A menudo, muchos se preguntan cuáles son las diferencias entre el champagne y el cava. Aunque pueda parecer que las similitudes entre ambos productos son muy altas, lo cierto es que sus diferencias se producen en puntos clave. ¿Quieres conocer qué distingue al champagne del cava? Te lo contamos todo en este artículo.
Champagne y cava: tres diferencias básicas
Entre el champagne y el cava existen, concretamente, tres diferencias importantes. Dos de ellas están relacionadas con el origen de cada bebida y de la materia prima que se emplea.
El clima y el suelo de la zona
El champagne se produce en la región de Champagne, en Francia, donde el clima es muy diferente al de la zona mediterránea donde se elaboran los cavas. El lugar donde crecen los viñedos que finalmente se utilizarán para elaborar champagne es frío y disfruta de copiosas lluvias. Por lo general, el verano es corto y termina rápidamente, dando paso a un otoño de temperaturas bajas. ¿Cuál es el efecto de este clima en la uva? No le permite madurar lo suficiente y eso se traduce en un vino espumoso más ácido. El cava, por su parte, disfruta de un clima más benévolo que ayuda a las uvas a madurar lo suficiente. Por eso, a diferencia del champagne, el cava es más seco, más afrutado y se aleja de la acidez de su hermano francés.
No podemos cerrar este apartado sin mencionar las diferencias obvias entre el terreno que se encargará de dar a luz ambos productos. La región de Champagne tiene un suelo ácido y pobre en sustrato. Y, si nos centramos en los cavas catalanes, concretamente los que emanan de la comarca de El Penedés, provienen de un terreno calcáreo y arcilloso, perfecto para añadir cierto dulzor al producto final y evitar la adición de azúcares.
El tipo de uva que se utiliza
Otra diferencia crucial entre estos dos productos radica en el tipo de uva que se utiliza para su elaboración. Por supuesto, esto está relacionado con el primer punto que hemos mencionado. En el caso del champagne, la tipología habitual es Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier. La primera variedad es uva blanca, mientras que las otras dos son uva tinta.
En el caso del cava, las variedades más frecuentes son Xarello, Macabeo y Parellada, aunque también se utilizan Malvasía y Chardonnay. Todos estos tipos de uva son blancos y solo se añaden variedades tintas, como Garnacha o Trepat, cuando se elaboran cavas rosados. No obstante, hablamos de un uso muy minoritario.
El precio
El precio final del champagne y del cava también es un hecho diferencial entre ambos productos. En cuanto al primero, es difícil ver botellas de un precio inferior a los 15 euros. En cambio, los cavas más consumidos fluctúan entre los 5 y 10 euros. Evidentemente, tanto si se busca el mejor champagne como si se desea obtener un gran cava, será necesario pagar un importe mayor. Pero, si nos atenemos a los espumosos más populares y comunes de ambas variedades, el precio es, sin lugar a duda, uno de los puntos que más los diferencian.
Lo que tienes que saber del champagne
La historia del champagne francés, tal y como lo conocemos hoy en día, se remonta al siglo XV. Su nombre proviene de la región francesa de Champagne y, en sus inicios, no se contemplaba como un vino efervescente. De hecho, en el año 1660 se empieza a embotellar antes de terminar la primera fermentación y eso provoca la aparición de las burbujas. Gracias a la popularidad que alcanzó en Inglaterra, su producción no fue descontinuada.
En la actualidad, el champagne es todo un referente entre los vinos espumosos. Está protegido por una denominación de origen controlada y asociado frecuentemente con momentos de alegría y celebración. Algunos de los productores de champagne más importantes del mundo son Moët et Chandon, Mercier, Ruinart, Pommery, Canard-Duchêne y Veuve Clicquot. Con todo, como suele suceder en otras bebidas similares, hay una gran cantidad de elaboradores artesanales que han logrado champagnes de alta calidad, pero con una producción más baja.
Lo que tienes que saber sobre el cava
El cava sigue los patrones de producción y elaboración del champagne. Aunque suele asociarse a algunas comarcas de Cataluña, también se produce en otros puntos de España, como Valencia, Aragón, La Rioja y Extremadura. Es una bebida muy controlada, que se ampara bajo el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Cava, que depende directamente del gobierno español.
Debemos dar un salto temporal de más de 150 años para llegar al origen de este vino espumoso. Sus primeros productores, Francesc Gil y Doménech Soberano, presentaron en la Exposición Universal de París del año 1868 los primeros cavas. Dos décadas después, por culpa de una plaga de filoxera, se sustituyeron las variedades negras de uva por cepas blancas autóctonas, lo cual le dio al cava su propia personalidad. Sin embargo, no fue hasta el 1972 que se empezó a utilizar de forma oficial esta denominación con el objetivo de resolver el conflicto con Francia por el uso del término champagne.
En resumidas cuentas, podemos decir que ambos productos parten de una misma base, pero por el camino adquieren sus propios matices, gracias al entorno, al clima y al tipo de uva empleado. Aun así, ambas son bebidas de alto prestigio, reservadas para los momentos más especiales y con una delicadeza innata. Sin importar cuál sea la elección final, las dos serán capaces de cautivarte con su toque particular y sus centelleantes burbujas.