Como norma general, no es recomendable reutilizar un envase alimentario para un uso distinto para el que ha sido concebido. Efectivamente, reutilizar un envase alimentario para un uso distinto al original, conlleva unos riesgos asociados, pero en todo caso y normalmente, salvando las distancias con las leyendas urbanas que suelen circular sobre estos temas.
El principal riesgo de la reutilización de las botellas de agua
En el caso de las botellas de plástico podemos leer la siguiente advertencia en la etiqueta "por su seguridad, no reutilizar el envase". El principal motivo de esta advertencia es el riesgo potencial al que nos exponemos rellenando una botella de agua con un producto no apto para consumo humano, y que pueda ser fácilmente confundido con agua. Aunque pueda parecer improbable, lo cierto y verdad es que, una botella de agua vacía, suele ser el recipiente que más a mano solemos tener cuando necesitamos guardar una mezcla, preparado o simplemente el contenido de "esa botella que se nos ha caído y se ha roto". En este caso, aunque uno mismo conozca el contenido real del arriesgado trasvase, otra persona cualquiera ajena al incidente, puede confundirlo con relativa facilidad. Por esta razón nunca debe rellenarse una botella de agua con un producto no apto para consumo humano.
¿Qué ocurre cuando rellenamos las botellas de agua, de nuevo con agua?
Sin embargo, la situación más probable respecto a la reutilización de las botellas de agua, es que se rellenen de nuevo con agua, por ejemplo, con agua del grifo. En este caso, y dentro de un uso previsible, el principal riesgo al que nos exponemos, es la contaminación microbiológica. La propia etiqueta de la botella de agua indica que, una vez abierta, debería conservarse en frío y consumirse en un plazo no superior a 3 días, y es que, una vez abrimos la botella de agua, esta quedará expuesta a la contaminación, tanto ambiental, como la derivada de la propia manipulación de la botella, más aún cuando bebemos directamente de ella y alargamos su vida mediante sucesivos rellenados. No hay que olvidar que, una botella de agua, es un envase destinado a un único uso, y por tanto, ha sido diseñada y puesta en el mercado exclusivamente con esa finalidad.
Por otra parte, y aunque no suponga un riesgo para la salud como tal, estaría la falta de rigor entre el etiquetado y contenido de la botella. El etiquetado presente en la botella de agua rellenada, estaría aportando datos del contenido original del envase y no del agua con el que ha sido rellenada la botella lo que supone una falta de rigor entre etiquetado y contenido.
Como comentábamos al principio, y en previsión de otros usos que se le podría dar a una botella de agua, recordamos que, tal y como explicamos en el siguiente artículo no es recomendable reutilizar un envase alimentario para un uso distinto para el que ha sido concebido.