Las semillas de lino son un alimento sano. No cabe duda. La industria de la dietética ha intentado durante décadas explotar al máximo sus potencialidades, rozando la exageración. Pero, a día de hoy, sí están comprobadas algunas de sus propiedades, las cuales al lado de su facilidad de uso la convierten en un producto tremendamente útil en nuestras cocinas.
Qué son las semillas de lino
El lino es una planta herbácea (Linum usitatissimum) conocida desde la antigüedad. Su origen está en el Caúcaso y actualmente se cultiva en Europa, América y norte de África. Los egipcios la usaban para embalsamar y elaborar aceites y los arqueólogos han encontrado restos de prendas hechas con lino de esa época. En Babilonia ya se cultivaba esta planta hace unos 7000 años. Y aún en el siglo VIII era tan importante que Carlomagno emitió leyes sobre su consumo.
Es una planta anual lampiña, de tallo hueco y cilíndrico. Sus semillas bien conocidas en cocinas. Son pequeñas, planas, de borde puntiagudo, lustrosas y pueden ser de color marrón o dorado. Tienen un suave sabor a nuez. También se las denomina comúnmente como linaza. Con ellas se elabora frecuentemente aceite o harina. Ambos productos conservan las principales propiedades de las semillas de lino con las que se preparan.
Para qué sirven las semillas de lino
La planta del lino ha servido durante milenios para diferentes usos, principalmente el textil. Con su tallo se confeccionan telas desde la época del Antiguo Egipto. Los egipcios envolvían y embalsamaban a sus muertos en telas de lino. Se han encontrado restos de estas prendas en excavaciones datadas sobre el año 5000 a. de C. Este pueblo creía que el lino era un tejido que imprimía pureza, y que el resto de fibras eran impuras. Pero se sabe que su uso como textil es incluso anterior, ya que también se han encontrado evidencias arqueológicas de fabricación de telas con esta planta en Çatalhöyük (actualmente parte del territorio turco) sobre el año 7000 a. de C.
Más tarde, a partir del siglo XV, algunos pintores empezaron a trabajar sobre lienzos de lino para pintar sus cuadros. La ligereza y la durabilidad del lino eran todo un avance en las técnicas utilizadas para pintar hasta aquel momento.
Hipócrates y Theophrastus recomendaban su uso medicinal hace ya 2500 años. En el conocimiento popular sobre sus usos en este sentido, la infusión de semillas de lino se usan para aliviar problemas de orina, la tos o el asma. Se puede aplicar en cataplasmas para tratar algunas afecciones de la piel como pequeñas úlceras o para las hemorroides. Para la infusión debemos usar las semillas molidas y poner tres cucharaditas en un litro de agua hirviendo. Es conveniente que repose hasta 12 horas, incluso toda la noche. Al día siguiente, ya se puede beber el líquido resultante, que por efecto de los mucílagos será espeso y gelatinoso, ahí están intactas sus propiedades. Para las cataplasmas a las semillas molidas se les va añadiendo agua hirviendo hasta obtener una pasta de consistencia suficiente y adecuada. Se pone un poco de aceite de oliva en la zona de la piel a tratar y se aplica la cataplasma envuelta en un paño limpio lo más caliente que sea posible para que sea útil, pero sin quemarnos.
Propiedades y beneficios de las semillas de lino
La utilidad de las semillas de lino reside en sus dos principales beneficios probados científicamente al 100%: su riqueza en omega 3 y en fibra dietética. En su valiosa aportación a la salud, gracias a estos dos componentes, reside casi toda su utilidad. Empecemos por el omega 3, una grasa saludable, fuente de muchas propiedades y en la que estas semillas es extremadamente rica. Tan sólo necesitamos dos cucharadas al día de semillas de lino molidas para obtener el 135% de la cantidad diaria recomendada. El omega 3 es un cardioprotector, mejora la función cardíaca y reduce la presión arterial. además de ser un buen antiinflamatorio. Colabora, además, en la fortaleza del sistema inmune.
Y, por supuesto, su cantidad de fibra dietética es otro efecto útil de las semillas perfectamente conocido y estudiado. Esta fibra es capaz de absorber una gran cantidad de líquidos, lo cual favorece el tránsito intestinal. Al entrar en contacto con un líquido producen mucílagos, un gel espeso y viscoso que estimula los movimientos del intestino, lo que proporciona un ligero efecto laxante.
Otros beneficios asociados a las semillas de lino derivadas de sus nutrientes son la reducción del llamado colesterol malo (LDL) y de triglicéridos, lo que vuelve a favorecer las actividades cardíacas y cerebrales. En algunos estudios clínicos también aparecen como favorecedores en enfermedades como la diabetes, la obesidad o ciertos tipos de cánceres, como el de próstata o de mama. Estos efectos en estas enfermedades están, en general, menos estudiados que los reseñados en el apartado "Para qué sirven". Estas conclusiones suelen provenir de estudios clínicos rigurosos, pero de pequeño número o alcance. De igual forma, se estudia su ayuda en trastornos como el déficit de atención o la pérdida de memoria.
Valor nutricional de las semillas de lino
Aparte de todo lo mencionado anteriormente, estas semillas poseen cantidades significativas de vitaminas B1, B2 y B6 y minerales como el cobre, fósforo, hierro, calcio, magnesio y manganeso. También tienen proteínas (18,3 gramos) y antioxidantes. Casi la mitad de sus calorías son grasa, pero grasa vegetal saludable. Por cada 100 gramos proporcionan unas 534 calorías, y una cucharada rasa (de 10 a 15 gramos) tiene entre 53 a 67 calorías. De fibra dietética posee 27,3 gramos y unos 29 gramos de hidratos de carbono. No contienen, por otra parte, ni un gramo de colesterol. En 100 gramos está toda la cantidad recomendada diaria de fósforo y de vitamina B1 y la mitad del potasio y el zinc necesarios.
Cómo tomar las semillas de lino
Para empezar es importante tener en cuenta que lo recomendable es moler las semillas. Enteras no se aprovechan bien sus propiedades, ya que está demostrado que al ser ingeridas directamente, ligeramente masticadas por nuestros dientes, sólo sirven para el tránsito intestinal. El resto de sus beneficios prácticamente se diluye, puesto que las semillas sin moler no son totalmente digeridas por nuestro cuerpo.
De hecho, su omega 3 no está completamente biodisponible para el cuerpo en las semillas enteras. Por lo tanto, es preferible molerlas en casa una vez compradas, y utilizarlas lo antes posible para evitar la oxidación. Molidas sus usos son muy variados. Se pueden agregar o espolvorear directamente sobre cualquier alimento. Cuando se remojan en líquidos son especialmente interesantes como nutrientes. Como se detalla en un apartado anterior, este remojo produce los mucílagos, que es una fibra soluble. Por ello, es ideal añadir tus semillas de lino molidas a batidos, cremas de verduras, sopas, al yogur o al kéfir, o simplemente a tu vaso de leche o bebida vegetal. También espolvorearlo en el bol mañanero de cereales es una forma fácil de tomarlo. Pero si lo agregas a tus ensaladas o a la pasta, a unas tostadas francesas o a la mostaza o mayonesa de tu bocata, igualmente tienes una manera sencilla y rica de aprovechar sus nutrientes.
Las masas para hornear como panes, magdalenas o bollos son otras formas de añadir semillas de lino a la dieta. Este método de cocción no parece reducir drásticamente las propiedades de este alimento, y en cambio, aporta sabor y textura a estos productos.