Para Carlos García-Amado está la cocina y después todo lo demás. Se podría decir que aquélla es su sistema solar particular sobre lo que todo gira alrededor y eso que esta pasión afloró tarde, sobre los 25 años. Y desde entonces, es la brújula de su vida. "La cocina es GENEROSIDAD. Siempre tengo en cuenta que nunca cocino para mí, lo hago para otros y además pongo todo el empeño, cariño y pasión para ellos. Así pienso que lo hace cada persona que se mete en la cocina: va a dar lo mejor de sí y eso ya merece un gran respeto".
A pesar de que comenzó su trayectoria profesional en el mundo de la belleza, poco a poco se fue encauzando hacia la gastronomía, hasta que dio el salto como Director General de Expirit; una plataforma de venta online en formato flash de productos gourmet. Por fin había juntado dos de sus pasiones: el universo empresarial con el descubrimiento y selección de productos únicos. De un día para otro, se transformó en el Indiana Jones digital para los amantes de la gastronomía.
Sin embargo, fue al poco, en enero de 2014, cuando montó The Foodie Dreams Co. Su propia empresa que le permite estar en contacto más directo con el producto. "La misión es dar a conocer todas las riquezas gastronómicas de la geografía española y distribuirlas por los diferentes canales. Trabajamos mano a mano con el productor o marca y los posicionamos en el mercado. Además, ofrecemos servicios de consultoría de imagen y desarrollo de marca para productos de alimentación. ¿Y esto por qué? Porque en esta época de consumismo brutal, y para mí de mucho gourmetillo, a veces prima más una buena imagen que un producto excepcional y tradicional, que no tiene salida simplemente por eso, porque se han preocupado solamente de lo que saben hacer, de hacer un producto único y nadie les ha contado que en este sector, además, la caja tiene que ser roja en lugar de verde, que la vaca que lleva en la etiqueta de su queso ya no se estila o que la imagen de su abuelo no vende", asegura. Para ello se recorre España en busca de productos excepcionales. "Y cuando encuentro uno, me llena de emoción y pienso, 'esto lo tiene que saber todo el mundo'. Me emociona la materia prima de calidad y sobre todo la historia que hay detrás de cada producto, de cada familia. He comido en grandes ciudades y en pueblos escondidos, disfrutado, compartido y aprendido de cocineras y cocineros anónimos que me han enseñado sus secretos de familia. Me han abierto sus huertos y he recogido fruta y verduras con ellos, huevos todavía calientes, ordeñado desde vacas a cabras para luego hacer queso, matanzas de cerdo, he pescado con hombres de mar, curtidos y hoscos y con surcos en la cara por cada compañero perdido: al curricán, con caña, con atarraya y hasta con los pies y todo esto sin tener que ir disfrazado de El Corte Inglés sección caza y pesca… Porque creo que es ahí donde empieza todo y se guarda todo, donde está la autenticidad y donde está el origen, el tuyo y el mío".
Cuando no está rastreando productos o con las botas puestas en un huerto o atravesando un río, encontrarás a Carlos en una cocina lidiando con los fogones y las sartenes. "He pensado en montar un restaurante pero no es lo mío. Cocino, sí, pero para mis amigos. Lo mío es enseñar y compartir conocimientos. Por eso doy clases de cocina en Show Kitchen, un pequeño gastrobar en pleno Barrio de Conde Duque de Madrid. Es pequeño y muy íntimo, parece la cocina de mi casa. El curso con más éxito, el de Hoy Cocino Yo, dedicado a todos aquellos hombres, sí, sólo hombres, que cocinan una vez al mes para sus amigos, se encierran en la cocina y no dejan que nadie entre salvo un par de colegas para hacerle compañía tomando unas cervezas bien frías. Platos de cuchara, contundentes y asociados a celebración. Guisos tradicionales que emocionan mientras disfrutamos de una cata de vinos y compartimos conversación. Cocinar fuera pero en casa. Luego pueden traer a sus mujeres a degustar lo que han cocinado y os aseguro que muchas no se creen lo que han hecho".
Como no puede ser de otro modo, su pasión culinaria va más allá, incansable e insaciable, se ha asociado con Kozinart, un cátering joven al que proporciona una mimada selección de materia prima y asesora sobre platos y vinos. "A mis 40 años he encontrado mi camino, me ha costado descubrirlo pero al final ha aflorado solo, lentamente, como se cocina hoy en muchos rincones de España, donde prima la conversación y la amistad alrededor de una mesa. El origen, el tuyo y el mío".
¿Qué ingrediente te define?
El tomate.
¿Qué podemos encontrar en tu despensa?
Todo tipo de latas de pescado y marisco: mejillones, berberechos, navajas, ventresca de atún, atún en aceite, en manteca, morrillo, melva, sardinas, caballa…especias y condimentos del mundo, frutos secos, casi siempre nueces, todo tipo de encurtidos y aceite, mucho aceite de oliva virgen extra de diferentes partes de España.
¿Y en la nevera?
