Porque además, el tío ha ido, erre que erre, repitiendo en su participación y en tres de esas ocasiones ganó medallas en el Bocuse d'Or: Bronce en 2005, Plata en 2007 y Oro en 2011. ¡Díganle que haga eso a cualquier estrellado cuisiner espagnol! Si les da vergüenza participar. ¿O es miedo a concursar y a fracasar? Stupéfiante!
Algo huele a podrido y no es precisamente en Dinamarca, sino mucho más cerquita. Nuestra querida España, esa España mía, esa España nuestra, su Gastronomía y sus cocineros vienen denostando ostentosamente el Concurso Internacional de Cocineros por países Bocuse d'Or, mientras se nos llena la boca y llenamos las portadas de todos los medios hasta por los premios más inmundos del mundo. Qu'est ce que c'est?
Sin embargo, justamente al contrario pasa en otros muchos países europeos como la citada Dinamarca y restantes países nórdicos, la propia Francia, por supuesto, Bélgica, Alemania, Inglaterra, etc. etc. cuyas administraciones, marcas y medios dedican recursos y apoyos suficientes y honrosos, cuando no holgados y generosos, para financiar a sus equipos en pos de pelear por el título. Aquí, ahora, el equipo Bocuse español cocina en la indigencia, excepción hecha del apoyo de Makro y cuesta la misma vida encontrar candidatos. Hallucinante!
Les puedo asegurar y les aseguro, porque lo he visto, que para los mejores cocineros/restaurantes europeos es prestigio y orgullo haber participado y/o ganado el Concurso Bocuse d'Or, lo llevan a gala y es parte importante de sus curriculums y de su imagen, además de una eficaz herramienta de marketing. Mais alors…
I Aquí, nous alón sobraos y nuestra cocinería desprecia el Bocuse bajo la excusa de que es una cocina anticuada y demodé, de pijaditas y chorradas. Porque lo que realmente es cocina es solo la que se hace en España y nada más, lo demás no cuenta. Pero resulta que insistentemente, la alta cocina mundial no va por nuestro mismo camino. Un camino de una maravillosa cocina, propia y original basada en la excelencia del producto, pero que no es la única manera conceptual de hacer de la cocina excelencia. No lo es. Ahurissant!
Por eso, los que seguimos en el empeño inundados de experiencia y pasión, estamos convencidos, como dice mi compañera Marianela Olivares, que lo tenemos todo para continuar: arte, gusto y devoción, solo hay que cambiar la línea de ataque y despertar el corazón de la gentes de la gastronomía. ¡Despertad! Hagámoslo por los que vienen que buscan inspiración. Marchons, oui marchons…
Para terminar, permítanme escribirles, porque si no lo hago reviento, que nuestra alta cocina cada vez va dando más pasitos hacia ese tipo de cocina. Eso sí, muy disimuladamente y a la chita callando. Pero ¡shhhhh! No se lo digan a nadie, que ellos aún no lo saben.