Entre lo dulce y lo picante, existe un vegetal que crece en la tierra y que es capaz de transmitir los sabores y aromas de la cebolla y del ajo al mismo tiempo. La chalota tiene este poder para darle a las comidas un toque inigualable y auténtico, pero también contiene propiedades nutricionales que la convierten en un alimento indispensable de la cocina mediterránea, asiática e india. Aunque se parece a la cebolla, no es igual. Te explicamos qué es este vegetal, sus propiedades y usos en la cocina.
¿Qué es la chalota?
La chalota es un bulbo conocido también como echalote, carlota, chalote o escaloña, de la familia de las aliáceas, igual que la cebolla, la cebolleta, el ajo o el puerro, de hecho, muchos la consideran una variante de la cebolla, pero su formación es parecida a la del ajo. A diferencia de la cebolla común que suele generar un bulbo por planta, la chalota puede llegar a tener entre tres y seis. Tiene también un sabor más aromático, con tonos picantes y ligeramente dulce.
Suele ser más pequeña pero más alargada que la cebolla común, la piel suele ser de color cobre o rojizo y en su interior tiene unos tonos de color violeta. Cada bulbo es de tamaño reducido con un peso medio de unos 25 gramos y su textura es fina y suave.
La chalota procede de Oriente Medio, donde parece estar el origen de otra de sus denominaciones: “escalonia”, que proviene de Ascalón, la ciudad de Israel a orillas del mar Mediterráneo en la que se cultivaba. Este vegetal es muy popular en la cocina francesa y mediterránea, pero también en la cocina india y asiática, donde no solo son consideradas por su sabor particular y aroma, por sus propiedades nutricionales y valor medicinal. A pesar de esto, no es muy usada en las dietas diarias a diferencia de sus hermanos cebollas y puerros.
Propiedades y valor nutricional
La chalota es rica en compuestos flavonoides y polifenólicos, incluso en mayor proporción que la cebolla o el ajo, por lo que es una gran sustituta de estos vegetales. Esto la convierte en uno de los mejores alimentos para reducir los efectos de los radicales libres, fortalecer el sistema inmunológico y prevenir varias enfermedades crónicas. Asimismo, los compuestos de alicina que contiene influyen en un mejor control de los niveles de colesterol y un mejor funcionamiento del sistema circulatorio, lo que ayuda a reducir la presión arterial alta y prevenir la aterosclerosis de forma natural.
Algunos expertos han asegurado que la chalota puede ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares, la diabetes y otros problemas relacionados con la obesidad, debido a que pueden suprimir la acumulación de lípidos (grasas) en el cuerpo. Al mismo tiempo, puede ayudar a mejorar la digestión debido a que se cree que promueve la eliminación de las toxinas del tracto digestivo. También, dos de los compuestos fitoquímicos que se encuentran en este vegetal, el allium y el disulfuro de alilo, ayudan a regular los niveles de azúcar en la sangre, de ahí que se le atribuyan propiedades anti-diabéticas.
Tiene propiedades antihistamínicas, antiinflamatorias y antioxidantes, así como también ayuda a combatir las infecciones causadas por virus, bacterias e incluso por hongos comunes como la Cándida. A su vez, sus elementos antioxidantes, la convierte en una gran aliada contra resfriados o catarros.
También contiene fibra, además de vitamina A, B6, C y ácido fólico, así como minerales esenciales como el potasio, el calcio, el fósforo, el magnesio, el manganeso, hierro y zinc entre otros. Su valor nutricional por cada 100 gramos de chalota es aproximadamente:
- Proteínas: 1,9 gramos
- Azúcares: 12,6 gramos
- Grasas: 0,2 gramos
- Calorías: 60 kilocalorías
- Hierro: 1,2 miligramos
- Calcio: 37 miligramos
Diferencias entre una chalota y una cebolla
Aunque pertenecen a la misma familia, las cebollas y las chalotas no son iguales y tienen diferencias entre ellas sutiles pero apreciables. Quizás sus semejanzas puedan confundirte y te hagan usarlas indistintamente, pero si tienes claras las diferencias sabrás sacarles mejor provecho. Las cebollas pertenecen a la especie específica llamada Allium cepa, las chalotas a la Allium ascalonicum o Allium oschaninii. Más allá de los nombres científicos, ¿qué otras diferencias podemos encontrar entre ellas?
La primera diferencia clara entre ambas la encontramos en su forma y aspecto. La cebolla como hemos visto presenta un bulbo redondo y grande mientras que el bulbo comestible de la chalota tiene una forma más pequeña y alargada. Es decir, que la cebolla es grande y redonda mientras que la chalota es más pequeña y alargada. Por lo general la cebolla tienes capas externas de color marrón, aunque siempre cabe tener en cuenta que existen muchísimas variedades de cebollas que pueden presentar un exterior de otros colores. La chalota suele ser de color rojizo a la vista (no confundirla con la cebolla morada o roja) y también se puede encontrar de color cobrizo o gris.
Quizás las diferencias más importantes entre ambos vegetales las encontramos en su sabor. El sabor de la cebolla común fresca es intenso, contundente y picante, aunque cambia bastante entre variedades: unas son más suaves y dulces, otras más amargas y picantes. Cuando se cocina adquiere un sabor dulzón fruto de la caramelización de los azúcares que contiene. Por su parte la chalota posee un sabor más suave, aromático y con matices dulces en crudo que se intensifican si se cocina. Podría considerarse un híbrido entre la cebolla dulce y el ajo.
Por lo que respecta a su cultivo, las chalotas son más difíciles de cultivar que las chalotas. Las cebollas se propagan por medio de semillas, mientras que las chalotas se multiplican vegetativamente. Además, en el caso de la cebolla la planta presenta un único bulbo con una cebolla, mientras que la chalota puede presentar entre tres y seis bulbos con sus respectivas chalotas.
Usos en la cocina
El sabor tan particular de la chalota da mucho juego en la cocina, por lo que puede usarse tanto para platos crudos como cocidos y combinado de múltiples maneras, con otros vegetales o carnes y pescados. Es perfecta para consumir cruda en ensaladas, a las que aporta un sabor picante diferente y sutil, muy fino y agradable, que queda muy bien con tomates o aceitunas negras. Este vegetal, puede servir como sustituto de las cebollas o las cebolletas en cualquier ensalada o para elaborar una vinagreta que dé sabor a otros vegetales.
Se puede añadir a guisos, sopas y asados de carnes, pescado o aves para darles un toque diferente. También, una de las mejores maneras de consumirla es solas o con patatas, dorándolas o caramelizándolas durante unos 10 minutos a fuego suave, con lo que pueden servir como topping para otras recetas, como carnes o pollo a la plancha.
Otra variante de esta receta y de su uso como acompañante podría ser prepararla confitada al vinagre de Módena o cocinada al vino y miel; o bien asada entera o en mitades al horno con romero o algún condimento que balancee sus sabores. Confitada también queda muy bien con aperitivos de queso o de foie para compartir en una tarde con amigos o como tapa.
Sin duda, la chalota es uno de los vegetales con más sabor y posibilidades en la cocina. Es muy popular en las cocinas tradicionales de Asia e India, pero también podemos conseguirla en platos frescos como ensaladas mediterráneas; además de ser muy apreciada en la alta cocina por el toque aromático que da a los platos. Sus propiedades, además, la convierten en un gran acierto para incorporar a la dieta diaria.