Rakel Cernicharo, una chef en lo más alto

Retrato de Rakel Cernicharo
Rakel Cernicharo está en la cresta de la ola, es una de las mujeres del momento. Ella es la ganadora del programa de cocina para profesionales ‘Top Chef’ y una de las cocineras que más dará que hablar en los próximos años.
Por Toni Castillo
06 de junio de 2017
Chefs

La cocinera Rakel Cernicharo es joven, pero con sus 32 años ha vivido más que muchos mayores. Cuando apenas rozaba la mayoría de edad, de un día para otro se quedó huérfana. Su madre contrajo una enfermedad por la que falleció al poco. Su padre también, como contó en el programa televisivo que la ha llevado a estar en boca de todos, Top Chef de Antena 3. Tras la dura experiencia sólo quedaba reponerse.

Decidió marcharse a Londres y allí, viviendo en una casa okupa, dio rienda suelta a sus inquietudes. El canto, la pintura y la cocina. Dar de comer, en aquel momento, se convirtió en un modo de expresión artística más. Entonces, decidió que se convertiría en cocinera. Que tendría su propio restaurante. Dicho y hecho.

Volvió a España, tomó su parte de la herencia familiar y abrió en el barrio de El Carmen de Valencia un restaurante a imagen y semejanza suya, el actual Karak. Apenas estaba entrada en la veintena, no tenía experiencia en hostelería, pero sí muchas ganas. Y, sobre todo, talento innato. Sin que la demanda en esa zona de la ciudad, entonces, buscase un estilo como el suyo y un planteamiento a la altura del que planteaba, Rakel desafió los malos augurios. Sobrevivía.

Con el asesoramiento de la periodista Amparo Plaza, un cambio de estrategia y un reenfoque de la propuesta gastronómica, el restaurante comenzó a llamar la atención en la ciudad y la figura de la chef empezó a ser conocida. Unos meses más tarde era seleccionada para participar en el programa presentado por el también cocinero Alberto Chicote, Top Chef, destinado a cocineros profesionales. Hace escasas semanas resultaba vencedora del mismo. Desde entonces, su teléfono no ha parado de sonar y los proyectos se suceden en su horizonte.

El más importante es el que transformará su vida profesional: la apertura del nuevo Karak en el hotel One Shot Mercat 09. Con un planteamiento remozado, varios ambientes diferenciados, mayor tamaño y un interiorismo firmado por CuldeSac. Rakel Cernicharo continuará, así, vinculada al barrio de El Carmen que la vio nacer como cocinera. Su mejor futuro comienza a escribirse.

¿En qué momento concreto de tu vida supiste que serías chef?

El convencimiento de que quería ser chef me vino a los 18 o 19 años, cuando comencé a estudiar. Pero cocinando llevaba unos años. Decidí que iba a enfocar el arte por la parte gastronómica.

¿Qué ingrediente has descubierto últimamente y no te puedes quitar de la cocina?, ¿por qué?

Cuando descubro un ingrediente me gusta emplearlo en varios platos y probarlo con varios alimentos para ver con cuál combina mejor, hasta encontrar cuál es su sitio. Y ahora estamos haciendo cosas con una pasta de achiote, estamos haciendo unas salsas muy interesantes. También estamos con los fermentados, con los alimentos vivos, haciéndolos nosotros mismos.

¿Qué debe tener la cocina en el futuro?

Sostenibilidad.

¿... y qué no debe tener?

Todo lo contrario. Un poco lo que está pasando... Ese consumo abusivo, el desperdicio, la pesca intensiva. Que para pescar una especie se maten a un montón más.

¿Cuál es el restaurante que no olvidarás en tu vida?

Lo que no olvidaré en mi vida será un plato. Una carrillada que me comí aquí en Valencia, hace mucho tiempo, en un sitio que se llama El Ocho y medio. No sé qué cocinero estaba entonces, pero me impactó. Era simple, pero era un trozo de carne maravilloso, con una salsa limpia, brillante, oscura y muy poderosa de sabor. Fue muy impactante para mí, tan joven.

¿A qué restaurante, bar o taberna te gusta ir habitualmente?

Me paso el día en el restaurante, trabajando sin parar, pero nos gusta mucho ir a comernos el bocadillo de lleterolas de cordero con ajetes tiernos en un barecito, el Bar Sena, que lleva toda la vida cerca de la plaza de toros de Valencia. Es impresionante, está muy rico.

¿Qué tres cosas nunca pueden faltar en el espacio físico de tu cocina?

Mi cuchillo, mi tabla y un rollo de papel.

¿Y qué tres cosas nunca te gusta que estén en ella?

Desorganización, el mal rollo y la suciedad, nada de eso puede estar nunca.

¿Cuando duermes sueñas con cocina? En caso afirmativo, ¿cuál fue tu sueño más sorprendente?

Sí, sí. A veces sueño con situaciones que parece que vayan a pasar y a veces hablo, mi pareja me lo dice. Muchas veces estoy dando órdenes en la cocina mientras duermo. [ríe]

¿Cómo explicarías tu cocina?

Una cocina soñadora, creativa... Creo que intentamos hacer las cosas bien, intentando llegar a todo el mundo, esforzándonos por conseguir un tique medio accesible y eso es una labor de todo el equipo. Intentamos que sea creativa y cree nuevos recuerdos. Basada en lo que aprendemos cada día y que integramos, un viaje a través de nuestras fases de aprendizaje. Tenemos incluso un menú en el que incluimos platillos que creamos ese mismo día. Una evolución constante.

¿Qué plato de tu infancia te gustaría reinventar?

Habría que reinventar el arroz a la cubana. Mi pareja está hasta las narices de que cuando nos cocinamos nosotros, en la caseta de la montaña, muchas veces escoja para preparar arroz a la cubana. [ríe] Deberíamos inventarlo para darle un arroz a la cubana diferente.

¿Por qué plato te gustaría ser recordada?

Por muchos. No sé, no me quedo con uno. Me gustaría aportar muchas recetas a la humanidad.

Si sólo tuvieras 5 ingredientes, ¿cuáles serían y qué plato harías con ellos?

Con cinco podemos hacer un primero, un segundo y un postre. [ríe] Pero bueno, haría un pescadito a la plancha con aceite de oliva y, para luego, me haría un dulce. Algo así.

¿Cuál es la mejor ciudad gastronómica de todas las que has ido?

Llevo muchos años currando y tampoco me ha dado tiempo a salir mucho, pero estoy pensando en el norte. Disfruté mucho en Madrid, pero disfruté muchísimo en San Sebastián, en Barcelona también disfruté mucho. Pero me quedaría con Donostia.

¿Qué restaurante en que no has estado te gustaría estar?

En muchos, sería muy complicado elegir uno. Aunque si tuviese que comenzar por uno, el primero sería el Celler de Can Roca. Tan elegante, tan clásico, tan evolutivo. Y de ahí me iría a otros de fusión, quizás. ¡Me pegaría una ruta de un mes! Tranquilamente.

¿Qué haces cuando no cocinas?

Pensar en cocina.

¿Qué tópico sobre los cocineros es cierto?

¿Que estamos locos? Yo considero que es cierto.

¿Cómo sería tu día gastronómico perfecto?

Buena comida, buena bebida y buena compañía, eso sería lo perfecto.

¿Qué debe tener sí o sí un buen gastrónomo?

Gusto.

¿Con qué postre acabarías esta entrevista?

Con una mini apple pie hojaldradita, calentita, con una bolita de helado de vainilla. Clásico y uno de mis favoritos.