Saltear es una técnica culinaria que consiste en cocinar un alimento a fuego alto, durante poco tiempo, mientras este se mantiene en constante movimiento y con una mínima cantidad de grasa. La correcta ejecución de la técnica del salteado, permitirá degustar alimentos dorados en su exterior, pero jugosos por dentro.
Las altas temperaturas del salteado, permiten el desarrollo de los sabores mediante la reacción de Maillard, mientras que el constante movimiento, evita que los alimentos así cocinados puedan llegar a quemarse.
Para realizar correctamente el salteado, los alimentos deben estar cortados en pequeñas porciones, y deben disponerse en una sartén suficientemente amplia, o wok, en pequeñas cantidades. Será necesario agregar un poco de grasa o aceite, con el fin de lubricar la superficie de contacto entre los alimentos y la sartén o wok, facilitando así el continuo movimiento de los alimentos durante su cocinado.
El movimiento típico del salteado, y el que le da nombre a esta técnica, es precisamente el de hacer saltar las verduras sobre la sartén o wok, moviendo en el aire este recipiente primero hacia delante, e inmediatamente después y de un golpe seco hacia atrás, haciendo así saltar los alimentos sobre el recipiente repetidamente. Este movimiento requiere de cierta habilidad, con lo que si no se tiene la suficiente práctica, una cuchara de madera o silicona puede ayudar en la tarea de mantener los alimentos en constante movimiento.
Aunque esta técnica se usa generalmente para cocinar verduras finamente cortadas, como por ejemplo cebolla, zanahoria o puerro entre otras, lo cierto es que el salteado puede representar una preparación en sí misma en la que, partiendo de una base de verduras salteadas, se le integren otro tipo de ingredientes como carne, marisco, frutos secos, arroz, pasta o legumbres, estos tres últimos, previamente cocidos. Para finalizar, se puede agregar una salsa que realce la preparación, terminando con un toque de especias, hierbas aromáticas o semillas.
Atrévete a transformar en unos minutos, esa aburrida pechuga de pollo que ibas a cocinar a la plancha, en un salteado; prepara la base del salteado con las verduras que tengas a mano (cebolla, pimiento, zanahoria...) cortadas en juliana. Añade, a continuación la pechuga de pollo cortada en tiras finas y termina con un toque final de salsa de soja y semillas de sésamo. Las posibilidades que ofrece el salteado son infinitas, ¡deja volar tu imaginación!