Con doce o trece años comenzó. Cuando todavía estaba en el colegio, junto a amigos y compañeros de clase grabaron sus primeros cortometrajes. Piezas en formato Super-8, filmadas en el jardín de su casa, que más tarde exhibían en el colegio con exitoso resultado. Desde los nueve años tenía claro que quería ser director de cine y a esa meta dedicaba todas sus energías.
Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977) entró en la Universidad del País Vasco para estudiar Comunicación Audiovisual tras terminar los estudios básicos. Allí, ya el primer día, conoció al que sería otro grande del celuloide español, Nacho Vigalondo. Terminó la carrera y sus primeros pasos en el mundo profesional fueron en televisión. Fue ayudante de realización, entre medias dirigió su primer cortometraje cinematográfico, La primera vez, que fue nominado a los Premios Goya, para en 2003 asumir la dirección del programa humorístico Vaya Semanita, emitido en la televisión vasca.
Dos años más tarde participó en la producción del largometraje Los cronocrímenes, de su amigo Vigalondo, y llevó a cabo el cortometraje Éramos pocos con el que fue nominado al Óscar por el mejor corto de ficción. A estos primeros grandes éxitos se sumó su primer largometraje, Pagafantas, nominado a dos Goya, y otras cintas como No controles, Premio del Público en el Festival du Cinéma Espagnol de Nantes.
Más recientemente ha participado en el guión de la exitosa película Ocho apellidos vascos junto a Diego San José, en 2014, y su secuela, estrenando ese mismo año su tercer largo como director, Negociador. Una tragicomedia inspirada en las conversaciones que el Gobierno español y ETA mantuvieron durante la tregua de 2005. Sobre el mismo grupo armado versará la que será su nueva película, Fe de etarras, también escrita junto a San José. Una «comedia alocada» sobre un comando etarra que espera una llamada para actuar durante el verano de 2010, mientas el país contempla el avance fulgurante de la selección española en la Copa Mundial de Fútbol.
Siendo de Donostia, Cobeaga es también gastrónomo por fuerza mayor. Un aprecio por el buen comer que se observa en sus gustos personales y también en sus trabajos, como el corto Bidexka, contenido dentro de la película colectiva Kalebegiak. Una visión particular de lo que es importante en la ciudad que lo vio nacer: la gastronomía.
¿Cuáles son los tres primeros alimentos que te entran ganas de adquirir cuando sales de compras?
Pollo, atún y mostaza.
¿Cuál es ese restaurante que repetirías sin parar?
El Mollete, en la calle de la Bola en Madrid.
¿Y cuál el que no has ido pero te mueres de ganas por ir?
Muchos, pero especialmente el de Eneko Atxa.
¿En qué placer culpable te gusta incurrir (de vez en cuando) a la hora de comer?
Domino's Pizza. Me enganchó mi novia. Tenemos nuestro propio diseño de pizza con extra de queso, tomate natural, cebolla, pimiento verde y jamón. Es una guarrada maravillosa.
¿Cuál es el mejor mercado para ir de compras gastronómicas?
Viví una temporada en Barcelona y le tengo especial cariño al Mercado de Santa Caterina.
¿Qué capricho foodie te has dado recientemente o te gustaría darte?
Me gustaría dármelo. El plato de tuétano del Punto MX. Es una de las cosas más deliciosas que he probado nunca.
¿Recuerdas alguna locura que hayas hecho por amor... a la cocina?
Lo más loco quizás haya sido ir por primera vez al restaurante Viridiana en pleno julio madrileño, con 35 grados de noche. La locura no fue ir, sino pedir el menú degustación para cenar. Estaba todo buenísimo pero salí rodando y al borde de la lipotimia.
¿Mereció la pena? Por supuesto, pero esa cantidad no está hecha para las noches calurosas.
¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?
El pepino, básicamente porque creo que es la única cosa que no me gusta.
Y en los restaurantes, ¿qué aspecto se sobrevalora?
No lo sé muy bien, quizás el esfuerzo por ser original.
¿Y cuál se infravalora?
Aunque suene contradictorio con lo anterior, que hay muchos restaurantes iguales.
¿Tu cocinero/a favorito/a?
Pedro Subijana, porque creo que combina a la perfección tradición y modernidad.
¿Qué crees que debería ponerse de moda en la cocina?
Los bocatas.
Si nos invitas a tu casa a cenar, ¿qué nos cocinarías?
Lo que mejor me sale son las alubias de Tolosa, pero no las recomiendo para cenar por motivos obvios, así que haría un pastel de merluza, que me sale bastante decente.