La televisión no acabó con las estrellas de la radio, que decía una vieja canción de los 70. De igual modo, los centros comerciales no han fulminado los mercados tradicionales. Su oferta selecta, sus edificaciones antiguas y bien conservadas y su historia siguen siendo un imán para muchos clientes. Además, la creciente modernización de los mercados en cuanto a accesibilidad, sostenibilidad y la aplicación de las nuevas tecnologías en sus servicios han conseguido mantener, no siempre fácilmente, su larga vida en nuestras calles.
Los mejores mercados tradicionales de abastos de España
Existen en España más de 80 mercados tradicionales, y gran parte de ellos son la joya de la corona del comercio local de su ciudad o de su zona de influencia. La necesidad de crear espacios higiénicos y seguros para vender alimentos fomentaron su auge a partir del siglo XIX, aunque los mercados como plazas donde se reúnen los comerciantes y los clientes existen desde hace milenios. En España muchos de ellos conservan los edificios originales y su esencia vital como centro neurálgico de una ciudad. Te presentamos estos nueve mercados, que concitan lo mejor de esa esencia, esparcidos por la geografía peninsular.
Mercado de Maravillas de Madrid, tradicional e internacional
Este año el Mercado de Maravillas ha cumplido 80 años. Se inauguró en 1942 y está enclavado en Tetuán, en el barrio de Cuatro Caminos. Abarca unos 9000 metros cuadrados. Es el más grande de la ciudad. El espacio que actualmente ocupa tiene una historia peculiar. De hecho, el nombre proviene de la antigua fábrica de papel pintado “Las Maravillas” de Casimiro Mahou. En dichos terrenos se ubicó una escuela católica del mismo nombre. Y así, con tan curiosa denominación, pervive hasta nuestros días.
Alberga más de 250 puestos y más de 20 gremios diferentes realizan aquí sus actividades profesionales. En cuanto a restauración, hasta en 7 bares se puede desayunar con las tradicionales porras o degustar tapas de toda la vida. La mayoría de su clientela es fija, y muchos padres han transmitido a sus hijos la costumbre de venir a este mercado, y estos, a su vez, se la están inculcando a la siguiente generación. Otra de las grandes ventajas del mercado es la variedad en tiendas latinas de alimentación. Más de 20 negocios se dedican casi en exclusiva a vender productos típicos de esa región del mundo. Esta característica ha convertido al Mercado de Maravillas en un ejemplo clásico de la convivencia multicultural de Madrid.
Mercado Central de Valencia, el corazón de la ciudad
A principios del siglo XX el Ayuntamiento de Valencia convocó un concurso para crear un nuevo espacio gastronómico, dado que el antiguo mercado estaba obsoleto desde hacía décadas. La obra se acabó de construir en 1928 por los arquitectos Enrique Viedma y Ángel Romaní. Se inauguró en enero de aquel año. El imponente edificio que alberga el mercado, también de estilo modernista, era un símbolo de progreso de su época, y aún hoy es uno de los grandes iconos de Valencia. En 2016 se celebraron los 100 años transcurridos desde la colocación de la primera piedra, acto histórico al que acudieron algunas personalidades.
Es un mercado tradicional que vertebra desde su privilegiada ubicación, a 5 minutos andando de la Catedral y frente a la Lonja de la Seda, gran parte del rumbo comercial y vital de la ciudad. Tiene una superficie total de más de 15000 metros cuadrados y 259 puestos. Ocho de cada diez visitantes del mercado son vecinos de la zona, y un 18% proceden de la misma provincia. Por este motivo, aunque el Mercado Central de Valencia es visita obligada debido a su belleza, todavía resiste el envite casi inevitable del turismo masivo. Sus fieles opinan que mantiene el encanto, que no ha sucumbido aún a ser una mera feria visual.
Mercado de La Boquería de Barcelona, atracción para los sentidos
El Mercado de San José, conocido como La Boquería es, sin duda, uno de los mercados más importantes y conocidos fuera y dentro de España. Ubicado en las Ramblas de Barcelona, esta plaza de abastos es una atracción visual para los turistas. El arquitecto José Mas Vila lo diseñó en el siglo XIX en estilo modernista y fue inaugurado en 1840. Una de las anécdotas añejas que le acompaña es que se levantó gracias a la Ley de Desamortización de Mendizábal. Esta ley permitía la expropiación de terrenos de la iglesia. Y es que, en esos terrenos que ahora ocupa La Boquería, existía hasta el año 1835 un convento que fue quemado por una multitud enfurecida, hecho enmarcado en los motines anticlericales de la época.
Mercado de la BoqueriaEste mercado lleva sobre sus espaldas 182 años de historia, casi 183 dentro de muy poco. Tiene 2583 metros cuadrados y 300 puestos, que son una feria para los sentidos, repleta de colores y olores. En los últimos años, pasear tranquilamente por él se ha complicado debido a la afluencia masiva de turistas, que la recorren como si fuera un museo más que un mercado. Algunos vecinos se quejan de que está, por ello, perdiendo su esencia. Lo cierto es que su belleza visual y la calidad general de su oferta lo mantienen como una visita obligada de Barcelona.
Mercado de Abastos de Santiago de Compostela, un privilegio gastronómico
En 1941 se levanta el actual Mercado de Abastos de Santiago de Compostela bajo la dirección de Joaquín Vaquero. En sus terrenos ya se ubicaba un mercado en la ciudad, pero fue en ese año que comenzó a funcionar esta plaza de abastos. Tras la Catedral de la ciudad es el segundo lugar que más visitantes recibe. Ocupa unos 5000 metros cuadrados y ofrece una prestigiosa oferta gastronómica. Destacan en ella los pescados y mariscos frescos, y toda clase de delicias provenientes del mar. La gran variedad de estos y otros productos autóctonos o típicos gallegos son su mayor y mejor reclamo. Los compostelanos son los primeros grandes clientes de este mercado.
