. Raquel apareció en la tele -concursante de Topchef. Su Instagram siguió detallando sus imaginaciones trasladadas al plato: Ceviche de corvina con agua chile de remolacha y puré de calabaza asada picante, Cerdo ibérico con miel de caña y romero, su icónico black salmon…
KarakUna cocina de tierra, raza y caza, de sabor puro asociado a mil y una fórmulas viajeras tomadas por guiño por una Raquel universal. Y una sensación curiosa: la de asistir a una cocinera visceral cuyos progresos, incluidos los atascos creativos, son transparentes. Establece con el comensal una simbiosis.
Pero el nuevo capítulo en la vida de Cernicharo está a punto de llegar: junto a la cadena hotelera One Shot abre un nuevo Karak en el centro de la ciudad, más grande, más ambicioso. La nueva apuesta. Tendrá 200 metros2, diseñado por CuldeSac. "Queríamos trasladarnos. Es algo que teníamos claro. Yo necesito unas instalaciones mejores para cocinar. Cuando Felipe (Felipe Mendieta, consejero delegado de One Shot) me enseñó el espacio para el restaurante en el nuevo hotel lo vi claro. Y además cumplía una de mis premisas innegociables: continuar vinculada al Barrio del Carmen donde creo que tanto mi propuesta como mi filosofía encajan perfectamente", señala la cocinera.
El nuevo reto de Cernicharo empieza.
Restaurante Karak
Calle Baja, 4246003 Valencia
963154588
www.restaurantekarak.com
Fusión
20€-32€