La forma de entender la cocina que tiene Virginia Abascal está ligada inquebrantablemente a la forma que tiene de crear las joyas de su marca: "Verdeagua Alhajas nace en los mercados de mis viajes, que realizo por todo el mundo desde que tengo 15 años. Es ahí, sentada durante horas, observando los puestos de verduras, frutas, de especias, miles de colores y aromas que se quedan en la retina y en el alma y que más tarde transformo en un estilo de vida creando adornos románticos y étnicos para mujeres". Esta diplomática convertida en diseñadora de verdaderos tesoros para nuestros cuellos, lóbulos, dedos y muñecas hace siete años, desprende como pocas personas lo hacen ese exotismo y cosmopolitismo que da el haber recorrido medio mundo desde niña. Esa ventaja junto con un infalible instinto creativo logran la fórmula que da lugar a sus creaciones y a una sensibilidad especial por lo bello: "Ir a mercados, descubrir, observar, y luego cocinar con esos ingredientes es sin duda una de mis pasiones, [...] Es un deleite, una necesidad". Y centrándonos en lo más gastronómico de su ser, Virginia nos confiesa que en su despensa no pueden faltar las especias, que en la nevera reinan para ellas las hortalizas necesarias para sus ensaladas de manzana y nueces y que sus ciudad gastronómicas por cuasi infinitos motivos son Jaipur, "por su fuerza, sus colores, inspiración, las especias de la India...", y Bolonia, "porque adoro la comida italiana y el color de esa ciudad es fascinante". Su bebida en verano es "agua fresca con zumo de lima recién exprimido, trocitos de jengibre y menta" y en invierno "té chai", su aroma el del cardamomo y el ingrediente que la definiría el jengibre. Pongamos a sonar Aniversari de Manel de fondo, su canción para el fin de fiesta, y dejemos que nuestros sueños se cumplan.
¿Qué ingrediente te define?
El jengibre.
¿Qué podemos encontrar en tu despensa?
Especias de todo tipo como pimienta, nuez moscada, canela en rama, comino, cardamomo, pan artesano, conservas de mermelada casera, mostazas y chutneys que preparo y compro, aceite de oliva, legumbres, arroz integral y quinoa, agua de azahar (deliciosa en frutas y bizcochos), panela y miel de romero, frutos secos y caprichos “sanos” como unas galletas ecológicas y deliciosas que compro en Londres con avena.
Me encanta tener macetas con menta y albahaca, antes en mi casa de Segovia lo plantaba en el jardín junto con la melisa, ahora en Madrid me conformo con las macetas.
¿Y en la nevera?
Como tengo dos hijos en pleno crecimiento no puedo despistarme y siempre hay alimentos, ya no es suficiente con mis ensaladas de manzana y nueces... Así que pasta fresca, yogures, pollo campero, salmón, quesos gourmet, y siempre, kilos de verdura, fruta de temporada llena de color y de frescura.
¿Cuál es tu playlist para una comida con amigos?
Haría una mezcla entre Patricia Barber, The Weepies, Salif Keita, Melody Gardot, Gilberto Gil, Stacey Kent y Sara Tavares, una cantante portuguesa nacida en Cabo Verde.
¿Y la canción para el fin de fiesta?
Aniversari de Manel, que me transporta a esa sensación tan mágica de que los sueños se pueden cumplir...
¿Qué distingue a un buen anfitrión?
Sentirse cómodo, relajado, transmitir tu naturalidad y ser espontáneo, preparar la comida con cariño y calma. Decorar la mesa con toques que demuestren que les esperas con ilusión, pero muy sencillos, como la servilleta atada con una cordón de lino y una hoja de árbol. Ofrecer lo que se tiene y no sentirse mal por no tener algo que te piden y no tienes, ¡siempre hay alternativas! A mí personalmente me gusta poner uno de mis manteles de la India, encender velas, y llenar cuencos de loza (que traigo siempre que viajo) con aceite de oliva y especias para aderezar al gusto.
Siempre buen vino e infusiones variadas, y como no, postre, bien sea helado de yogur con frutos rojos improvisado, o una deliciosa tarta casera.
¿Qué significa para ti la cocina?
La cocina es inspiración. Los alimentos, al igual que las piedras preciosas con las que diseño, son elementos sometidos a las fuerzas de la naturaleza. Verdeagua Alhajas nace en los mercados de mis viajes, que realizo por todo el mundo desde que tengo 15 años. Es ahí, sentada durante horas, observando los puestos de verduras, frutas, de especias, miles de colores y aromas que se quedan en la retina y en el alma y que más tarde transformo en un estilo de vida creando adornos románticos y étnicos para mujeres. Ir a mercados, descubrir, observar, y luego cocinar con esos ingredientes es sin duda una de mis pasiones. Es por ello que la cocina está relacionada con la forma en la que creo mis piezas. Es un deleite, una necesidad. Mi forma de cocinar es similar a la que diseño, un proceso muy intuitivo y creativo, y por supuesto, imaginativo y ecléctico.
