Originaria del sur de Italia, la mozzarella es un queso fresco tradicional que adquiere su nombre del verbo «mozzare», que significa cortar. Cremosa, tierna, suave y con una capa de crema bajo su fina piel, este queso fresco es uno de los más irresistibles y versátiles de la gastronomía italiana. Además de saborearla sola, podemos incorporarla en numerosas recetas ya que combina a la perfección con un sinfín de ingredientes.
La mozzarella, tal y como ocurre con otros quesos frescos, suele venir almacenada en un líquido blanquecino que generalmente acaba escurriéndose por el fregadero. Después de saber qué es y ver cómo podremos aprovecharlo en la cocina te aseguramos que no volverás a tirarlo.
¿Qué es el líquido que viene con la mozzarella?
Lejos de lo que podamos pensar, el líquido de la mozzarella no es simplemente agua con sal, sino «latticello», el suero derivado de la coagulación de la misma mozzarella y cuya principal función es la de agente conservante del queso.
Este líquido es fundamental para garantizar, además de la conservación, la frescura del queso. Al igual que no todas las mozzarellas son iguales en cuanto a calidad se refiere, lo mismo ocurre con el «latticello» que las conserva. Podremos reconocer uno de calidad por su color blanquecino y aroma láctico, e igualmente uno malo por ser casi incoloro y sin aroma. Sin duda, los de mayor calidad serán los que conserven mozzarellas con DOP como la Mozzarella di Bufala Campana.
¿Cómo usar el líquido de la mozzarella en la cocina?
Partiendo de la base de que el «latticello» tiene un suave sabor lácteo y levemente salado -uno incoloro y sin aroma de poco nos servirá en la cocina- podremos utilizarlo en más de una preparación para realzar los sabores de nuestra receta.
Para enriquecer salsas
Por ejemplo podemos utilizarlo como base para la salsa de una pasta con queso para enriquecerla. Es importante que lo agreguemos a las recetas de salsas poco a poco y cuando la salsa aún esté caliente de manera que quede bien integrada.
En masas
Si queremos hacer más sabrosa nuestra masa de pan o pizza, un truco que no falla es agregar a la misma el «latticello». Lo haremos cuando estemos amasando, teniendo en cuenta agregarlo poco a poco mientras se va integrando a la masa.
Para hacer más sabrosos los arroces
Tal y como ocurre con nuestros platos de pasta, podremos enriquecer arroces como el rissotto agregando el suero de la mozzarella. La mejor manera de hacerlo es al final de la cocción del arroz, con el fuego apagado y sin dejar de remover.
En sopas
Cualquiera de las recetas de sopas que estemos cocinando quedará más sabrosa si le agregamos el «latticello», que además de proporcionar un gusto levemente salado otorgará a nuestra sopa matices lácteos muy suaves.