Junto con Ibiza, Marbella y Tenerife, Madrid es la cuarta ciudad española que cuenta con un hotel Hard Rock, una de las compañías más conocidas a nivel mundial. De hecho, está presente en 69 países diferentes con un conglomerado empresarial que incluye hoteles, casinos, cafeterías, espacios para actuaciones y tiendas.
El de la capital de España se sitúa muy cerca del famoso "triángulo del arte", prácticamente enfrente del museo Reina Sofía (junto al Thyssen y al Prado, la tercera pinacoteca más importante de la ciudad). No es raro encontrar en su lobby (sobre el que pende una curiosa y colosal escultura con forma de guitarra) a un buen número de extranjeros atraídos por la oferta y la popularidad del establecimiento. Y es que la música está presente en todo el hotel, desde los cuadros de arte contemporáneo que cuelgan de las paredes a la banda sonora que suena nada más llegar. La experiencia musical llega al punto de que los clientes pueden disfrutar de listas de reproducción seleccionadas en su habitación o, incluso, tocar una guitarra eléctrica.
Es lo que hace único, distinto, a un Hard Rock. Se aprecia nada más atravesar el hall, donde se ven algunos recuerdos musicales icónicos (desde una guitarra acústica de Antonio Vega a una chupa de cuero de Miguel Ríos o las botas de plataforma de David Bowie), que forman parte de una de las colecciones más valiosas del mundo: comenzó con una guitarra de Eric Clapton y hoy cuentan con más de 86.000 piezas que se exponen en los distintos establecimientos.
Americano y mediterráneo
Sessions, es el nombre que recibe el restaurante del Hard Rock madrileño. Nombre inequívoco, con un aire de dinner americano, en el que el espacio "está inspirado en una guitarra española y listas de reproducción que han sido creadas en colaboración con narradores, un historiador de música y un músico", cuentan desde el hotel. La idea del equipo de interiorismo que lo ha diseñado, el grupo Rockwell, es jugar con colores y texturas que vayan cambiando a lo largo del día. Y es que el restaurante abre desde las siete de la mañana hasta por la noche, cubriendo todas las expectativas gastronómicas que tiene un lugar como éste: desayunos, brunch, aperitivos, comidas y cenas. Para ello cuenta con el espacio interior, cómodo y agradable, y una terraza al aire libre con vistas sobre el jardín y la piscina.
El encargado de hacer posible una oferta culinaria que contempla tantas propuestas distintas es el cocinero Juan Hely Pérez, profesional de larga trayectoria en un buen número de establecimientos hosteleros del país (sobre todo Canarias y Baleares). Además, fue también chef ejecutivo del restaurante Habanera Colón, del grupo Larrumba.
Aquí, Juan Hely opta por una carta en la que conviven elaboraciones de la cocina actual, sabores propios de la tradición mediterránea y platos clásicos de corte internacional. No faltan tampoco productos tan definidos de la gastronomía española como los embutidos ibéricos o las tablas con quesos del país, que sirven con pan de cristal.
Se puede empezar con distintas propuestas para compartir (algunas de ellas, en medias raciones, lo que permite probar más cosas), como las croquetas de jamón con salsa romesco, las gyozas de cerdo, los tartares (salmón, buey), alcachofas a la brasa, las patatas bravas o la ensaladilla rusa con atún rojo, entre otras opciones. O pedir los ya citados embutidos ibéricos (jamón, chorizo, lomito) o una degustación de quesos nacionales.
También hay un apartado para los arroces, que preparan en llauna, la típica lata cuadrada que permite hacerlos en una capa finísima de la gramínea (los borda Kiko Moya en L'Escaleta, en Cocentaina, Alicante). Del señoret (con el marisco limpio), de setas, melosos de bogavante o de la tierra (con alcachofas y solomillo al romero), llegan a la mesa en la propia llauna (en nuestro caso el arroz estaba un poco pasado de punto) y en raciones generosas.
Al aroma de las brasas
La decena de segundos está protagonizada por las carnes y pescados pasados por las brasas del horno Josper, una de las tendencias culinarias más evidentes de los últimos años. Hay muchos cocineros que se han rendido a su utilización, pues aporta múltiples matices a prácticamente todos los ingredientes imaginables, desde verduras y setas a proteínas, incluyendo mariscos o lácteos, por ejemplo.
Con esta técnica en Sessions preparan la merluza, que va con una salsa beurre blanc de mariscos, el salmón noruego con endivias —también a la brasa— y mantequilla tostada, o la parpatana de atún (la parte más sabrosa del túnido).
Metidos en materia cárnica encontramos el rabo de toro, con boniato asado y espinacas, el secreto de cerdo ibérico o el solomillo de buey (todas las carnes van con guarnición aparte). Pero no pueden faltar los cortes más típicamente americanos, como el T-bone de 1 kilo (un mega chuletón made in USA que incluye lomo y solomillo), el entrecot de 350 gramos, o la hamburguesa Sessions, pan de brioche de curry y cebolla con salsa relish de pepinillo y mayonesa especiada. Sin duda la calidad de la carne queda de manifiesto en la recomendable hamburguesa, jugosa, con sabor y perfectamente asada en la parrilla de carbón. Sin duda uno de los platos que no pueden pasarse por alto.
Con los dulces solo una propuesta yankie, la tarta de zanahoria, y el resto postres de corte internacional, como la tarta de queso, la de cinco chocolates o la selección de helados. En la bodega vinos por copas y una muy pequeña representación vinícola (entendemos que muchos clientes son más de cervezas y refrescos) tarifados a precios gravosos.
A destacar el servicio, sumamente amable, diligente y dispuesto a agradar en todo momento. Un rara avis, tal y como están las cosas. Felicidades.
Sessions Hard Rock
Ronda de Atocha, 1728012 Madrid
915308000
www.hardrockhotels.com/madrid/es/sessions-restaurant.aspx
Mediterránea
30€-50€