El censo actual de guías alimentarias asciende a 83 en todo el mundo. De ellas, la mayor parte son Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (en adelante GABA's). Si bien es cierto que muchas de ellas contienen un mínimo común divisor, también lo es que, a pesar de lo que cabría esperar, tanto sus formatos como sus contenidos pueden variar de forma considerable. En el mundillo de las GABA's las hay para todos los gustos, muchas de ellas incorporan aspectos culturales y son más "artísticas", y otras son más conceptuales, más directas.
Para explicar tanta variabilidad existen dos razones principales. La primera responde al hecho de saber que, en sus respectivos orígenes, las GABA's se dirigen hacia una población en concreto, no a otra. Es decir, que tanto los usos, tradiciones y costumbres de cada población, así como la disponibilidad de ciertos alimentos en ciertos entornos, es también una característica particular. Además, la segunda razón, hace referencia a la evolución en los mensajes sobre nutrición. Una realidad que a muchas personas les cuesta interiorizar ya que la velocidad con la que se han producido estos cambios en las últimas décadas (y se siguen produciendo) es relativamente alta. Por eso, cada cierto tiempo aparecen nuevas —y esperemos que mejores— GABA's.
Qué son las guías alimentarias y para qué sirven
Las GABA's constituyen un instrumento educativo con el que se pretende "traducir" los conocimientos científicos más actualizados sobre las necesidades nutricionales a mensajes prácticos que faciliten la selección y consumo de alimentos saludables a los ciudadanos. Por tanto, la intención es que su mensaje sea breve, claro, concreto y por supuesto culturalmente aceptables para la población a la que se dirige. En general, estos mensajes van dirigidos a la población general sana con el fin de promover su salud y reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles vinculadas con la nutrición. En nuestro entorno, estas enfermedades tales como la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, la diabetes y el cáncer tienen un impacto especialmente grande y suponen un porcentaje importante de la mortalidad.
A pesar de tan necesarias finalidades, lo cierto es que, tal y como se refleja en el Libro Blanco de la Nutrición de la Fundación Española de la Nutrición, las guías alimentarias también pueden tener una orientación no tan loable ya que en ocasiones también suponen un instrumento político, cuyo fin frecuentemente no es solamente promover la salud de los consumidores, sino las ventas de ciertas industrias.
En cualquier GABA se pueden distinguir claramente dos elementos; el formato o el icono que sustenta el mensaje y los propios mensajes como tal:
- Los iconos de las GABA's representan a partir de ciertos gráficos todos o algunos de los mensajes de las pautas que contiene la guía. Usando una terminología más actual, podría decirse que los iconos vienen a ser una especie de infografía. Así, y usando ciertas proporciones y diversos recursos gráficos, la intención es que el mensaje cale de una forma especialmente sencilla, sin tener que recurrir a la memoria. Los iconos más habituales en la actualidad adoptan la forma de pirámide, de círculo o de un plato. Sin embargo, también sucede que algunos países eligen íconos alimentarios o nutricionales especialmente arraigados en su entorno. De esta forma se persigue crear todo un símbolo que, a modo de bandera, identifique la estrategia de educación y comunicación nutricional de un país.
- Los mensajes, por su parte, pueden variar también de forma considerable. La primera razón para explicar esta variabilidad responde a la mayor o menor actualización con respecto a la evidencia científica con la que estén confeccionadas. Así, aquellas GABA's que consistan en una "reedición" de otras anteriores o que estén basadas en otras anteriormente publicadas presentarán mensajes más desactualizados que aquellas otras creadas "ex novo". Además, aquellas GABA's más actualizadas presentarán un informe en el que se pueda contrastar los razonamientos y las fuentes científicas en las que se han basado. De esta forma es bastante probable encontrar diferencias significativas, por ejemplo, en cuanto a las recomendaciones del consumo de lácteos, sobre el consumo de alimentos basados en cereales, de vegetales, de bebidas alcohólicas, etcétera. Por último en este apartado, también hay claras diferencias en el mensaje entre aquellas que solo hacen recomendaciones en positivo y aquellas otras que al mismo tiempo advierten del peligro de aquellas opciones alimentarias con peor perfil nutricional.
