Las placas de vitrocerámica y las de inducción han mejorado la forma de cocinar, las técnicas culinarias, la seguridad y la eficiencia energética en la cocina. Muchos chefs profesionales siguen prefiriendo las cocinas de gas, argumentando que el sabor de la comida es mucho mejor con los métodos tradicionales, pero lo cierto es que estos electrodomésticos modernos han sido toda una revolución.
Ambos tienen similitudes, especialmente estéticas: son piezas planas, lisas, oscuras y que se manejan de forma táctil. Pero en realidad hay una cantidad significativa de aspectos que las distinguen. ¿Sabes exactamente en qué se diferencian las placas de vitrocerámica y las placas de inducción? Te lo contamos en detalle a continuación.
Qué es una placa vitrocerámica
Una placa vitrocerámica es un electrodoméstico para cocinar alimentos formado por una placa lisa de cerámica vitrificada en su parte superior (está compuesta de vidrio y cerámica) y distintas resistencias debajo que, conectadas a la red eléctrica, generan calor. Este calor se transmite al recipiente que se coloca encima y que contiene los alimentos. Es un método más moderno que la cocina de gas, que funciona con el fuego como fuente directa de calor. Sin embargo, estas placas son más seguras y regulan mejor la temperatura, se limpian con mayor facilidad y admiten cualquier tipo de recipiente.
Qué es una placa de inducción
La inducción es otro electrodoméstico y un sistema de cocinado que ha evolucionado a partir de la vitrocerámica. Consiste en una placa (igualmente hecha de cerámica vitrificada) bajo la cual se genera un campo magnético que aplica directamente el calor sobre el recipiente. Al igual que la vitrocerámica, funciona con electricidad, pero en este caso, el calor solo se crea una vez ponemos el recipiente encima de la placa, y esta jamás se calienta, solo transmite calor al recipiente. Esta ventaja proporciona mayor seguridad a la hora de evitar accidentes domésticos y además ahorra energía, ya que calienta más rápidamente. Las más modernas cuentan con placa programada con temporizador, de manera que pueden apagarse por sí solas. No admite, sin embargo, cualquier tipo de recipiente, solo se puede cocinar en placas de inducción con materiales ferromagnéticos como el hierro o el acero inoxidable. Muchas cocinas de inducción pueden detectar el tipo de material del recipiente en cuestión que hemos puesto encima y avisarnos de si podemos o no cocinar con él.
Diferencias entre las placas de inducción y las vitrocerámicas
Las placas de inducción y las placas vitrocerámicas funcionan de distinta forma, lo que da pie a diferencias sustanciales: en una placa de inducción el tiempo de cocción es menor y por consiguiente el consumo energético también. Además, las placas de inducción son más seguras. Sin embargo, en una vitrocerámica podemos usar cualquier tipo de olla, cazo o sartén (al revés no) y su precio a corto plazo es más económico.
Funcionamiento, ¿resistencia eléctrica o campo electromagnético?
Las cocinas vitrocerámicas funcionan generando calor en la placa de cerámica vitrificada mediante una resistencia conectada a la corriente eléctrica. La placa se calienta y este calor se transmite a la olla o sartén que hemos puesto encima, permitiéndonos regular la temperatura con los mandos de control. Es un sistema moderno que sustituye al método tradicional de cocinar con gas. En realidad, el cocinado con gas y el que se realiza con la placa vitrocerámica es muy parecido, ya que ambos transmiten la fuente de calor necesaria de una manera indirecta.
Las cocinas por inducción usan una pieza también de cerámica vitrificada, pero generan el calor gracias a un campo magnético que transmite directamente el calor al recipiente de comida. Cuando se coloca un olla o sartén ferromagnética (solo funcionan con este tipo de materiales) encima de la placa, los inductores bajo la pieza crean estas ondas magnéticas que producen calor en la base de nuestro recipiente.
