Además de ser productos muy apreciados en diferentes puntos geográficos, tanto el calamar como la pota están disponibles todo el año en cualquier pescadería o plaza de mercado. Es decir, son alimentos muy fáciles de encontrar, económicos, y con los que se pueden preparar infinidad de platos para sacarles el máximo partido. Recetas de siempre como unos calamares encebollados, a la romana o unas patatas guisadas con pota se pueden preparar en casa de manera sencilla y con ingredientes básicos. Sin embargo, calamar y pota no son lo mismo, ya que además de sus diferencias físicas, u organolépticas, cuentan con otras marcadas distinciones tales como su hábitat o su precio.
De hecho, para los consumidores, una de las diferencias más importantes es su precio, y es que a nadie le gusta que le den gato por liebre, o en este caso, pota por calamar. El problema en sí, llega cuando nos venden pota a precio de calamar y ni siquiera nos damos cuenta. Para evitar que esto pueda ocurrirnos, y que al final nos llevemos una decepción al cocinar el producto, nos centraremos en cada uno de los aspectos que hacen diferentes a estos dos cefalópodos para que podamos distinguirlos al hacer la compra.
Qué es el calamar
Proveniente del latín vulgar «calamarium», el calamar es un molusco cefalópodo marino cuya cabeza y extremidades se encuentran en el extremo de un cuerpo alargado, cilíndrico y blando. Estas extremidades o tentáculos, además de impulsar y guiar al animal a medida que avanza por el agua, les permite poder alimentarse.
Lo cierto es que el calamar, es uno de los cefalópodos más consumidos en nuestro país, y que además según el territorio, es conocido con diferentes nombres. Se le llama lura en el norte de España, concretamente en Galicia, chipirón en regiones como el País Vasco, o jibión en zonas como Cantabria. Además dependiendo de cada región, se cocina de una manera u otra. Si nos vamos a Andalucía, lo más probable es encontrarlo frito; en Cantabria por ejemplo, nos lo servirán guisado con patatas; en su tinta en el País Vasco; y en Galicia, las luras se comen encebolladas, guisadas en tomate o en un guiso de patatas.
Independientemente de cómo se le llame al calamar según el territorio nacional, en España podemos diferenciar tres tipos de calamar dependiendo de su tamaño: el calamar común o nacional, el calamar patagónico y la puntilla. El primero de ellos es quizás el más característico de nuestro país y por ello el de excelencia, que se comercializa tanto fresco como congelado y con un tamaño medio que puede variar entre los 32 y los 42 cm. En cuanto al calamar patagónico, está cada vez más extendido entre los consumidores y se diferencia del nacional tanto por la zona de captura como por presentar un tamaño menor (18 cm). Y por último, en cuanto a la puntilla, también muy valorada en España donde se suele servir rebozada y frita, se diferencia de los anteriores por su escaso tamaño, apenas 2 o 3 cm.
Héctor MedinaQué es la pota
La pota es también un molusco perteneciente al grupo de los cefalópodos que habita en el medio marino. Su cuerpo es largo con forma de cilindro, es invertebrado y está formado por la cabeza y los tentáculos en uno de los extremos. Estos tentáculos tienen una doble funcionalidad: en primer lugar, los utilizan como medio para deslizarse por el mar, así como para facilitar su propia alimentación.
Tal y como ocurre con el calamar, existen diferentes variedades de pota: la pota común, la pota voladora, y la pota argentina, la más apreciada de las tres. La pota común, es la más extendida por todo el territorio nacional, y por lo general, aunque generalmente se vende ya troceada, suele medir unos 25 cm. En cuanto a la pota voladora, es de tamaño similar a la común, ya que varía entre los 15 y los 22 cm, siendo un poco más ancha. La pota argentina, de tamaño mayor (hasta 33 cm), es la que más se asemeja al calamar en cuanto a su apariencia, de hecho, en Argentina, recibe ese mismo nombre.
Ya que la pota tiene un sabor más acentuado, independientemente de la variedad utilizada, suele cocinarse guisada, ya sea al ajillo, encebollada, en salsa de tomate, e incluso estofada.
Diferencias entre el calamar y la pota
Quizás la manera más fácil y clara de poder diferenciar el calamar y la pota sea a simple vista por el tamaño y la forma de las aletas, además de por el color. Pero más allá de su morfología, aclaremos que ambos se distinguen por otras particularidades como su hábitat, su textura y sabor, e incluso su precio.
Tamaño y forma de las aletas: las del calamar, más grandes
Aunque dependiendo de la variedad de calamar o pota, el tamaño de las aletas pueda diferir, debemos aclarar que uno de los aspectos que permiten diferenciar a ambas especies a simple vista reside justamente en el tamaño y la forma de sus aletas.
En el caso del calamar, sus aletas cuentan con una peculiar forma de rombo y ocupan dos tercios de su longitud total. En cuanto a la pota, a diferencia del calamar, sus aletas son mucho más pequeñas y están menos desarrolladas, siendo además su forma similar a la de un corazón.
Color: el calamar es semi transparente, no rosado
Otra de las características más relevantes para poder diferenciar a simple vista el calamar de la pota es el color. Aunque el calamar puede variar su color dependiendo de la zona en la que habite, por lo general suele ser de una tonalidad semi-transparente, especialmente si nos fijamos en las aletas. La pota, por el contrario, tiende a adoptar un color rosado con tonalidades que oscilan entre el violeta y el púrpura.
Calamar en la costa, pota en las profundidades
Los calamares habitan cerca del litoral, en aguas profundas que varían entre los 15 y los 600 metros desde el Mediterráneo o el Cantábrico, hasta el Atlántico Oriental, e incluso el Océano índico y el Pacífico. Únicamente se acerca a aguas costeras agrupándose en pequeños bancos durante los meses de reproducción, entre abril y diciembre. Su gran capacidad de adaptación es lo que les permite habitar tanto en zonas próximas a la orilla, como en aguas más profundas.
En cuanto a la pota, habita en aguas del Océano Atlántico, pasando por el Mar Mediterráneo y el Océano Pacífico. Generalmente la pota prefiere las profundidades para habitar entre aguas comprendidas entre los 400 y los 800 metros de profundidad. En cuanto a sus migraciones, ocurren únicamente en el periodo de reproducción, durante el cual se acercan a las zonas costeras.
Sabor y textura: el calamar, mas suave y dulce
Una de las diferencias más llamativas entre el calamar y la pota es a nivel gustativo, ya que tanto el sabor como la textura, son claramente distintos.
El calamar, destaca por su sabor mucho más dulce y suave, y cuya textura es más tierna y menos gomosa. Por el contrario, la pota de sabor más intenso y menos delicado, cuenta con una textura más tersa y chiclosa. Es por eso que quizás el calamar sea más adecuado para comerlo sencillamente a la plancha, en arroces, o rellenos de verduras. Sin embargo, la pota, podría ser más indicada para cocciones más largas como los guisos, e incluso técnicas como las frituras.
Precio: que no te den pota por calamar
Por último, otra de las distinciones más marcadas, además que una de las más importantes entre el calamar y la pota, es el precio. Mientras que el calamar puede rondar cerca de los 11€ por kilogramo, la pota, por el contrario no debe superar los 4 € el kilogramo.