Uno es marrón y aterciopelado por fuera, y verde por dentro. El otro presenta una piel más lisa y clara, y su interior es más dorado. Hablamos del kiwi verde y el kiwi amarillo, dos frutas diferentes que proceden de la misma familia (la actidina) y que, más allá de su aspecto, presentan importantes diferencias. ¿Quieres conocerlas? Quédate con nosotros para descubrirlo todo sobre el fruto más famoso de Nueva Zelanda.
Origen del kiwi verde
El kiwi es la fruta de la planta trepadora Actinidia deliciosa, siendo la verde la variedad más cultivada y consumida a nivel mundial. Aunque la mayoría situamos su lugar de nacimiento en Nueva Zelanda, realmente el kiwi tiene su origen en el Extremo Oriente, donde se cultivó durante años en China en terrenos boscosos de clima templado y colinas del suroeste.
No fue hasta principios del siglo XX, en 1904, cuando el kiwi verde aterrizó en el país neozelandés, y desde entonces, se cultiva también en otras zonas de clima cálido. Sin embargo, Nueva Zelanda sigue siendo el principal productor de este fruto a nivel mundial, siendo allí donde se le otorgó el nombre de “kiwi”, posiblemente por la similitud entre su piel marrón cubierta de vello y el ave kiwi.
Origen del kiwi amarillo
Años después de que el kiwi verde existiera y se consumiera en todo el mundo llegó el amarillo, dorado o gold (como se comercializa), una variedad o especie diferente (Actinidia chinensis), pero del mismo género que la verde (Actinidia deliciosa). A diferencia de esta, la variedad amarilla del kiwi concentra a día de hoy gran parte de su producción en países como Italia o Chile.
Sin embargo, sus primeras plantaciones sí se sitúan en el país de Oceanía en 1992, y se dice que fue la compañía Zespri -el mayor comercializador de kiwis del mundo- la que trajo desde China unas nuevas semillas que, tras su cultivo, dieron lugar a esta nueva cepa de pulpa amarilla. Esta variedad es menos común y no se encuentra con tanta facilidad en los mercados y fruterías durante todo el año, pues su cultivo es mucho más estacional y se produce en cantidades muy inferiores. De ahí, que su precio sea también superior al del kiwi verde.
Diferencias entre el kiwi verde y amarillo
Más allá de su origen, nos centrarnos ahora en cuáles son las características que más claramente diferencian ambas frutas. Aunque quizás puedan parecer sutiles, sí harán que la próxima vez que visites el mercado sepas por qué te decantas por una u otra variedad. Al final, veremos que uno no es mejor que otro, sino que es el gusto del consumidor el que manda a la hora de elegirlo, combinarlo y degustarlo tanto solo como integrado en alguna receta.
Aspecto, claras diferencias a primera vista
En su apariencia externa ya se percibe la mayor diferencia entre ambas frutas. El kiwi verde presenta una piel de color marrón, rugosa, aterciopelada o vellosa que resulta más dura y prieta que en el caso del amarillo. En este, la piel es mucho más fina y delicada y de un color marrón más claro que su homónimo verde.
Cuando se corta en kiwi, se descubre la siguiente gran diferencia entre ambos. El primero presenta un tono verde muy intenso y está moteado de diminutas semillas o pepitas negras. Por su parte, el kiwi amarillo destaca por su pulpa dorada con pequeñas semillas de color rojo o negro. En ambos casos, tanto la intensidad del color de la pulpa como su textura dependerá de su punto de maduración; cuanto más maduro esté más blando será su interior y menos intenso será su color, pues los azúcares que contiene la propia fruta se van liberando y esto afecta también a su aspecto.
Sabor y aroma, más dulce el amarillo
Llega el momento de probarlo para descubrir la tercera gran diferencia entre estas apreciadas frutas. El kiwi verde no destaca por su dulzor, más bien por ser una fruta de sabor ácido, mucho más intenso que en el caso del amarillo. La variedad amarilla es mucho más dulce, suave y agradable al paladar.
En cuanto a su aroma, el verde desprende un olor más ácido, mientras que el amarillo apenas se percibe si no es en boca. ¿Cuál es más sabroso? Los dos resultan igualmente deliciosos, tanto para tomar solos como postre, merienda o desayuno como para integrarlos en infinidad de recetas, dulces y saladas. Si te van los sabores ácidos, el verde es el tuyo y combina muy bien en batidos, en ensaladas, macedonia de frutas o para hacer tu propia mermelada de kiwi. Por su parte, el amarillo puede funcionar mejor para añadir en recetas de repostería, por ser más dulce. Igualmente, también es ideal para comer solo o como tentempié.
Propiedades y beneficios saludables, igual de interesantes
No importa si es verde o amarillo, el kiwi es una fruta con importantes beneficios y propiedades para la salud. ¿Cuántas veces has escuchado o leído acerca de la importancia de incluir la ingesta de fruta como una de las bases de una dieta saludable? En este contexto, el kiwi posee una interesante cantidad de vitaminas, fibra y antioxidantes que resultan muy positivos para el organismo.
Tanto el verde como el dorado contienen una gran concentración de vitamina C (92,7 miligramos por cada 100 gramos de porción comestible), vitamina B9 (folatos), betacarotenos y fibra dietética. Entonces, ¿hay diferencias entre uno y otro a nivel nutricional? Ambos son bastante parecidos en cuanto a su composición; la única diferencia a destacar es que el kiwi amarillo contiene mucha más cantidad de vitamina C (ácido ascórbico), la cual actúa como un potente antioxidante que permite combatir la acción nociva de los radicales libres. Esta propiedad juega también un papel muy importante en la producción natural de colágeno y en la mejor absorción del hierro.
Un dato que sorprende es que un kiwi contiene casi el doble de vitamina C que una naranja, y mucha más vitamina E que un aguacate. También aporta vitamina A, sales minerales, magnesio y fósforo, además de otros componentes como enzimas que ayudan en los procesos digestivos y antioxidantes. De toda su composición, destaca la gran cantidad de agua que tiene el kiwi (83,90 gramos por cada 100 gramos de producto), así como su aporte energético (el kiwi amarillo contiene 79 kcal/100 g, que aumentan a 81 kcal/100gr en el caso del verde). En ambos casos, nos encontramos ante una fruta que protege al organismo frente a virus y resfriados, pues contribuye a reforzar el sistema inmunológico. También sus enzimas favorecen la buena salud del intestino, y por su alto contenido en agua, son dos grandes aliados para combatir el estreñimiento y combatir la retención de líquidos.
Además, gracias a su versatilidad en la cocina es posible disfrutar de todos sus beneficios de una y mil formas, también en el caso de las personas diabéticas pues el kiwi tiene un bajo contenido en azúcar (de 9 a 21 gr por cada 100-150 gr de producto), cantidad que puede variar según el punto de maduración. Tal y como afirman desde la compañía Zespri, “el kiwi es una opción saludable para las personas con reducida tolerancia a la glucosa, por ejemplo, las personas con enfermedades como la diabetes tipo 1 y tipo 2 o con resistencia a la insulina”.
Para conservarlos en perfecto estado, ambos se mantienen muy bien a temperatura ambiente, sin necesidad de ser refrigerados. Eso sí, para que sienten mejor y su sabor sea más rico, es recomendable vigilar que no se pasen de maduros. Por todo ello, se puede decir que el kiwi verde y el kiwi amarillo son dos frutas perfectas para incluir en una dieta saludable. Y tú, ¿todavía no lo has introducido en tu dieta? ¿Prefieres el verde o el amarillo?