Qué son las guías alimentarias para niños
Más allá de las propuestas dirigidas a la población general, algunas GABA's hacen una reinterpretación de las mismas con una iconografía diferente, más infantil, en las que los mensajes de base son similares a los originales. Su finalidad, parece evidente, es la de resultar más atractivas para los más pequeños.
¿Cuántas guías alimentarias existen?
Según un informe de la FAO de 2018, el número total de guías alimentaria oficiales en el mundo es de 83. Un número que puede resultar especialmente alto pero que no lo es tanto si consideramos un total de 215 países. No obstante, el reparto de las mismas está fuertemente segregado en función de los ingresos de los distintos países y las ausencias de GABA's es especialmente evidente en los países de ingresos bajos. Así:
- Del total de 31 países considerados de ingresos bajos, solo 2 tienen una guía alimentaria oficial, lo que supone el 6%
- De los 51 países considerados de ingresos medianos-bajos, 12 tienen guías alimentarias oficiales, lo que supone el 24%
- Entre los 53 países considerados de ingresos medianos-altos, tienen guías alimentarias oficiales 26, lo que supone el 46%
- Y de los 80 países con ingresos altos tienen unas guías alimentarias oficiales 43, lo que supone el 53%
En ocasiones no es nada fácil localizar el origen de algunas guías ni tampoco establecer de forma clara quiénes son sus destinatarios ni cuál es su vinculación con la administración correspondiente. En algunos casos, los procesos de seguimiento y evaluación pueden no existir, lo que hace muy difícil distinguir los efectos de las guías de los de otras políticas. Estas situaciones son más frecuentes en los países de ingresos bajos.
Sea como fuere la FAO ofrece a todos los ciudadanos una página estupenda en la que poder contrastar las diversas GABA's de todo al mundo sabiendo que en algunos casos no todas son oficiales.
Origen e historia de las guías alimentarias
La primera guía alimentaria vio la luz en el año 1894 en la revista Farmers' Bulletin, una publicación sobre agricultura dependiente de la USDA, el Departamento de Agricultura de los EE.UU. Su autor fue W.O. Atwater, la persona que, en otro orden de cosas, atribuyó por vez primera el valor energético de los alimentos, y que con pocas variaciones ha perdurado hasta el día de hoy.
A partir de los años '40 del siglo XX, de nuevo en EE.UU., aparecieron nuevas guías de la USDA que en realidad eran una mezcla de recomendaciones para los consumidores y para los intereses de los productores norteamericanos. De aquellos años proceden The basic seven, de 1943 o la A daily food guide de 1958
En 1977 la perspectiva cambió de un modo relevante cuando se publicaron los Dietary Goals for the United States centrados, más que en recomendar alimentos para alcanzar cierta cantidad de nutrientes, en evitar ciertos componentes considerados peligrosos en el marco de la salud pública, típicamente sal (sodio), grasas saturadas, colesterol y, entonces en menor medida, azúcar. Así, a partir de 1980 y hasta nuestros días, cada 5 años, se han publicado las correspondientes Dietary Guidelines for Americans.
No fue hasta la década de los años 90, en concreto en 1992 con la aparición de la Food Guide Pyramid cuando los iconos se hicieron especialmente relevantes. En concreto, la pirámide estadounidense marcó un hito que aun hoy en día perdura ya que su formato ha servido de inspiración a decenas de nuevas guías, incluida la oficial española. No obstante, es preciso mencionar que, en realidad, la primera vez que se incorporó una pirámide como icono de una guía fue en el año 1974 de la mano de la profesora sueca de economía doméstica y rural Anna-Britt Agnsäter.
Los 2000 dieron paso a una amplia diversidad de formatos y de propuestas que, tal y como se ha comentado, incluyen platos, círculos y las más variadas propuestas de iconos (ollas, conchas, molinos de azúcar, peonzas, cestas, etcétera).