Posee un ambiente acogedor, algo a lo que favorece su construcción en piedra y su encanto rústico. Callejear entre sus puestos y charlar con sus gentes es, en sí misma, una experiencia nada desdeñable. En la llamada nave 5, la que está dedicada a la restauración, se cocina al momento lo que el cliente haya comprado. Un espacio gastronómico de primer nivel que no ha perdido su esencia y poder de convocatoria.
Mercado de la Ribera, emblema de Bilbao
Bilbao, como el resto del País Vasco, es un lugar donde se disfruta especialmente la gastronomía. Su icónico Mercado de La Ribera es un referente para los bilbaínos, pero también para los turistas. No en vano es uno de los edificios más visitados de la ciudad, tras el Museo Guggenheim. Su arquitecto, Pedro Ispizua, la construyó en estilo racionalista, un diseño habitual a finales de los años 20. Se inauguró en agosto de 1929, y su apertura constituyó todo un evento popular, al que asistió incluso el Gobierno nacional.
Fernando Díez VarelaEl Mercado de la Ribera abarca 10000 metros cuadrados. En el año 1990 se le concedió un Premio Guinnes al mercado de abastos más completo. Dentro de su espacio se ubican más de 50 puestos de alimentación, 10 gastrobares y un aula de cocina, gestionada por la Escuela de Hostelería de Bilbao, que ofrece cursos para cocinillas y aficionados, bilbaínos o turistas de paso.
Mercado de Atarazanas de Málaga, el legado árabe
El Mercado de Atarazanas nace gracias a la aprobación de un proyecto para construir un nuevo mercado cubierto en la ciudad. El encargado de llevar a cabo su diseño fue el arquitecto Joaquín Rucoba, quien siguió para ello un modelo neo árabe. El mercado se inauguró en 1879, con dos alas unidas a un eje central. Su nombre proviene del edificio anterior denominado “Atarazanas”, un taller naval de origen nazarí, del cual se conserva una puerta de mármol. Antiguamente, de hecho, una de las fachadas de la antigua edificación daba al mar. A partir del año 2008 se rehabilita totalmente, reestructurando los puestos. También en esta reforma se recuperó parte de su fisonomía y legado nazarí. En su construcción sobresale el hierro, lo que le proporciona un aire de edificio industrial, y una gran vidriera que representa el puerto de la ciudad. Actualmente tiene una zona donde se ubican los puestos de alimentación (especialmente destaca la venta de pescado fresco) y otra de restauración. El mercado y sus alrededores son zonas para callejear y tapear, actividades habituales de la bulliciosa Málaga.
Mercado de Triana de Sevilla, alma del mítico barrio
El Mercado de Triana está situado en la Plaza del Altozano, en el mítico barrio sevillano. Se construyó sobre las ruinas del Castillo de San Jorge, lugar de operaciones y ajusticiamientos de la Santa Inquisición durante más de 3 siglos. En el siglo XIX se levantó en el solar la plaza de abastos. En el año 1992, con motivo de la Exposición Universal, se llevaron a cabo reformas y obras que desvelaron no solo los restos del antiguo castillo, sede de la Inquisición (dato histórico bien conocido), sino que, además, se hallaron pruebas de la existencia de un cementerio almohade. Estos hallazgos obligaron a trasladarlo provisionalmente a otro espacio hasta 2001, año en que regresó a su actual ubicación.
Mercado de TrianaEste mercado conserva la esencia propia de estas plazas populares, la costumbre de callejear por sus pasillos, de tapear en sus bares, y hasta de cotillear con venteros y vecinos sobre los pormenores del día. Existe para ello más de 10 lugares de restauración donde se puede comer la típica comida andaluza o probar una amplia oferta gastronómica.
Mercado de Central de Salamanca, el de toda la vida
A pocos metros de la Plaza Mayor de Salamanca se sitúa el Mercado Central. Otro edificio modernista diseñado por el arquitecto Joaquín de Vargas Aguirre. Esta zona reunió durante siglos la mayor parte de la actividad comercial de la ciudad, pero no fue hasta finales del siglo XIX cuando se proyectó un lugar cubierto y con condiciones más adecuadas para vender alimentos. Este espacio se inauguró el 15 de abril de 1909 y es, en efecto, el mercado más antiguo de Salamanca. Enmarcado por unas vistosas vidrieras, está básicamente levantado en ladrillo y hierro. Es amplio, luminoso y se puede recorrer sin agobios de gentío. Su oferta también contiene muchos de los mejores productos de la tierra, entre ellos los jamones y embutidos, y la propuesta de restauración no desmerece. Conserva calidez en el trato y en la cercanía, y es otro edificio para tener muy en cuenta a la hora de pasar por la ciudad.
Mercado de San Blas de Logroño, la herencia a transmitir
En diciembre de 1930 se inauguró el Mercado de San Blas de Logroño. Se le había encargado al reconocido arquitecto Fermín Álamo dos años antes. En el año 1987 se restauró con tal acierto que, desde ese año, la plaza de abastos tuvo un segundo renacimiento. Ubicado en el centro de la ciudad, en el casco logroñés, toma su nombre de una iglesia derruida en su momento.
Este mercado es, desde sus inicios, parte esencial de la vida de Logroño. Lugar de encuentro de vecinos y amigos, y del devenir de los chismorreos de los acontecimientos cotidianos. Su clientela es leal, y en gran parte, gente mayor, que trata de dejar en herencia a las generaciones venideras la costumbre de visitarlo por salud, por cultura y por historia. La pandemia, paradójicamente, atrajo clientela joven a sus instalaciones, y este hecho revitalizó en cierta medida el mercado.