Si el mundo de la gastronomía y la cocina no te pilla de nuevas muy probablemente hayas oído hablar de las gamas de alimentos, una convención internacional, aunque no oficial por la cual se clasifican diferentes familias de alimentos que podemos encontrar en mercados y superficies comerciales. A continuación, repasamos qué son los alimentos de tercera gama, cuáles podríamos incluir en esta categoría y cuáles son sus beneficios y desventajas para nuestro día a día.
Qué son los alimentos de tercera gama
La tercera gama es, probablemente, la gama más sencilla de identificar porque responde a aquellos alimentos y productos que se comercializan y conservan en condiciones de congelación, es decir a temperaturas por debajo de 0 ºC, o ultracongelación, cuando las temperaturas son inferiores a -18 ºC. Su naturaleza puede ser variada, ya que abarca tanto a alimentos que se congelan estando crudos como a las diversas preparaciones o recetas que hay en el mercado.
Ejemplos de alimentos de tercera gama
La oferta de los alimentos de la tercera gama es especialmente variada. Desde alimentos frescos y crudos, ya sean vegetales (espinacas, acelgas, mezclas de verduras, frutas, etcétera) o animales (distintos tipos de cortes de carnes y pescados) a preparaciones más o menos elaboradas estén o no listas para comer una vez descongeladas. En este último grupo se incluirían desde las masas de pizza cruda congelada, a las pizzas ya elaboradas, con todos sus ingredientes, y que solo es necesario hornear para consumir. También cualquier plato ya preparado que necesite descongelarse y pasar por el horno o el microondas (por ejemplo, una lasaña congelada), el salteado en una sartén (por ejemplo, un arroz tres delicias), la fritura (por ejemplo, croquetas o empanadillas) o la cocción en un medio acuoso (por ejemplo, un surtido de verduras para sopa juliana).
Ventajas y desventajas de los alimentos de tercera gama
Una de sus principales ventajas radica, sin duda alguna, en la posibilidad de poder acceder a un producto lo más parecido al fresco cuando este no está disponible (por ejemplo, cuando algo está fuera de temporada). El poder adquirir un producto cuando tiene un precio menor para disfrutarlo (tras someterlo a congelación) cuando está más caro sería otro de los puntos fuertes de la tercera gama. Y por, último en este terreno, el ahorro de tiempo que supone el encontrarse con preparaciones culinarias listas para degustar una vez descongeladas o tras un pequeño tratamiento culinario.
En cuanto a sus inconvenientes o puntos débiles es preciso mencionar el coste de la energía (el económico y llegado el caso, también el ambiental) que es preciso invertir para mantener los productos de la III gama. Además, para que un producto congelado o ultracongelado guarde sus características originales es preciso observar una serie de normas mínimas en cuanto al proceso de congelación (hacerlo de la forma más rápida posible y tras haber lavado o higienizado el producto); mantener la cadena de frío en tanto en cuanto se precise conservarlo; y realizar de la forma más adecuada la descongelación que, por norma general siempre se debería hacer en condiciones de refrigeración. Y por supuesto nunca volver a congelar un producto que se ha descongelado previamente.