Hace más de una década que Alberto de Luna (Santander, 1982) comenzó a escribir críticas de restaurantes en Internet. Fue con 21 años en 11870.com, lo que entonces era poco más que un directorio vitaminado de toda clase de negocios. En no demasiado tiempo, este abogado especializado en fusiones y adquisiciones se convirtió en uno de los usuarios más leídos. Sus opiniones sinceras, con gracia, amenas y realmente útiles servían y gustaban al resto de la comunidad.
Esa experiencia contando al resto si un restaurante valía la pena o no, por qué era mejor pedir un plato u otro, con un trufado del relato a base de anécdotas personales, lo animó a lanzar su propia web, www.dimeunrestaurante.com, en 2015. Ahora, dos años más tarde, las gráficas de visitas superan el millón.
La clave de su éxito se encuentra probablemente en la ayuda real que presta a la hora de escoger una buena mesa. Porque la idea de escribir le surgió cuando se encontró sin información fiable, «cuando me empecé a dar cuenta de que la mayoría de blogs y webs solo hablaban bien de los sitios y no resultaban útiles». Así que con sinceridad, utilidad y diversión, «son mis principales valores», informa al mismo tiempo que intenta entretener al lector huyendo de lo soporífero y la seriedad impostada.
Esta forma de encarar la crítica gastronómica, de ofrecer su opinión sobre los restaurantes que visita pagando todas y cada una de las comidas de su bolsillo, por supuesto, le han hecho ganarse algún enemigo. «Y es que, a determinados periodistas o agencias de comunicación, no les gusta lo que cuento de sus cocineros protegidos», apostilla. «Me resulta muy gracioso la cantidad de veces que me cuentan que gente relacionada con este mundo no se atreve a decir que me leen».
¿Cuáles son los tres primeros alimentos que te entran ganas de adquirir cuando sales de compras?
Ya os aviso que no cocino y debido a la cantidad de restaurantes que visito, cuando estoy en casa, intento comer sencillo y sano para, así, no reventar cuando tenga 50 años.
En cualquier caso, siempre tengo buen aceite, conservas y buen jamón de bellota.
¿Cuál es ese restaurante que repetirías sin parar?
Sin dudarlo, La Tasquita de Enfrente (Madrid), por enseñarme la verdad de cada producto y conseguir magníficas pero sencillas creaciones, con no más de 3-4 ingredientes. Valoro que piensen en las digestiones de los clientes y hacer que estas no sean pesadas, un aspecto que son pocos los que lo tienen en cuenta.
También Nakeima (Madrid) donde, además de rico, me lo paso como en ningún otro sitio.
¿Y cuál el que no has ido pero te mueres de ganas por ir?
Estoy intentando aprender a no morirme de ganas por ningún restaurante; las altas expectativas son muy malas compañeras, pues no pocas veces van seguidas de grandes decepciones. Por tanto, por ninguno muero de ganas.
Sí me apetece visitar, e iré tan pronto haya mesa disponible, a Enigma (Barcelona).
Fuera de España, me gustaría ir a Fäviken, un restaurante perdido por Suecia.
¿En qué placer culpable te gusta incurrir (de vez en cuando) a la hora de comer?
Fumar algún cigarro durante la comida. Sobre todo, en los menús degustación largos, me gusta salir una o dos veces a la calle para despejarme y echar un piti.
¿Cuál es el mejor mercado para ir de compras gastronómicas?
Como he dicho antes, no cocino así que, por lo general, no suelo ir a los mercados a comprar. De todos modos, y por lo que escucho, el Mercado de Chamartín es el que más fama tiene.
Para el día a día, por cercanía, con Mantequerías Bravo y El Corte Inglés Gourmet me vale y, cuando de bebida se trata, acudo a Enoteca Barolo, Lavinia y webs varias.
¿Qué capricho foodie te has dado recientemente o te gustaría darte?
Sin tener en cuenta los restaurantes, pues entonces vivo en un continuo capricho, te diría que los vinos o champagnes, tanto para beber en casa como para llevar a los restaurantes que me lo permiten.
No me gusta pagar más de 150€ por una botella, salvo que lo paguemos entre varios; en ese caso, recientemente han sido unas botellas de Rioja Alta Gran Reserva 890, L’Ermita (Priorato), champagne Salon y Moscatel Toneles Viejísimo de Valdespino.
¿Recuerdas alguna locura que hayas hecho por amor... a la cocina?
Continuamente hago locuras, visito cientos de restaurantes de cualquier punto de España o en el extranjero. Algunas son experiencias maravillosas pero de otras me arrepiento cuando me suponen un pastizal y luego no valen la pena.
Las últimas maravillas han sido Paco Gandia (Alicante), Noor (Córdoba), Lera (Zamora) y BonAmb (Jávea), mientras que la última decepción ha sido mi experiencia con los estrellas Michelin de Shanghai, que podéis leer en mi web.
Siempre me gusta dormir en la zona para así comer y beber tranquilamente. Locuras en el sentido de viajes de ida y vuelta en el día cogiendo 2 vuelos o recorriendo 600 kilómetros en coche, no hago nunca.
¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?
Diría que el buey, actualmente tema muy de moda por el timo de ser vendido en muchos restaurantes como tal, cuando en realidad es vaca. No entiendo esa obsesión por querer tener buey en todas las cartas.
Y en los restaurantes, ¿qué aspecto se sobrevalora?
Me parece ridículo el paripé en la presentación de los platos cuando no va acompañado de un gran sabor, aunque, si el plato está rico, entonces sí que disfruto de la actuación.
¿Y cuál se infravalora?
Muchos restaurantes anteponen la técnica e innovación, buscando llegar a la originalidad máxima y se olvidan del producto y el sabor, cargándose el plato.
¿Tu cocinero/a favorito/a?
Dabiz Muñoz que siempre me sorprende con sabores nuevos. Y Juanjo López (Tasquita de Enfrente) porque disfruto oírle hablar del producto y respeto su honestidad, frente a la mentira que veo en otros restaurantes.
¿Qué crees que debería ponerse de moda en la cocina?
Precisamente, dejar de buscar estar tan de moda. Llevo tiempo diciendo que hay una burbuja que va a acabar explotando. Muchos cocineros terminan por creerse dioses por culpa de lo mucho que se les demanda en los medios, normalmente alentados por las agencias de comunicación o por su propio ego. Solo hay que ver el Instagram de algunos, parecen más modelos que cocineros. O mira la que se ha liado con Jordi Cruz y sus becarios. Tanta exposición en los medios tiene su lado bueno pero también el malo.
Si nos invitas a tu casa a cenar, ¿qué nos cocinarías?
No te invitaría nunca a casa a cenar, te diría que fuéramos a un restaurante.
Pero si no me quedara otra, iría al restaurante Okafú de debajo de mi casa y subiría su rica tortilla de Betanzos y su empanada de bonito. También pondría buen jamón, foie y sobrasada. Y por supuesto, vino y champagne. Como ves, nada que tenga que cocinar.