Existen técnicas para alargar la vida útil de frutas y verduras y no es complicado aprovecharlas al máximo. Eso sí, menos algunas notables excepciones, hay que tener en cuenta que estos alimentos seguirán echándose a perder rápidamente. En términos generales, las verduras se estropean antes que las frutas, que son órganos de la planta diseñados y seleccionados para durar y extender la prole, mientras que las verduras suelen ser partes de la planta separadas de otros tejidos (sí, aunque algunos frutos los englobamos dentro de la verdura). ¿Cómo podemos conservarlas mejor?
¿Qué frutas y verduras se guardan en la nevera?
Como regla básica, debemos conservar en la nevera toda fruta o verdura muy carnosa y sin cubierta dura. La capa externa es la barrera de protección ante la entrada de microorganismos, además de ayudar a evitar la pérdida de hidratación o resistir posibles lesiones. Ejemplos de frutas son las ciruelas, fresas, uvas, frambuesas...
Los plátanos también resisten mejor en el frigo, aunque esto tiene su razón en la producción de etileno, la hormona de la senescencia en plantas, que aparece cuando una fruta comienza a madurar. En el caso de los plátanos, por ejemplo, su producción es muy alta, pudiendo envejecer, incluso, otras frutas cerca de ellas.
En cuanto a las verduras, prácticamente todas son susceptibles de ser guardadas en la nevera, especialmente los espárragos, alcachofas al fresco, el brócoli, las zanahorias, endivias, el apio... Los tejidos de estas plantas se estropean con curiosa rapidez cuando el frío no las conserva.
¿Qué frutas y verduras no se guardan en la nevera?
Las frutas y verduras que no hace falta conservar en el frigo son aquellas que tienen una capa protectora, más resistente o dura. Entre las frutas, las manzanas suelen ser la referencia de mayor duración, pudiendo aguantar meses. También podemos incluir aquí los melones y sandías, los cítricos, la piña, la granada o, excepción de referencia, el caqui. Entre las verduras, los pepinos, la remolacha, por supuesto las patatas y cebollas y ajos se guardan fuera de la nevera.
Trucos para conservar frutas y verduras más tiempo
¿Qué causa que la fruta o verdura se pudra? En esencia son dos cosas: los microorganismos y el propio proceso de envejecimiento. Los primeros, bacterias u hongos, aprovechan entradas a los tejidos para atacarlos y destruirlos mientras se alimentan de ellos. En el segundo caso, es un proceso natural en el que las células se autodestruyen poco a poco, y los tejidos se van deteriorando.
Lavar antes de guardar
Para evitar que otros organismos "pudran" las frutas y las verduras, hay un truco sencillo que ayuda muchísimo a mejorar la durabilidad: lavarlas. Así de sencillo. Lo mejor es usar agua y jabón, con un poco de delicadeza. De esta manera evitamos que otros productos químicos estropeen las capas de protección que ya tienen las frutas y verduras de por sí. También hay que tener cuidado al manipularlas para no provocarle lesiones que aceleren el proceso de putrefacción.
Usar recipientes abiertos o transpirables
Algunos de los microorganismos más peligrosos para la conservación son anaerobios, lo que quiere decir que necesitan que no haya oxígeno para crecer. Sin embargo, hay muchos organismos flotando en el aire. Cuantos menos caigan sobre la fruta y la verdura, más los conservaremos. ¿La solución? Usar recipientes o embalajes que permitan el paso de oxígeno pero no el de microorganismos. Transpirables, por ejemplo, o abiertos pero cubiertos.
Emplear lugares frescos, secos y sin sol
Para la fruta y la verdura que no se guarda en la nevera tenemos un truco ancestral para aumentar la conservación: un lugar oscuro y fresco. El calor aumenta no solo el metabolismos de los microorganismos, sino también el proceso de envejecimiento de la fruta. Por otro lado, comentábamos antes la existencia del etileno, la hormona de la senescencia, en las frutas y verduras cuando maduran. Si el lugar está aireado, ayudaremos a que se elimine el exceso de humedad, que ayuda a la propagación de los microorganismos, y de etileno, que acelera el proceso. El sol, por otra parte, también lesiona rápidamente los tejidos.
Separar los alimentos para evitar la contaminación cruzada
Tanto para frutas y verduras guardadas en la nevera como en la despensa, es importante mantenerlas separadas en la medida de lo posible. En primer lugar, esto evita la contaminación cruzada, es decir, que los microorganismos procedentes de una terminen contaminando también a la otra. En segundo lugar, como explicábamos, y esto es especialmente importante en frutas como los plátanos, para evitar que su producción de etileno acelere el proceso de envejecimiento de las frutas que están en contacto.
Revisar periódicamente
Otro de los trucos básicos pero efectivos: mantener un control regular. Una fruta que comienza a pudrirse hará que el resto también lo haga más rápidamente. Esto se debe, como ya hemos dicho, a que comenzará a producir señales de envejecimiento que afectarán al resto. También será un foco de microorganismos que podrán extenderse rápidamente a otras frutas y verduras. Por tanto, revisar el estado de los alimentos y retirar los que estén mal es básico.
Congelar o deshidratar para evitar el desperdicio de comida
El agua es necesaria para la vida. Con esta afirmación, muy cierta, podemos dilucidar otro truco: si reducimos la cantidad de agua conservaremos mejor. Esto ocurre porque los microorganismos no podrán interactuar, vivir o reproducirse si no hay cierta humedad básica. Lo mismo ocurre con las propias células del vegetal: sin agua no pueden producir reacciones metabólicas, quedándose en una especie de estado "petrificado" en el más extremo de los casos.
Por tanto, una posibilidad de conservación reside en deshidratar la fruta y la verdura. Esto no es posible con todos los tejidos, claro. Algunos, sencillamente no resistirán bien la pérdida estructural de agua. Una forma de perder agua, también, es congelarla. En algunos casos, incluso, podremos liofilizar, que es una congelación destinada a deshidratar por completo la fruta o la verdura tratando de conservar al máximo su propiedades.
Aunque algunos de estos procesos requieren de maquinaria especial, otros se pueden llevar a cabo con un congelador normal y corriente, o con bolsas para congelado. Por supuesto, esto alterará en gran medida la textura, color, sabor u olor de la fruta o la verdura, por lo que no siempre es un proceso adecuado, aunque sí nos ayudará a evitar enormemente el desperdicio de comida.