Bendita la hora en la que aquel cocinero de finales del siglo XIX se le olvidó añadir la levadura a un normal y cotidiano bizcocho de chocolate.
Imagino a ese cocinero con trazas de glotón relamiendo la lengua de gato y comprobando que de una u otra manera la delicia de aromas y sabores que manifestaba la mezcla sin la levadura hacía imposible la idea de que tales ingredientes acabasen en el destierro fatal del cubo de la basura.
Bendita pues esa hora (esa primera hora de la mañana o de la tarde) en la que nuestro cocinero decidió extender el plastón de chocolate y nueces en una bandeja de hornear, lo metió en el horno a una temperatura considerable, y consiguió una costra que envolvía una delicada textura de chocolate untuosa y sensual interrumpida por fugaces apariciones en textura de frutos secos y sabores otoñales.
Así comienza la historia de este clásico de la repostería que, lejos de suponer un marrón para su creador, le encumbró como uno de los más grandes creadores del arte culinario.
Conozco a muy pocas personas a quienes no les gusten los Brownies... muy muy pocas. Incluso conozco a quienes no gustándoles el chocolate son más que adictos al Brownie a la hora de la merienda.
Cuando llegaron a mis manos "Los Brownies de Carmela" me entraron por los ojos. La sutil elegancia y la sencillez con que venían empaquetados me comunicaban la sensación de que el interior de la caja iba a albergar el mismo "estilo" con que se presentaba la caja en sí.
Y así fue... en efecto. La delicadeza de los Brownies se hacía patente a medida que, mordisco tras mordisco, y como por arte de magia, los Brownies iban desapareciendo, y la caja elegantemente forrada con un simple papel de seda, se convertía en un contenedor de migas después de una fiesta infantil.
Los sabores tradicionales cohabitaban con otros sabores más contemporáneos... como la tarta de queso. Pero en todos ellos se hacía presente la maestría de sus creadoras. Ese magnífico equipo que forma "Los Brownies de Carmela”. Vicky y Maisa son las reinas del brownie. Definitivamente.
El auténtico Brownie de chocolate... el tradicional, convive perfectamente con los nuevos sabores exóticos de Ceylán... de canela... de café... de naranja. Es un producto único.
A lo mejor algún día, si el crecimiento lo permite, podremos comprarlos en tiendas físicas cerca de nuestros domicilios, pero por el momento yo os puedo asegurar que los envíos funcionan a la perfección, y que el producto no os defraudará.
Encontrar "losbrowniesdecarmela" en medio de este océano de productos sin par, fue para mí como encontrar un diamante en una playa de arena blanca.
Os lo recomiendo.