Muchas personas no consumen leche de origen animal porque sufren algún grado de intolerancia o alergia; la mayor parte de la población mundial de hecho y una minoría en los países desarrollados. También hay quienes deciden no beberla: los que optan por el veganismo y otros grupos de vegetarianos.
Para todos ellos, los productores de leches vegetales quieren ofrecérselas como una alternativa. Pero ¿de qué se trata?, ¿qué las distingue de la que tradicionalmente se ordeña?, ¿qué tipos existen y cuál es el mejor?, ¿en qué pueden beneficiarles?, ¿son más sanas que la bovina, por ejemplo? Aquí lo explicamos todo.
Qué es la «leche vegetal»
Como su propio nombre punta, las leches vegetales son bebidas que provienen de determinados cereales, frutos secos, legumbres y semillas. El aspecto de las leches vegetales es muy parecido al de la animal, en parte porque se han preocupado por ello para que se afiance la idea de alimento sustitutivo en los consumidores a los que está dirigida.
Para su elaboración, el material vegetal se disuelve y se desintegra en agua, separando después el líquido y agregándole lo que se necesita para mejorar su sabor en lo posible —una tarea de gran importancia— y sus propiedades nutricionales y, por supuesto, para que se conserve bien.
Tipos de leches vegetales
Debemos tener en cuenta que, desde diciembre de 2013, la Unión Europea prohíbe en su reglamento comunitario que se use la palaba «leche» para referirse a las bebidas vegetales comercializadas. Ni en los paquetes mismos, ni en los anaqueles, ni en publicidad de cualquier género puede designarse así. En España, allá por 2017, el Tribunal Superior de Justicia falló una sentencia determinando que las bebidas vegetales no pueden ser denominadas «leche» para no confundir a los consumidores.
Puesto que tanto su origen como sus cualidades nutritivas difieren por completo, en el reglamento mencionado se estipula que «se entenderá por leche exclusivamente la secreción mamaria normal obtenida a partir de uno o más ordeños, sin ningún tipo de adición ni extracción». E igual ocurre con productos lácteos como los quesos, los yogures, etcétera, pues deben proceder de la leche animal en exclusiva.
¿Por qué nos empeñamos, entonces, en usar la denominación «leche vegetal»? Porque coloquialmente sigue siendo la forma más común de referirse a este alimento. A pesar de lo que diga la ley, la textura, el color y el uso de estas bebidas sigue ofreciendo tantas similitudes con la leche que la gente sigue llamándolas así. ¿Y qué productos vegetales son los que se encuentran en los supermercados con mayor facilidad?:
- Avena
- Soja
- Almendras
- Coco
- Arroz
- Avellanas
Sin embargo, también podemos comprar en las tiendas leche vegetal extraída del centeno, la cebada, los anacardos, las nueces, la quinoa, el sésamo, los guisantes, los cacahuetes, el lupino, el girasol, el cáñamo, el lino y el amaranto. Basta hurgar en internet para descubrir estas y otras variedades.
Beneficios de las leches vegetales
Los principales beneficios de beber leches vegetales, de las que se han hallado menciones ya en manuscritos de recetas de la Antigua Roma, consisten en que ayudan a reducir o evitar las consecuencias indeseadas de padecer ciertas condiciones de salud.
Sin lactosa
Desde luego, como este alimento no es lácteo de verdad sino que deriva de plantas, carece de lactosa, el glúcido que trae de cabeza a tantos porque no pueden absorberlo en condiciones y les sienta mal. Les ocasiona cólicos abdominales, flatulencias, colitis, estreñimiento y ardor en las defecaciones.
Entre un 4 y un 6% de la leche de las hembras en casi todos los mamíferos se compone de dicha sustancia, que solo pueden digerir sin problemas los seres humanos cuyo intestino aún produce la enzima lactasa tras los cinco años de edad.
En el mundo, aproximadamente un 60% de la población es intolerante a la lactosa en niveles diversos; si hablamos de los españoles, la mortificante proporción se reduce a entre un 19 y un 28%. Y a ellos les pueden resultar muy útiles las bebidas vegetales por razones obvias. Tanto como a los alérgicos a la propia leche, la cual les provoca vómitos, diarreas y sarpullidos por esta razón a un 3% de nuestros congéneres.
