Almodóvar (Miguel Ángel) es uno de los escritores gastronómicos más prolíficos, polifacético e interesante en las últimas tres décadas. Acaba de publicar Eso no estaba en mi Libro de Historia de la Cocina Española, un ensayo de crítica cultural, en el que desmitifica con ironía la versión edulcorada de la historia gastronómica española.
La obra es un conglomerado de anécdotas y recuerdos de viejos debates históricos como el comenzado por el doctor Thebussem sobre si existe o no la "cocina española", así como una recopilación de datos a través de los que sustenta un discurso propio y punzante.
En el libro, Almodóvar expone la necesidad de un inventario riguroso y no simplificado de la cocina española y reprueba los realizados hasta ahora. Para su trabajo, el autor también retoma los pensamientos de clásicos y contemporáneos de la literatura gastronómica como Martínez Llopis, Luis Antonio de Vega, Vázquez Montalbán, Carlos Pascual, Enrique Sordo, Luján y Perucho, Díaz Yubero, Eva Celada e Inés Butrón, aunque no siempre con la referencia bibliográfica completa (norma académica de utilidad para encontrar en las fuentes originales el texto que se menciona).
Eso no estaba en mi Libro de Historia de la Cocina Española contiene 344 páginas (para los que seguimos leyendo en papel) y no es de extrañar que en un breve capítulo de tres páginas el autor se meriende la historia del periodismo gastronómico en España. Lo relevante para mí, es a quién menciona en ellas, pues son, según su parecer, quienes han escrito la historia de la gastronomía.
Almodóvar destaca 11 nombres de periodistas y escritores gastronómicos hasta la Transición y 15 para el periodo posterior, desde los 80s del siglo XX hasta la actualidad en el siglo XXI.
Son los nombres de aquellos que han narrado la versión hegemónica de la gastronomía española y me sorprende la ausencia de otros muchos que no han seguido el juego establecido y que han sido antes periodistas que gastrónomos. Por ejemplo, él mismo. Almodóvar habla de gastronomía desde los años 80 del siglo XX y ha publicado más de 20 libros sobre el tema —entre ellos el magnífico El hambre en España. Una historia de la alimentación—. Además ha participado en programas de radio y televisión en prime time. Precisamente, en uno de esos programas tuvo la valentía de denunciar un producto "milagro" para la flora intestinal en formato lácteo —en el que las madres de aquellos años ahogaban a sus hijas— y le costó el puesto.
Hay más, algunos más. Discretas plumillas o reconocidas entonces y después olvidadas, que simplemente hicieron su trabajo como periodistas, denunciando, por ejemplo, campañas publicitarias del cocinero del momento para un producto en la lista roja de los productos transgénicos (la dejó al momento porque el micrófono fue el adecuado) o la pérdida de una oportunidad de oro de los cocineros en la televisión para divulgar la buena alimentación en lugar de los productos industriales que pagan la publicidad (nadie se dio por aludido porque el micrófono tenía poca potencia).
Ellos y ellas son y han sido periodistas contrahegemónicos, que denuncian, critican y descuartizan un discurso oficial siempre interesado y para los que seguro habrá algún capítulo en algún próximo libro. Es cuestión de memoria y relectura, como la que invitamos a realizar en el próximo Congreso de Comunicación y Periodismo Gastronómico y como la que hace Almodóvar en el resto de capítulos de Eso no estaba en mi Libro de Historia de la Cocina Española.