Precio y consumo energético: lo barato a la larga sale más caro
Las cocinas de vitrocerámica en la actualidad tienen precios asequibles. Podemos adquirir una vitrocerámica sencilla por poco más de 100 euros. Las placas de inducción pueden ser el doble o el triple de caras, incluso las más simples. Sin embargo, a largo plazo puede ser más recomendable para la economía de nuestro hogar una cocina de inducción, ya que ahorran tiempo y consumo de energía de una manera constante y eficaz.
El sistema por inducción es más eficiente energéticamente, ya que al calentar solo el recipiente y con mayor rapidez consume menos energía, lo que supone un ahorro. Una placa de vitrocerámica puede usar hasta el 80% de su energía en crear la fuente de calor, en cambio una placa de inducción tan solo usa el 50%. La inducción proporciona la misma cantidad de calor que una placa vitrocerámica y trabaja más rápido que ella.
Seguridad, cuidado con el calor residual de las vitrocerámicas
Las placas de inducción son más seguras a la hora de cocinar que las vitrocerámicas. La razón vuelve a estar en su funcionamiento. Solo calientan la olla o sartén, mientras que la placa siempre está fría. Esto evita accidentes con niños o mascotas cuando revolotean por la cocina. Una vez que el recipiente se retira de la placa, el electrodoméstico se apaga y no hay riesgo. Además, estas placas solo se activan si la olla o sartén es del material apropiado para su funcionamiento. Esto, aunque no lo parezca, aporta un nivel de seguridad extra, ya que si guardamos bien los recipientes ferromagnéticos fuera del alcance de los niños no hay forma de que activen la placa sin querer. Las placas de vitrocerámica convencionales no poseen este sistema y nos obligan a estar más vigilantes, pero la mayoría incluye un modo para bloquear el encendido, de tal forma que sea complicado ponerla en marcha y además poseen sonidos y luces que avisan si la placa sigue emitiendo calor tras el cocinado.
Ollas y sartenes, ¿tienes una cocina ferromagnética?
Las placas vitrocerámicas convencionales permiten usar cualquier tipo de olla o sartén. Las de inducción solo permiten usar recipientes llamados ferromagnéticos. Hablamos, por ejemplo, de acero esmaltado, hierro o acero inoxidable. Cuando compramos nuestras ollas o sartenes debemos leer el etiquetado en el envoltorio, en él debe explicarse de una manera sencilla si este utensilio es apto para placas de inducción. Si por lo que sea, tienes dudas y no sabes si tu olla es adecuada para inducción, intenta pegar un imán a la base: si se pega es apta. Recuerda, de todas formas, que tu placa de inducción detectará si has colocado encima un recipiente apropiado, y si no lo es no funcionará.
Limpieza, igual de sencillo a excepción de los productos
Las placas de vitrocerámica y las de inducción son fáciles de limpiar. Esta es otra gran ventaja frente a las cocinas de gas, las cuales tienen muchas piezas y recovecos de complicado acceso para una limpieza eficaz. La superficie lisa y llana de ambas permite, de una pasada o dos, una limpieza rápida. Primero hay que asegurarse de que estén apagadas y frías: las vitrocerámicas convencionales suelen indicar con luces si la placa aún está caliente tras el cocinado, las de inducción son todavía más sencillas en este sentido, ya que siempre están frías dado que jamás se calientan si encima no está el recipiente adecuado. Si encima de tu placa de inducción no hay olla o sartén ferromagnética, está totalmente apagada y puedes limpiarla sin problema.
Las placas de inducción, sin embargo, son delicadas y no pueden limpiarse con cualquier tipo de producto de limpieza. Es mejor usar una bayeta húmeda, evitando los estropajos que rayan la superficie de la pieza. En el mercado podemos encontrar limpiadores de varios precios para este tipo de placas. Si quedan restos de comida incrustada se puede usar una rasqueta, que utilizada con cuidado facilita su eliminación. Cada vez que se cocina es preferible hacer una limpieza, al menos. De este modo vamos a evitar no solo que la suciedad se acumule, sino que alargamos la vida y la estética de estos electrodomésticos. Si quieres darle un toque de brillo extra, también hay productos destinados a ello, o puedes pasar un paño limpio humedecido en agua y vinagre.