Sin colesterol y con menos grasas saturadas
Para las personas con el colesterol alto en sangre, se recomienda la leche desnatada, que únicamente contiene 5 miligramos de este lípido por cada 225 mililitros frente a los 24 de la entera. Tal recomendación es para bajarlo, por supuesto, y prevenir así enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares y ataques al corazón.
Por otro lado, consideremos que las grasas saturadas presentes en la leche animal varían entre los 4,5 miligramos de la entera y los 0,4 de la desnatada, y pueden recrudecer la hipertensión, la diabetes y la obesidad.
Ya que las leches vegetales tampoco entrañan colesterol y sí mucha menos cantidad de este tipo de grasas dañinas, pero suficientes de las buenas para el órgano cardiaco, son preferibles en este sentido.
Una digestión más fácil
El hecho de que las bebidas vegetales no incluyan lactosa ni colesterol entre sus elementos compositivos y que, así, se revelen más ligeras que la leche de vaca ya sirve para garantizarle a los consumidores que es más fácil digerirlas.
Pero, por otro lado, regulan el tránsito intestinal con su aporte de fibras solubles e insolubles. De modo que, para aquellas personas con sobremesas pesadas por sus digestiones especialmente lentas o difíciles, pueden suponer una opción considerable.
El impacto medioambiental
No cabe duda de que el impacto ambiental de la ganadería lechera es muy superior al que causa producir bebidas vegetales de cualquier variedad. Según la FAO, los 1.500 millones de vacas para alimentación del mundo liberan 100 millones de toneladas de metano anuales, lo que ronda en una equivalencia terrible los 2.500 millones de toneladas de CO2.
Además, si bien los avances tecnológicos, en nutrición y en la dinámica de esta industria están disminuyendo su responsabilidad en el deterioro del planeta y el cambio climático, por ahora y hasta nuevo aviso, la elaboración de leche vegetal requiere entre un 91 y un 96% menos de terreno usado que las explotaciones para obtener la bovina por litro y entre un 40 y un 95% menos de agua.
La variable es de qué vegetal provenga la leche, claro. Pero hay que añadir que implica entre un 62 y un 77% menos de gases de efecto invernadero por litro y, para acabar, entre un 55 y un 90% menos de eutrofización, es decir, de vertidos contaminantes de nitrógeno y fósforo a vías de agua.
Sonia MasQué leche vegetal es la mejor
La mejor en cuanto a propiedades nutricionales, concretamente. Comparando las que pueden presentar las seis más comunes, ni la leche de avena, ni la leche de almendras, ni la de coco, ni la de arroz ni la leche de avellanas merece el primer puesto ante la de soja.
Por sus números en cuanto a grasas e hidratos de carbono, la leche de soja es la que más se asemeja a la rica leche de origen animal. Proporciona un buen nivel de proteínas, aceptable en parámetros alimenticios, y su volumen de isoflavonas, unos fitonutrientes muy antioxidantes, beneficia a las mujeres menopáusicas.
Si han decidido enriquecerla con calcio y vitaminas, su triunfo comparativo se vuelve indiscutible. O casi, pues tiene un inconveniente importante: sus características organolépticas; su sabor es bastante menos agraciado que el de las demás leches vegetales.
Diferencias entre la leche vegetal y la leche animal: ¿cuál es mejor?
Las bebidas vegetales y la leche de origen animal, como hemos visto, se diferencian en su composición y aportes alimenticios y, por lo pronto, en el impacto medioambiental muy superior de la segunda.
Esta no nos brinda el equilibrio de nutrientes que la de vaca proporciona de forma natural, ni tan siquiera proponiéndose añadirle algunos. La dosis de proteínas, con sus aminoácidos esenciales, y de calcio ni se acerca. Por otra parte, la primera nos suministra la exclusiva vitamina B12.
Las leches vegetales, en cambio, se superan en sus cuotas de fibra y de grasas no saturadas, pero no pueden sustituir de ningún modo a la leche materna ni a las formuladas infantiles. Pero favorecen a aquellos con intolerancia a la lactosa, alergia láctica, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes y obesidad.
En definitiva, aunque la leche de vaca resulte más completa para nuestro desarrollo, escoger la bebida de soja, por ejemplo, porque las condiciones de salud diagnosticadas así lo aconsejan es perfectamente razonable. O una combinación de consumo con la leche desnatada. Cada cual, lo que más le convenga.