Me compro libros de cocina que me inspiran para trabajar, la fotografía y las recetas de este concepto de libros me llenan de ideas. Tengo una gran amiga que un día en mi estudio me dijo: “¡Virginia, siempre que veo tus creaciones me las quiero comer, son exquisitas, y me entra hambre de delicados manjares!”. Nunca lo olvidaré.
¿Un placer (in) confesable?
Viajar viajar viajar. Y encontrar mercados y cafés para inspirarme y llenarme de energía para luego diseñar.
¿Una ciudad gastronómica?
Jaipur por su fuerza, sus colores, inspiración, las especias de la India... Bolonia porque adoro la comida italiana y el color de esa ciudad es fascinante.
¿Un rincón gastro para desconectar?
Guardo pegadas en un cuaderno cientos de tarjetas de lugares que son maravillosos, pero de mi último viaje a Marruecos me quedo con una cena en el Riad El Arsa, la cocina es casera y estar cenando en un patio de naranjos y jazmines en silencio, dentro de la ruidosa medina de Marrakech, no tiene precios, es indescriptible.
¿Un aroma?
El cardamomo.
¿Un capricho reciente?
Una ristra de zafiros con colores empolvados, azul, melocotón, verde alfalfa, rosa palo; no paro de mirarlos, ¡te los quieres comer!
Y la trituradora que me he comprado para hacer smoothies, es como un cohete.
¿Una locura gastronómica?
Una ensalada de espinacas con piñones y tomates secos, virutas de jamón ibérico y aliño de limón. Pasta rellena de boletus y un pedazo de tarta de zanahoria. Vino rosado, siempre. Y soy feliz.
¿Una bebida?
En verano agua fresca con zumo de lima recién exprimido, trocitos de jengibre y menta. En invierno un té chai.
¿Qué llevas cuando te invitan?
Si es una mujer un colgante o una pulsera que hago especialmente para ella. Sencillo y personal, siempre envuelto con amor. Si es hombre, un buen vino.
¿El look perfecto para salir a cenar?
Un vaquero, una camisa cuello mao blanca o negra, según el día, unos pendientes Verdeagua, un bolso étnico y un foulard gris. Un poquito de colorete e hidratante de labios. Pelo natural.
¿A qué cinco personajes vivos o muertos invitarías a tu cena-fiesta?
Henri Matisse, Karen Blixen, Steve Jobs, Nelson Mandela y Sebastiao Salgado.
Para esta cena-fiesta, ¿cocinarías o encargarías la comida?
Siempre cocinar. Y si no tengo tiempo, pan artesano, buen queso y embutidos, ensalada de tomate con albahaca y uvas.
¿Cuál sería tu última cena?
Una que tuviese mucho aroma, y colorido, servida en mi loza (que compro en mis viajes), con un ramo de peonías y acompañada de las personas que más quiero en este mundo (y mi collar de calcedonias y libélulas).
¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?
Cada uno tiene su punto de vista personal y subjetivo, tanto en la gastronomía como en cualquier faceta de la vida, y me gusta vivir respetando. Pero suele ocurrir que cuando algo se pone de moda en España, como los smoothies frescos con frutas, se disparan de precio y se hacen excluyentes. En un país con fruta tan fantástica y económica como en España no debería ser así.
¿Tu noche favorita de la semana?
Uf... todas, cada una tiene su feeling, no puedo elegir.
Cuando entras en un restaurante, ¿en qué te fijas primero?
En lo que siento, huelo, en la luz que tiene, en el color de las paredes, las sillas y las mesas, los detalles, en unos segundos soy capaz de decidir si quiero quedarme o no. Me pasa lo mismo cuando compro piedras para mis colecciones, me gustan o no, y me lo dice algo profundo de mi ser.
¿Tu último descubrimiento gourmet? Restaurante, café, bar...
Ahora vivo en Madrid, y es una verdadera locura la cantidad de restaurantes, mercados bio, y lugares increíbles que están apareciendo, ¡se cuentan a decenas! Yo viví en Amsterdam y echaba de menos un concepto relajado que antes aquí no existía, y por fin llega. Y el pan... por fin tenemos pan, y me quedo con Panic, en Conde Duque 13. Un verdadero descubrimiento.