El 24 de febrero se celebra el Día Mundial de los Nachos, uno de los snacks mexicanos más famosos del mundo. Por eso, vamos a aprovechar este día para hablar un poco más de su historia. Detrás de estos triángulos de maíz habitualmente servidos con queso, guacamole y chili hay muchísimo que contar. ¿Sabías que, aunque sus tortillas sean de origen precolombino, su receta nació, de manera totalmente improvisada, en un restaurante de Piedra Negra, México, allá por el año 1940?
Y no te creas que debe su nacimiento a un cocinero al que se le encendió la bombilla y empezó a hacer pruebas en su cocina hasta dar con su elaboración. Para nada fue así. Tanto su receta como su nombre surgieron de imprevisto, casi puede decirse que fue fruto de una confusión.
La curiosa historia que hay detrás del nombre de los nachos
Para irnos al nacimiento improvisado de la receta y del nombre de los años tenemos que remontarnos unos años hacia atrás, a 1940, y meternos en el interior de un restaurante muy popular de Piedra Negra, México, el Victory Club.
El Victory Club era un restaurante muy popular en aquellos años porque estaba muy cerca de la Base Aérea Militar del Ejército Eagle Pass, de ahí que fuera muy frecuentado por los soldados que se pasaban por sus instalaciones, de vez en cuando, a tomarse un refrigerio.
Un día, entraron por su puerta un grupo de mujeres estadounidenses, esposas de algunos de estos soldados, buscando un sitio para comer algo, con tal mala suerte de que, justo en ese momento, no había ningún cocinero en el Club, ya que era una hora de descanso entre la comida y la cena.
La única persona que estaba en el restaurante era Ignacio Anaya García, el maître del local. Ignacio no tuvo ningún problema en meterse en la cocina, aunque no fuera su trabajo, a improvisar un bocado rápido para aquellas mujeres. Así que, en un momento, cogió unas tortillas de maíz, ralló por encima un poco de queso Wisconsin, lo derritió un par de minutos y añadió unas rodajas de jalapeños como broche final.
Las mujeres, en cuanto lo probaron, se quedaron maravilladas con su sabor y textura. Y aquí es donde viene la parte divertida de la historia: una de ellas le preguntó a Ignacio que cómo se llamaba el plato, pero él entendió que le estaba preguntando por su nombre. Y, ¿cuál fue su respuesta? Nacho (el diminutivo de su nombre, Ignacio, que era como lo llamaba todo el mundo). De esta manera tan accidentada, el plato se terminó bautizando como «Nachos».
Fue tal el éxito que consiguieron estos primeros nachos que se corrió la voz y el Victory Club se vio obligado a añadirlos como un plato nuevo dentro de su menú. Locales de la zona empezaron a imitar su receta y, así fue extendiéndose. En 1961, el Victory Club cerró. Eso sí Ignacio decidió abrir su propio local al que, lógicamente, llamó Nacho.