Todos sabemos que los alimentos frescos son, siempre, la mejor opción y que los ultraprocesados son lo peor. También sabemos que, por alimentos frescos, entendemos todas aquellas elecciones que podemos encontrar en el mercado sin envase, sin etiquetado, típicamente al peso. Pero, es cierto que, en los super e hipermercados, también encontramos productos frescos adecuadamente envasados que también son válidos. La duda muchas veces acontece ante el arcón o el lineal de productos congelados: ¿son válidos?
La respuesta, como suele suceder muchas veces, no es inmediata. Hay productos congelados que sí son buenas elecciones y otros, que no lo son. Siempre, claro, en relación a su adecuación nutricional, porque seguros, desde el punto de vista de vista de la seguridad alimentaria, todos lo son.
Alimentos congelados, ¿qué son?
Pareciera esta una cuestión de Perogrullo, pero no te creas, tiene sus matices, así que conviene aclararlos. Por «congelado», el consumidor de a pie entiende que se trata de cualquier producto que se comercializa a una temperatura por debajo de los cero grados centígrados. Sin embargo y tratándose de alimentos, la legislación va más allá. Siempre por cuestiones de seguridad alimentaria, los alimentos que los consumidores llamamos «congelados» son, en realidad, «ultracongelados». Eso quiere decir que se comercializan a temperaturas de, al menos, –18° C. Así lo refleja la normativa al respecto. De hecho, esta se expresa de forma inequívoca: la temperatura de los productos [congelados] debe mantenerse, sin interrupción, a temperaturas iguales o inferiores a –18° C.
Alimentos congelados, ¿son buenos o malos?
La normativa no aclara nada al respecto de su calidad nutricional. Lo cierto es que nos podemos encontrar de todo en el mucho de los congelados: bueno, malo y regular, al igual que lo que nos podemos encontrar en productos y alimentos que no estén congelados.
¿Ultraprocesados y ultracongelados?
No te quepa la ultraduda: pizzas, frituras varias, platos preparados, y muchas otras preparaciones pueden estar disponibles a la venta en temperaturas por debajo de –18° C. Si tienes dudas de si estás ante un ultraprocesado o no, independientemente de la temperatura a la que se comercializa, te sugerimos seguir este enlace. La temperatura a la que un producto se comercializa no es indicativo, ni para bien, ni para mal, de sus cualidades nutricionales.
Muchas opciones congeladas son buenas opciones
Tal y como ya se ha comentado la temperatura de comercialización no tiene porqué indicar la idoneidad nutricional de un alimento. Al igual que aquellas opciones que puedas encontrar en tu mercado «de toda la vida», las mismas elecciones las puedes encontrar a temperaturas de congelación —como ya sabes, ultracongelación— o al menos muchas de ellas. Me refiero a verduras y hortalizas, carnes, pescados, etcétera que su única particularidad es que se comercializan a bajas, más bien ultra-bajas temperaturas.
Ventajas de los alimentos congelados
Por tanto, si eliges bien, los alimentos congelados pueden ofrecer diversas ventajas y, conocerlas, te pueden ayudar a sacar provecho de esta opción.
Alimentos disponibles fuera de temporada
La congelación, en el caso de alimentos de origen vegetal, típicamente verduras y hortalizas, permite recolectar estos productos en su mejor momento y, tras congelarlos, quedar disponibles para los consumidores durante, prácticamente todo el año. ¿Quién no ha soñado con unas pochas o unos guisantes fuera de temporada?
Congelados a mejor precio que frescos
Algunos productos que se comercializan congelados tienen un mejor precio que aquello que se comercializan «en fresco». En este caso, y tratándose, por ejemplo, del pescado, supone una ventaja para aquellos consumidores para los que el precio de determinadas opciones es un hándicap importante a la hora de seguir una alimentación saludable y diversificada.
Duran más tiempo
Los alimentos congelados (ultracongelados) permiten almacenar y guardar (en esas condiciones) durante mucho más tiempo que aquellos que solo pudiéramos adquirir frescos y conservar «solo en temperaturas de refrigeración».
Advertencias y contraindicaciones de los alimentos congelados
Los alimentos congelados no tienen contraindicaciones por el mero hecho de ser congelados. No obstante, hay que tener algunas consideraciones en cuenta.
Se pueden hacer malas elecciones de alimentos congelados
Ya se ha comentado, pero no está de más incidir en el hecho de que la temperatura a la que se comercializa un alimento no es ni tiene porqué ser indicador de su idoneidad nutricional. Existen infinidad de «malas elecciones congeladas», pero al mismo tiempo, también hay infinidad de buenas elecciones (incluso más). Todo depende de qué se congele y encuentres en los lineales de tu supermercado.
La ruptura de la cadena del frío
Los productos congelados han de mantener unas condiciones precisas al respecto de su comercialización. Esto afecta al momento en el que se congela, su transporte, su puesta a la venta y, por supuesto, lo que el consumidor haga tras su adquisición.
El principal riesgo en este sentido es el de ser consciente de que en cualquier momento de los mencionados es posible que se rompa la conocida como «cadena de frío». Es decir, que no se mantengan las condiciones que garanticen una adecuada seguridad alimentaria que, normalmente, se deben a micro o macro descongelaciones parciales.
En el terreno de los consumidores es indispensable que la adquisición de productos congelados se haga de forma responsable:
- Adquiriendo los productos congelados en el último momento dentro del proceso de compra.
- Conservando la cadena de frío con bolsas isotermas y usando acumuladores de frío en el transporte hasta el domicilio.
- Guardando y almacenando los productos congelados de forma conveniente si no se van a consumir de forma inmediata
Mitos de la comida congelada
Los productos congelados se han de comercializar, según la normativa, envasados, salvo cuando se adquieran «al peso». Por esta razón no pocos consumidores trasladan algunas dudas al respecto de su idoneidad. Así pues, es necesario saber concretar algunos malentendidos sobre esta gama de productos:
Los congelados no pierden cualidades nutricionales
Lejos de perder cualidades, los alimentos congelados nos permiten en muchas ocasiones disfrutar de ciertas opciones alimenticias, con todas sus cualidades. De hecho, si todo el proceso de su comercialización se realiza de forma adecuada, las características nutricionales de los productos congelados son virtualmente idénticas que las que tenían previas a su congelación.
La congelación no mejora la seguridad alimentaria del producto fresco
Esto es importante. La congelación no mata los microorganismos, sean bacterias o virus, ni inactiva las posibles toxinas presentes en el alimento antes de que este se congelara. La congelación, realizada y mantenida de la forma adecuada, paraliza la proliferación o incremento de estos elementos. Esto quiere decir que el uso de un alimento congelado ha de realizarse según unas apropiadas condiciones:
- Cocinando el alimento directamente. Es decir, desde su estado congelado al fuego.
- Descongelando de forma apropiada para su posterior cocinado. Esto quiere decir que la descongelación ha de realizarse en condiciones de refrigeración (¡nunca a temperatura ambiente!) o en el microondas, aunque en este caso puede haber una importante pérdida de las características sensoriales.
- Nunca recongelar un producto descongelado a menos que se haya cocinado y, evidentemente, observando las recomendaciones relativas a la congelación.