En África Oriental crece un árbol llamado tamarindo, de tronco grueso y copa extensa. De él nace un fruto del mismo nombre que se presenta en forma de vainas y sirve tanto para uso culinario como medicinal. También se le conoce como “dátil de la India” y gracias a sus encantos ha conseguido viajar por las cocinas de medio mundo para integrarse como uno de los alimentos más queridos, sobre todo en la gastronomía asiática y latinoamericana. Sucumbidos a dichos encantos, nos disponemos a conocerlo todo sobre este alimento: ¿Qué es y cómo nace? ¿Qué propiedades y beneficios aporta? ¿Cómo se cocina? Acompáñanos en este viaje de sabores y aromas exóticos.
Qué es el tamarindo
El tamarindo es un fruto tropical que nace del árbol del mismo nombre (Tamarindus Indica), de origen africano. Este árbol pertenece a la familia de las papilionáceas o leguminosas y se caracteriza por tener un tronco grueso, elevado y de corteza parda. De su copa poco frondosa nacen hojas gruesas, flores amarillentas en espiga y un fruto (el tamarindo) en forma de vainas alargadas, curvas y duras de unos 10 cm de largo, con poca pulpa, pero densa y muy pegada al hueso interior. Dicha pulpa es, de hecho, la única parte comestible y la que se utiliza tanto en gastronomía como en medicina.
En el interior de la vaina se forman unos pequeños hilos que quedan pegados a la pulpa que rodea a los pequeños huesos -estos son similares a los de una aceituna o una cereza- y que deben ser retirados para el consumo de este fruto. En cuanto a las características de la pulpa que se extrae para uso culinario, esta presenta una textura muy densa, un color marrón oscuro y un sabor agridulce que varía en función del estado de madurez del fruto. Cuánto más verde está el tamarindo, más ácido será, mientras que si la pulpa está madura se vuelve más dulce.
Por su peculiar sabor, por su textura y por sus características, el tamarindo se ha convertido en un alimento muy apreciado, especialmente en las gastronomías de Asia y América Latina. Pero su fama no queda ahí; este exótico fruto no ha dejado de viajar por todas las gastronomías del mundo y hoy en día podemos degustarlo en infinidad de recetas, como veremos más adelante. Pero antes, averiguamos cuál es su origen.
Origen del tamarindo
El origen el árbol del tamarindo se ha rastreado hasta el actual Sudán, en África, extendiéndose después por otras zonas del continente donde se daban las condiciones tropicales idóneas para su cultivo.
Algunas leyendas señalan la existencia de tamarindo ya en el 400 a. C., donde se cultivaría en algunas partes de Egipto. A partir de ahí, se cree que fueron los árabes quienes introdujeron este fruto en el Golfo Pérsico desde la India, pero no existen evidencias que lo corroboren. Lo que sí parece cierto es que el cultivo del tamarindo se fue extendiendo por el continente africano y por Asia, y que fue en 1615 cuando se hizo la primera referencia al tamarindo en América, creyendo que fueron los españoles que colonizaron México quienes lo trajeron desde el continente asiático.
Desde México, donde su uso se volvió muy famoso, la fruta fue transportada a América tropical y otras islas del Caribe. Es un hecho, por tanto, que la intervención del hombre fue clave para que el tamarindo saliera de sus fronteras hace miles de años, primero por Asia, luego por América (especialmente en la vertiente del Pacífico) y, por último, por el resto del mundo.
Hoy en día, sin embargo, estas vainas tropicales siguen siendo un tanto desconocidas para muchos consumidores de Europa y América del Norte, mientras que en otros lugares del mundo como las Antillas, la India, África y el sureste asiático lo consideran como un valioso y versátil alimento lleno de propiedades y beneficios para la salud. Conocer y dar a conocer estas bondades es lo que hará que el tamarindo se utilice cada vez más en cualquier rincón del mundo. Conozcamos para qué sirve y cuál es su versatilidad.
