El consumo de la pulpa del açaí como helado, o su utilización para la elaboración de los fotogénicos y conocidos smoothiebowls ha hecho que esta joya violeta de origen brasileño sea cada vez más consumida. El açaí está de moda, sobre todo entre quienes siguen una dieta vegana y vegetariana, pero lejos de ser un alimento de reciente invención, descubrimos que este fruto guarda en su interior un origen milenario apasionante.
Qué es el açaí
El açaí es el nombre por el que conocemos al fruto de la palmera huasaí (Euterpe oleracea), una planta que crecía hasta hace poco de manera completamente salvaje en zonas poco accesibles y húmedas de la selva brasileña. Desde tiempos precolombinos ha formado parte de la dieta habitual de las tribus del Amazonas que vivían cerca de su hábitat natural, pero hoy en día su cultivo se ha extendido a otras regiones, convirtiéndose en un producto muy consumido, tanto dentro como fuera de Brasil.
En un artículo publicado por Katherine Zeratsky, editora especialista en nutrición y alimentación saludable del portal sanitario Mayo Clinic, se define el açaí como “una fruta similar a la uva que se cosecha de las palmas de acaí y que es nativa de las selvas tropicales de América del Sur. Al igual que otras bayas, el acaí contiene antioxidantes y fibra”. Sobre sus propiedades hablaremos más adelante, pero antes veamos cuáles son las características de este fruto tan exótico que ha viajado por todo el mundo.
El fruto del açaí es pequeño, de forma redonda y de un color morado muy oscuro. Llama la atención que la mayor parte de la baya es hueso o semilla, aproximadamente un 90%. No es de extrañar que la recolección y extracción de la pulpa, que solo constituye un 10%, sea un trabajo laborioso. En cuanto a su sabor, el açaí recuerda a la frambuesa con un poco de uva, aunque también se dice que podría asemejarse a una mezcla de bayas y chocolate.
“Negros, púrpura, tintos, moteados y blancos, ¿quién puede reconocer tantos tipos de açaí? Si bien los científicos disponen de un solo nombre para esta especie, las poblaciones ribereñas identifican diferentes variedades. Los açaí negros y púrpuras son los más comunes, y las demás variedades se distinguen por las características de sus frutas y palmeras”, explica el científico Mário Jardim en la obra de la FAO ‘Frutales y plantas útiles en la vida amazónica’.
Propiedades y beneficios del açaí
Intensidad de sabor y color se unen en este fruto que, en sus orígenes, era consumido por los indígenas del Amazonas de forma natural. El sabor, sin embargo, no era el único motivo por el que tanto se veneraba a este fruto, sino también las propiedades curativas que se le atribuían.
Según explica la misma publicación de la FAO, “si alguien tiene un accidente en el bosque, corte la parte superior de un palmito de açaí y unte el jugo en la herida. Con este sistema se puede detener la hemorragia. También, en las áreas ribereñas, un extracto preparado con las raíces de açaí como té o tónico se usa como antihelmíntico para sacar los parásitos del cuerpo”.
Hoy en día, sin embargo, parece que los estudios se centran más en las bondades nutricionales de este fruto. De hecho, el açaí está considerado un superalimento lleno de innumerables propiedades y beneficios saludables para nuestro organismo. Veamos en detalle todo lo que este fruto silvestre puede hacer por nuestra salud.
Como bien resalta la nutricionista Katherine Zeratsky, el açaí destaca sobre todo por ser un alimento muy rico en antioxidantes, siendo hoy en día uno de los alimentos antienvejecimiento por excelencia de mundo. ¿Sabías que, de hecho, los indígenas del Amazonas que lo consumían a diario eran conocidos por su longevidad? Según la FAO, “el açaí es rico en flavonoides, que le dan el color lila oscuro y producen una alta dosis de antioxidantes”. Además, esta baya es muy rica en fibra, lo que ayuda a prevenir el estreñimiento, mejorando nuestra salud digestiva y regulando el funcionamiento y el tránsito intestinal.
Otra de las bondades que se le atribuyen a este fruto es su alto contenido en minerales y vitaminas A, C y B, lo que fortalece nuestro sistema inmune, además de contener un alto índice de proteínas vegetales. Por todo ello, esta baya está considerada como un alimento ideal para quienes siguen una dieta vegana o vegetariana. “El nivel de proteínas del açaí -especifica la FAO en su misma publicación- es similar al de la leche. El palmito de açaí tiene pocas calorías, pero es una buena fuente de sustancias minerales, ya que contiene sodio, potasio, magnesio, hierro, fósforo, cobre y silicio”.