Guías de alimentación más importantes
Resulta relativamente injusto seleccionar unas pocas GABA's que, por la causa que sea, merezcan el calificativo de ser "importantes". Es posible que este obligado proceso de descarte y selección no convenza a todo el mundo, pero esta es la particular antología del arriba firmante.
La pirámide alimenticia clásica
Está en esta selección por derecho propio, porque el formato ha supuesto un antes y un después, un hito que ha terminado replicándose hasta la saciedad. Aunque en mi opinión el formato no es el más adecuado para transmitir el mensaje de la mejor forma, es cierto que hay mejores (como por ejemplo la que propone el Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía) y peores pirámides (en mi opinión como la de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria).
CODINANMyPlate, la guía de alimentos estadounidense
Tras el éxito alcanzado con la propuesta piramidal las autoridades sanitarias norteamericanos le "dieron una vuelta" a su icono y en gran medida a su mensaje. Fruto de esa actualización, nació en 2011 MyPlate que, dejando atrás la pirámide, introdujo el formato del "plato" que sigue presente en las recientes Dietary Guidelines for Americans, 2020-2025. Formato que, de nuevo, ha sido ampliamente replicado en otras guías.
El plato de Harvard
Tras el éxito y revolución mediática que supuso MyPlate, también en 2011, la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, replicó su formato, pero con ciertas e importantes modificaciones (tienes un artículo monográfico de esta herramienta en el enlace anterior).
El triángulo invertido o pirámide nutricional belga
En 2017 el Instituto Flamenco de Vida Saludable presentó una propuesta francamente interesante al presentar una pirámide "al revés" en la que, además, se señalan claramente y sin tapujos aquellos grupos de alimentos cuya frecuencia recomendada es la de "cuanto menos, mejor".
La guía nutricional sueca
En 2015 la Swedish National Food Agency presentó su guía "¡Encuentre la forma de comer más vegetales, no demasiado y mantenerse activo!" que más allá de formatos gráficos concretos, resume sus recomendaciones en una triada de mensajes. El primero para destacar los grupos de alimentos cuyo consumo sería necesario impulsar; el segundo sobre las alternativas ante otros grupos de alimentos; y el tercero hacia aquellos grupos de alimentos que sería importante reducir su consumo. En este enlace puedes visualizar aquello que se entiende mucho mejor con una imagen.
La guía nutricional canadiense
Haciendo bueno el formato del plato, estas guías revisadas en 2019, ofrecen un mensaje muy similar al que se puede encontrar en otras guías ya mencionadas, como la de Harvard o MyPlate.
La guía nutricional australiana
Un poco a medio camino entre el formato plato y el círculo (con sus respectivos sectores) la "Guía Australiana para comer de forma saludable" se publicó en 2012 con este formato y ha sufrido no pocas revisiones.
La guía alimentaria perfecta
A la GABA perfecta, le pasa un poco lo que a la felicidad, que no es tanto una meta en sí misma, sino un camino. A medida que se publiquen nuevas guías, actualizadas en sus mensajes y mejoradas en cuanto a su formato, estas quedarán probablemente desactualizadas. La ciencia de la nutrición es una ciencia relativamente reciente y en unas pocas décadas hemos sido testigos de no pocos cambios, muchos de ellos bastante radicales, en cuanto a cómo comer saludablemente. Así, es bastante probable que se sucedan nuevos cambios fruto de un mejor conocimiento y que estos se trasladen a las correspondientes guías.
No obstante, a día de hoy, las mejores guías alimentarias (sea cual sea su formato) serán aquellas que por una parte promuevan el consumo de alimentos vegetales (típicamente frutas y verduras), impulsen el consumo de legumbres y dejen en un segundo plano la importancia de los alimentos de origen animal. Al mismo tiempo, también deberán señalar a los ultraprocesados y las bebidas alcohólicas como gamas a evitar. Por último, la cuestión de la sostenibilidad medioambiental será una cuestión que deberán incorporar las guías venideras. Afortunadamente cada vez está más claro que, en lo referente a la producción y consumo de alimentos, lo que es bueno para la salud humana, también lo es para la del planeta.