Carmen Martínez de Artola es periodista especializada en gastronomía y vinos desde hace más de 15 años. Ha trabajado en algunos de los medios de comunicación más conocidos del país, como Televisión Española y Radio Nacional de España.
En la actualidad es asesora del gabinete de comunicación en la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. No obstante, evita desperdiciar su tiempo libre y lo dedica a su verdadera pasión, a saber, divulgar sobre todo lo que tiene que ver con comer y beber bien. Siendo así, en Bon Viveur teníamos que dedicarle un espacio para que nos contara más acerca de sus gustos culinarios.
¿Cuáles son los tres primeros alimentos que te entran ganas de adquirir cuando sales de compras?
Huevos, huevos y huevos… soy la tonta de los huevos. Y si me das cuatro, un buen pan para mojar.
¿Cuál es ese restaurante que repetirías sin parar?
Hay un puñadito. Taberna Verdejo (ganazas de que abra en su nuevo local), La Piperna, La Buena Vida, Lakasa, La Malaje… esos sitios en los que, además de comer súper rico, me siento tan a gusto que me quedaría a vivir.
¿Y cuál el que no has ido, pero te mueres de ganas por ir?
Montones de millones. Así, a bote pronto voy a decir tres que a día de hoy me parecen imposibles o, cuanto menos, improbables: Etxebarri, Noma y Monk.
¿En qué placer culpable te gusta incurrir (de vez en cuando) a la hora de comer?
Lo primero que me viene a la cabeza son esas patatas fritas mojadas en helado de cadena de hamburgueserías, pero no lo practico desde chica. La verdad es que ahora soy muy buenita comiendo, el bombón de los domingos y poco más, así que estoy libre de culpa.
¿Cuál es el mejor mercado para ir de compras gastronómicas?
Creo que en Madrid ahora mismo Vallehermoso es el más completo, pero vamos, que me encantan todos. Pocas cosas me gustan tanto como caminar por un mercado observando cada detalle.
¿Qué capricho disfrutón te has dado recientemente o te gustaría darte?
Intento darme caprichos todos los días, grandes o pequeños, me da igual. El último un fin de semana de Tragatá, Bardal y Cortijo de los Aguilares en Ronda y a la vuelta a Madrid, botellín con su tapa en el bar Luvi.
¿Recuerdas alguna locura que hayas hecho por amor... a la cocina?
¿Dormir en la encimera?
¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?
El tuétano, al menos en mi vida, no es necesario.
Y en los restaurantes, ¿qué aspecto se sobrevalora?
Ninguno. Cada detalle cuenta.
¿Y cuál se infravalora?
El servicio de sala y en especial el del vino. Todavía hay mucho que mejorar ahí y es la clave para que repitas muchas veces.
¿Tu cocinero/a favorito/a?
Buf, imposible elegir a uno. Por poner algún ejemplo, me encanta la sinceridad de Pedrito Jaén, la elegancia de Ricard Camarena, la memoria de Iván Cerdeño, el mar de Ángel León… y por supuesto la locura de Dabiz Muñoz.
¿Qué crees que debería ponerse de moda en la cocina?
El amor. Así se cocina más bonito.
Si nos invitas a tu casa a cenar, ¿qué nos cocinarías?
En este momento alguna receta mexicana. Siempre que voy de viaje a algún país nuevo me pasa lo mismo, a la vuelta no dejo de cocinar recetas de allí. Un mole de corzo, por ejemplo.