Para qué sirve el tamarindo
El principal uso del tamarindo es el culinario, especialmente en países de Latinoamérica y Asia, donde se utiliza la pulpa para elaborar salsas, condimentos y otras elaboraciones sobre todo picantes. Las gastronomías de la India o Tailandia, por ejemplo, no podrían entenderse sin el tamarindo, pues no falta como ingrediente esencial de muchos de sus platos estrella, como veremos más abajo.
Su sabor agridulce imprime carácter a muchas recetas, pues se puede usar para integrar en caldos o sopas, también tradicionales de África, India o Asia. Además, se usa para elaborar bebidas refrescantes o para adobar, deshidratar y confitar alimentos. A nivel digestivo, el propio fruto del tamarindo es conocido por su efecto laxante, y gracias a su sabor dulce, se usa comúnmente para integrarlo en batidos y bebidas refrescantes con este fin.
No podemos olvidar que además de la pulpa, este fruto posee otras partes con interesantes beneficios para la salud. Desde hace siglos, de hecho, la medicina tradicional utiliza las hojas del árbol para extraer de ellas un aceite esencial muy útil para tratar la conjuntivitis y en algunas culturas africanas se han utilizado como antifebril para enfermedades como la malaria. De hecho, la medicina tradicional sigue utilizando el tamarindo para calmar dolores de cabeza, resfriados o tos, así como otras dolencias como hemorroides o estreñimiento. Cuando se usa para elaborar bebidas, se dice que es una fuente ideal para refrescar y mantener el cuerpo hidratado.
El efecto terapéutico del tamarindo es muy importante y muy reconocido en estos países, por lo que la industria de la cosmética natural lleva años integrándolo en la composición de muchos productos destinados al cuidado de la piel por su efecto calmante y por poseer cualidades blanqueantes innatas.
Propiedades y beneficios del tamarindo
El tamarindo no solo se ha hecho famoso por su peculiar sabor agridulce, sino también por ofrecer interesantes propiedades y beneficios para la salud. Entre los más destacables, su alto contenido en tiamina, ideal para la buena salud del sistema digestivo, así como su gran aporte en fibra soluble, lo que ayuda al tránsito intestinal y previene el estreñimiento; de hecho, como decíamos, es un potente laxante natural.
El tamarindo es una gran fuente de vitaminas y nutrientes esenciales para nuestro organismo. Un consumo regular de este fruto aporta mucha vitamina A, C y B3, además de ser rico en minerales como el magnesio, calcio, potasio, fósforo, hierro y azufre (elementos que nos ayudan a tener unos huesos y músculos sanos y fuertes), así como en algunos ácidos orgánicos como el acético, que controla algunas infecciones por hongos, y el ascórbico.
Hay que destacar también que la pulpa es rica en proteínas vegetales compuestas por aminoácidos esenciales, así como en hidratos de carbono. En términos generales, por cada 100 gramos, este fruto nos aporta 239 Kcal, mientras que encontramos 56,7 g de hidratos de carbono y 2,3 g de proteína en la misma cantidad de producto. Como se puede ver, nos encontramos ante un alimento que no solo ayuda a combatir la deshidratación, sino también a proporcionar dosis altas de energía, esenciales para personas con una actividad física intensa.
Por otro lado, el tamarindo destaca por ser un alimento bajo en grasas y muy saciante, así como por ser un gran aliado para la salud del hígado, actuando contra enfermedades hepáticas. Pero ahí no queda todo, este fruto africano es conocido por ser un importante antioxidante que ayuda a reforzar el sistema inmune, protegiendo al organismo frente al desarrollo de algunas enfermedades.
Contraindicaciones del tamarindo
No hay duda de que el tamarindo es una importante fuente de salud. Tanto el consumo de su pulpa como el uso de sus hojas en infusión o en jugo nos aportan grandes cantidades de beneficios saludables. Sin embargo, es importante saber que un consumo excesivo puede acarrear efectos negativos o contraindicaciones adversas para el organismo.
