Tenía que pasar y ha pasado. Nada más salir la noticia de que había escasez y que había subido el pecio del aceite de girasol -no se sabe muy bien si por la guerra en Ucrania o por qué- han tenido que salir todos los tontos en fila india a preguntar que cómo es posible que eso sea un problema y que a ver, que quién narices usa aceite de girasol cuando todo el mundo sabe que el aceite bueno y saludable es el de oliva. Y si es extra virgen, pues mejor. Hasta han hecho memes. He visto alguno incluso de algún afamado crítico gastronómico.
La ignorancia es muy atrevida, eso ya lo sabemos, y no hay balas -ni por lo visto escuelas- para tanto tonto y tanta falta de empatía. Mirad majos, en primer lugar, que vosotros os podáis permitir el aceite de oliva a tutiplén y que hasta os lo untéis en vuestros cuerpos serranos cada noche cuando os restregáis con vuestra/o parienta/e, no quiere decir que vuestros vecinos sí puedan. Y no me vengáis con lo de que compran aceite de girasol, pero después van todos con un móvil de mil pavos, porque eso es una falacia.
No todo el mundo ata los perros con longanizas, el aceite de girasol es mucho más económico y es el único que mucha gente se puede permitir. Punto pelota y vosotros punto en boca. Yo soy español, español, español. ¿A qué quieres que te gane? En estupidez seguro que no.
Y por otro lado, está el gusto y el paladar de cada cual que es personal e intransferible. Así que del mismo modo que hay a quien puede no gustarle la cebolla, el tomate o las habichuelas, hay a quien no le gusta reconocer el sabor del aceite de oliva en una mayonesa por ejemplo, o en unas patatas fritas. E incluso, podría ser -solo podría, ¿eh?- que una mayonesa, unas papas o según qué fritura quedara mejor con aceite de girasol. O sea que el aceite de girasol puede tener todo el sentido gastronómicamente hablando. ¡Boom!
Y volviendo al tema del parné, incluso habrá quien pueda pensar que hacer una mayonesa con aceite de oliva es económicamente insostenible y un despilfarro de nuevo rico. Por cierto, ¿cuántos de a los que os parece tan mal que haya gente que use aceite de girasol compráis mayonesa de bote? ¿Cuántos reutilizáis el mismo aceite una y otra vez? ¡Qué os vais a intoxicar!
Luego están los peores de todos. Los talibanes del AOVE, que lo dicen siempre así además, que suena más guay. Personalmente es un aceite que solo uso en crudo, no lo uso nunca para cocinar, porque es lo que prefiero, lo que me gusta, lo que se ajusta a mi paladar. Si vosotros queréis o podéis derrochar el dinero, pues adelante, pero yo ni puedo ni me gusta. Así que no me comáis la oreja ni la cabeza.
Y claro, si no habéis atinado con nada de lo anterior, lo de las diferencias culturales os parecerá un auténtico acertijo cuando no un auténtico galimatías. Jorge Guitián, aquí y en otros sitios, se ha cansado de explicar que en su Galicia, territorio atlántico, el aceite de oliva no es algo tan común como en Andalucía, donde es religión. Así, mientras un andaluz no concibe su vida sin el aceite de oliva, quizás un gallego pasa tranquilamente con aceite de girasol o de maíz. No todo el mundo come igual que vosotros, hijos de mi vida, adalides de la pureza, guardianes de las esencias de la mediterraneidad. Porque ni pueden, ni está en su acervo cultural alimentario.
Por último, hay que ir con cuidado con los mensajes de salud que se mandan a la población, porque después pasa lo que pasa. El aceite de oliva es sanísimo. No voy yo a venir aquí a descubrirlo y mucho menos a decir lo contrario. Pero eso no quiere decir que otros aceites no puedan ser también saludables. ¿Quizás no tanto? Quizás no, pero tampoco nos van a perjudicar como sí lo haría -insisto- un aceite de oliva reutilizado ad nauseam.
Lo que pasa es que el aceite de oliva gracias a todas las campañas que se han hecho para favorecer su consumo ha parecido durante mucho tiempo el maldito elixir de la vida eterna y a su lado todo el resto de aceites, auténticos venenos. También es verdad que el asunto de las intoxicaciones por aceite de colza adulterado en 1981 -vaya año por cierto- tampoco ha ayudado.
Como me decía un amigo, todo esto tiene tufo de franquismo sociológico. A eso de si «ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos», me decía mi amigo. Y no le faltaba razón. El mundo es muy grande y cabemos todos. Paz hermanos.