Mucha variedad de fruta y verdura fresca, nunca faltan tomates, berenjenas, calabacines, coliflor, cebolla y ajetes tiernos. Me apasionan las habas y los guisantes frescos recién cogidos que comía con mi abuelo. Nos poníamos mano a mano a pelarlos y directamente a la boca. Cuando puedo encontrarla, ternera de Aliste, Zamora, una pequeña DO que me pierde. Los quesos te salvan de cualquier situación así que siempre hay a mano quesos blandos de leche cruda y quesos castellanos. Acompañándolos con higos, nueces, membrillo, uvas, una buena selección de panes y vino tinto en buenas copas tienes una cena y una larga velada por delante.
¿Cuál es tu playlist para una comida con amigos?
Todas las de la movida madrileña.
¿Y la canción para el fin de fiesta?
“Pero a tu lado”, de Los Secretos. Porque todos hemos muerto y resucitado alguna vez.
¿Qué distingue a un buen anfitrión?
Ocuparte de todos y cada uno de los detalles para que tus invitados se sientan como en casa. Y fuera rigideces! Se trata de disfrutar y de crear el mejor ambiente. La mejor señal de que todo ha ido bien, cuando prácticamente hay que echarlos!
¿Qué significa para ti la cocina?
GENEROSIDAD. Siempre tengo en cuenta que nunca cocino para mí, lo hago para otros y además pongo todo el empeño, cariño y pasión para ellos. Así pienso que lo hace cada persona que se mete en la cocina: va a dar lo mejor de sí y eso ya merece un gran respeto.
¿Un placer (in) confesable?
Comer hasta que me duela un poco la tripa. Se arregla con un gin tonic.
¿Una ciudad gastronómica?
Valladolid, siempre sorprendente.
¿Un rincón gastro para desconectar?
Can Forn, en San Ferrán de ses Roques, Formentera.
¿Un aroma?
Cuando el ajo empieza a dorarse en aceite de oliva.
¿Un capricho reciente?
Un aceite de oliva virgen extra con licopeno.
¿Una locura gastronómica?
El mollete de anchoas con leche condensada de la Flor de Toranzo, Sevilla. Me apasiona.
¿Una bebida?
Vino tinto.
¿Qué llevas cuando te invitan?
Vino tinto.
¿El look perfecto para salir a cenar?
Chaqueta de tweed con jeans, camisa azul pálido y fular colorido en invierno. En verano, lo mismo pero con chaqueta de hilo, siempre más oscura que la camisa. Fundamental, un buen zapato.
¿A qué cinco personajes vivos o muertos invitarías a tu cena-fiesta?
Hernán Cortes, Blas de Lezo Olavarrieta “Mediohombre”, Carlos Herrera, la Marquesa de Parabere y a mi mujer, gran conversadora y mi mayor fan y crítica.
Para esta cena-fiesta, ¿cocinarías o encargarías la comida?
Cocinaría yo, sin dudarlo, pero me imagino a todos en la cocina, tomando un vino, mientras nos metemos en faena.
¿Cuál sería tu última cena?
Me tendría que morir en septiembre para tomar huevas de bucel, es la época y se pescan con la atarraya a pie de playa sobre las 8 de la tarde. Jamón ibérico puro de bellota, huevos fritos de campo con patatas fritas, gambas de la Garrutxa, espardeñas a la plancha, atún rojo de almadraba crudo, un tomate de la huerta Navarra aliñado con ajo, aceite de oliva virgen extra y una gota de vinagre de Jerez Gran Reserva y guiso de rabo de toro. Me cuesta el dulce, así que prefiero una buena tabla de quesos españoles para acabar el vino y alargar la sobremesa. Y ya que va a ser la última, nos despedimos brindando con un clásico: Vega Sicilia Único, del 96 y en formato magnum.
¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?
Hemos pasado del todo con foie al todo con trufa. Me cansa ver en la carta de muchos restaurantes que todo lleva trufa: salsas, aceites, cremas, pasta, carnes….hasta pizzas! Creo que todo está bien en su justa medida. Particularmente prefiero tomarla recién rallada sobre unos huevos fritos, delicioso.
¿Tu noche favorita de la semana?
El jueves sin duda. Los sitios están llenos pero sin agobios, la gente suele estar tranquila y se nota que va a disfrutar sin prisas…al día siguiente es viernes y todos nos levantamos con otra cara.
Cuando entras en un restaurante, ¿en qué te fijas primero?
En el conjunto, en el ambiente, en las primeras palabras. Con eso es suficiente para saber si voy a disfrutar o no.
¿Tu último descubrimiento gourmet? Restaurante, café, bar...
Restaurante El Carmen, en Zahara de los Atunes. El pescado más fresco que he tomado nunca. Lo pesca Serafín a pulmón y lo sirven Carmen y Dani en su punto. La última vez, este verano, sentado en la mesa de la calle, apareció con el coche a las 22:30 y sacó del maletero un pargo de 11kg y un mero de 5kg recién pescados con arpón. Nos comimos el mero. Estos sitios son los descubrimientos que más me emocionan y no me quedó más remedio que coger uno con cada mano.