A simple vista, el túpiro presenta una apariencia que nos recuerda a un híbrido entre tomate y berenjena. Lo cierto es que su imagen no engaña, ya que pertenece a su misma familia, las solanaceae. Abundante en zonas de gran pluviosidad, temperaturas tropicales y sombra, no es de extrañar su presencia en grandes zonas de la amazonia, donde hoy en día es un cultivo muy apreciado.
Su forma puede variar de los frutos más redondos a los ovalados, con un color amarillo rojizo que cambia de intensidad dependiendo de la madurez. Su carne es jugosa, con gran cantidad de agua, parecida a la del tomate, pero quizá un poco más entera. Se puede encontrar en países como Brasil, Venezuela, Ecuador o Bolivia, y es habitual que reciba otros nombres, siendo el de cocona uno de los más populares.
Su popularidad viene dada por su agradable sabor. Del túpiro se consigue una gran cantidad de productos derivados. Podemos encontrar zumos, mermelada, compotas, dulces y hasta helado de túpiro. También se puede consumir en crudo o acompañando a una buena ensalada, ya que se puede preparar como encurtido. Se suele mezclar con ají y es muy típico, como no podía ser de otra forma, dentro de la gastronomía del Amazonas.
En cuanto a sus propiedades saludables, está comprobado que el túpiro tiene una gran presencia de elementos antioxidantes, por lo que es un complemento ideal para dietas que necesiten de este aporte. Además, tiene un buen contenido en fibra y es rico en vitamina B5 y en hierro, algo que convierte a este fruto en un interesante complemento natural.