Por si fuera poco, este exótico fruto amazónico contiene ácidos grasos Omega 3, 6 y 9, esenciales para mantener el buen estado de nuestro sistema nervioso, regular los niveles de colesterol, y prevenir enfermedades cardiovasculares; asimismo, el consumo frecuente de açaí contribuye a mejorar nuestras defensas, la concentración y, en general, nuestra actividad cerebral.
Además, cada vez más deportistas incluyen el açaí en su alimentación, tomándolo después de cada entrenamiento para aprovechar todos sus nutrientes, recuperar la energía gastada, y de paso, disfrutar de su dulce y delicioso sabor.
Después de conocer todas las propiedades y beneficios que guarda en su interior este superalimento de origen brasileño, no es de extrañar que esté tan de moda, y que tantísimos paladares en todo el mundo sigan rindiéndose ante él. Pero, ¿cualquier persona puede incluirlo en su dieta habitual? ¿Su consumo es siempre seguro? Despejamos dudas para averiguar si esta joya de la nutrición puede tener alguna contraindicación.
Contraindicaciones del açaí
Al tratarse de una fruta, podría pensarse que su consumo como tal no supone ningún riesgo para la salud. Sin embargo, la fama del açaí ha hecho que la industria alimentaria produzca y comercialice con él un sinfín de productos procesados, en algunos casos poco saludables por contener azúcares añadidos y otros aditivos artificiales.
Una vez más, parece claro que la opción más saludable es siempre consumir el fruto en su estado natural. Ahora bien, ¿existen casos en los que no está recomendado? Según la misma FAO, por ejemplo, “no es aconsejable comer açaí con leche, alcohol o frutas como cupuaçu, mango, cacao o sandía. Los científicos confirman que las frutas ácidas no se deberían comer junto con el açaí, si bien es práctica común fuera de la región donde se ha vuelto popular el consumo de açaí en batidos de frutas”.
Por su parte, la revista Toxicology publica un estudio en el portal científico Science Direct en el que afirma que “todos los formatos en los que se presenta el açaí se consideran seguros, pues no se ha reportado ningún incidente como consecuencia de su ingesta, ni se han encontrado efectos adversos”.
Sin embargo, como sucede con otros alimentos, sí se especifica que hay casos en los que es recomendable consultar con un médico antes de tomar esta fruta de forma regular; es el caso de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, así como niños menores de 12 años.
“Si la cantidad de açaí que consumes es superior a la que normalmente usarías como alimento, por ejemplo, en suplementos alimentarios, asegúrate de informarlo a tu proveedor de atención médica”, añade la dietista Katherine Zeratsky. Y concluye: “también es importante informar a tu médico que has estado consumiendo bayas de açaí si tienes programada una resonancia magnética. El açaí en dosis muy grandes puede afectar los resultados del estudio”.
Usos en la cocina del açaí
Cada vez son más las personas que se suman al consumo de esta fruta que de tantas formas puede disfrutarse hoy en día. Aunque en sus orígenes, el açaí se tomaba de forma totalmente natural, su incorporación a la cocina contemporánea ha hecho que esta joya de color púrpura y origen amazónico sea cada vez más utilizada para la elaboración de productos derivados.
Es frecuente, por ejemplo, encontrar el açaí en la preparación de pulpa congelada, jugos o zumos, en jalea, en comprimidos o suplementos alimenticios. También en helados, tortitas o pancakes, y cómo no, en los famosos bowls en los que el açaí se utiliza como base y se le añaden por encima un sinfín de coberturas al gusto del consumidor (chocolate, coco rallado, almendras laminadas, semillas de amapola o chía, plátano, piña, fresas, muesli, etc.)
También es posible elaborar postres o dulces con este fruto, como tartas, bombones, batidos, galletas, barritas energéticas, mueslis, etc. Además, en herbolarios o tiendas de alimentación ecológica, es fácil encontrar el polvo de açaí, el cual se puede añadir a zumos, batidos o yogures, mezclándolo bien hasta que se integre.
Sin duda, nos encontramos ante un alimento que había permanecido al margen del mercado mundial y que, desde hace unos años, se ha ganado el título de superalimento y en una de las frutas favoritas entre quienes buscan seguir una dieta más saludable. Solo esperamos que su cultivo intensivo en el Amazonas no acabe destruyendo a aquellos indígenas que nos lo descubrieron.