Fuera de ciertos pequeños recodos de la costa levantina, es muy difícil encontrar pebrella, una planta leñosa de hojas lobuladas, perteneciente a la familia del tomillo. Su nombre científico es Thymus Piperella y su uso en la gastronomía mediterránea, sobre todo en Alicante, se remonta a tiempos inmemoriales.
Para encontrar pebrella tendremos que salir al campo, ya que sólo se encuentra de manera salvaje, criándose en zonas rocosas y calcáreas, aunque no es raro que aparezca, en menor cantidad, en el interior de bosques o en áreas despejadas de la sierra. El mejor momento para recogerla es en verano, antes de que comience su floración. De la pebrella se conservan sólo sus hojas, que se secan para poder aprovechar luego todo su aroma.
Tiene un olor muy intenso y aporta un gran sabor a los platos, de ahí que se suela usar con moderación. De hecho, es un ingrediente habitual, junto al orégano y el romero, en la típica mezcla de hierbas que se usa a lo largo de la Comunidad Valenciana para acompañar el asado de carne.
También es un ingrediente fundamental en la elaboración del gazpacho de carne, al que aporta gran fuerza, así como en la preparación de uno de los adobos clásicos de aceitunas, a la que da ese fuerte sabor a monte. También se usa, aunque en menor medida, para condimentar arroces con carne de conejo o aves de caza.
Se le atribuyen propiedades curativas, del mismo modo que a casi todo el resto de la familia del tomillo. Es una planta que ayuda con los problemas de congestión y es digestiva, aunque sus infusiones resultan bastante fuertes en boca.