Lo primero que debemos saber es que el tamarino no está recomendado para aquellas personas que estén tomando medicamentos anticoagulantes o aspirina, pues este fruto puede disminuir la presión arterial y hacer que el sangrado aumente. De hecho, se sabe que este alimento puede ser peligroso en personas que sufren trastornos hemorrágicos como la hemofilia, quienes deberían directamente evitarlo en su dieta.
El consumo de este fruto está contraindicado también en pacientes que estén medicándose para tratar la diabetes, pues podría provocar hipoglucemia, lo que significa que se produce una disminución importante en los niveles de glucosa en sangre. Al ser un laxante natural, tampoco es bueno abusar de él pues el efecto podría ser demasiado acusado y terminar afectando negativamente al sistema digestivo.
El consumo de tamarindo no se recomienda tampoco en el caso de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. Al ser un alimento muy ácido, un consumo excesivo puede provocar problemas estomacales como reflujo, irritaciones en las mucosas de la garganta o incluso diarreas intensas. Cuando el ácido del estómago llega al esófago con regularidad puede ocurrir que este dolor de garganta se vuelva crónico. Se ha demostrado también que este fruto favorece la formación de cálculos biliares dolorosos (lo que popularmente se conoce como piedras en los riñones), por lo que las personas que los padecen o tienen riesgo deberían limitar su consumo.
Las propiedades ácidas de esta fruta podrían también causar erosión dental, pues contiene altos niveles de ácido tartárico que hacen que el esmalte de los dientes se vaya deteriorando poco a poco. En los casos más graves, esto podría derivar en otros problemas relacionados con la salud bucodental como la caries o incluso la pérdida de algunas piezas dentales.
Aunque no se han detectado compuestos tóxicos presentes naturalmente en el tamarindo, sí es importante conocer todos estos posibles efectos negativos cuando se consume en dosis demasiado altas, cuando se padecen ciertas patologías o cuando se están tomando determinados medicamentos. Por ello, siempre que se respeten las cantidades o dosis indicadas, el consumo culinario y el uso con fines medicinales del tamarindo son seguros.
Usos del tamarindo en la cocina: cómo tomarlo y recetas famosas
Si te dispones a cocinar con tamarindo, ten en cuenta que la pulpa es la única parte comestible. Con ella se elaboran sobre todo salsas, confituras, chutneys y condimentos, la mayoría de ellos picantes, ya sea en recetas dulces o saladas.
En un viaje por el mundo, nos damos cuenta de que este fruto no falta en el recetario tradicional de algunas regiones. En la India, por ejemplo, se usa la pulpa seca como ingrediente imprescindible de sus famosas mezclas de especias y es uno de los aderezos fundamentales en platos tradicionales como el sambhar o el panipuri. También allí se usa para aderezar ensaladas, caldos o purés hechos a base de legumbres. Recordemos que pertenece a la familia de las leguminosas, siendo familiar de la algarroba, los garbanzos y las lentejas.
En Latinoamérica y Asia, primeros continentes a los que viajó este ingrediente desde África, es usado para complementar otras salsas, sobre todo picantes. Si nos vamos a China, algunas sopas agridulces se aderezan con tamarindo confitado, mientras que en México se utiliza para elaborar sobre todo dulces y aguas frescas. En Tailandia no puede faltar este fruto, pues es parte fundamental de uno de sus platos más conocidos, el Pad Thai.
También es común extraer el jugo de la pulpa para aderezar infinidad de hortalizas, y para tomar al natural, en zumos, infusiones o tés, aguas refrescantes, etc. A la hora de integrarlo en una receta, es importante tener en cuenta que el tamarindo es más ácido cuando está verde y más dulce cuando está maduro; de ahí su versatilidad y que pueda utilizarse tanto en dulce como en salado.
¿Qué tal si maceramos una carne o un pescado con una salsa hecha con tamarindo? ¿Por qué no darle un toque picante y divertido a una sopa o caldo? Si eres fan de los sabores agridulces, de las salsas exóticas y sorprendentes, el dátil de la India será para ti todo un descubrimiento.