Si alguna vez decidís embarcaros en una pequeña locura cervecera y viajar por Europa visitando las mejores cervecerías y bares especializados del viejo continente, seguramente acabéis pasando por Múnich. Y si por casualidades de la vida ese viaje os lleva hasta la capital bávara por la Bundesautobahn 8 desde Salzburgo, una media hora antes de llegar a vuestro destino os encontraréis con la salida 96 hacia Hofolding. Cogedla y seguid las indicaciones hasta Aying: no dejéis pasar esa oportunidad.
Aying es una pequeña localidad típica de Baviera, muy pintoresca, con sus casas que parecen sacadas de un cuento de hadas, una iglesia, una cervecería con un vasto biergarten y un hotel bastante coqueto por si alguno de los visitantes decide hacer noche. Estos tres últimos lugares, la parroquia de Sankt Andreas, el restaurante Ayinger Bräustüberl y Brauereigasthof Hotel Aying, aparte de ser los edificios más emblemáticos de la ciudad, comparten espacio en el logotipo de una de las mejores marcas de cerveza bávara de la actualidad: Ayinger.
Hablamos de las cervezas producidas por Ayinger Privatbrauerei, ahora Brauerei Aying Franz Inselkammer KG, la empresa cervecera ubicada a la entrada de la localidad y que ya lleva casi 150 años produciendo algunas de las mejores referencias bávaras. Fundada en 1878 por Johann Liebhard, lleva en marcha siete generaciones durante las que ha pasado a manos de la familia Inselkammer tras casarse la nieta del fundador con Franz Inselkammer en el primer cuarto del siglo XX. Durante todo este tiempo ha sufrido continuos altibajos, coincidiendo los momentos más duros con las crisis provocadas por la Primera y Segunda Guerra Mundial, pero siempre ha sabido sobreponerse y evolucionar hasta lo que es hoy en día: una de las cerveceras más prestigiosas del mundo.
Todo ello a base cervezas de la máxima calidad, elaboradas con materias primas locales como son la cebada y el trigo procedentes de los campos adyacentes a la fábrica, el lúpulo de la variedad hallertauer cultivado también en las inmediaciones y su propia agua del acuífero que se halla a unos 180 m de profundidad bajo las instalaciones de Ayinger y que extraen mediante el pozo que enseñan orgullosos a los visitantes de la fábrica. Como veis, elementos muy simples a los que habría que añadir la levadura, pero siempre respetando al máximo el Reinheitsgebot o ley de pureza alemana de 1516.
Pero no solo el saber hacer buena cerveza le ha llevado a su situación actual de renombre sino también las decisiones estratégicas tomadas a lo largo de los años han ayudado al crecimiento de la marca. A destacar, la apuesta por embotellar sus referencias en la década de 1920 cuando el estándar seguía siendo el barril, y la adquisición en la década de 1950 de una parcela enfrente del afamado Hofbrauhaus de Múnich, que a día de hoy se ha convertido en el Ayinger am Platzl, un prestigioso restaurante muniqués donde degustar la mejor gastronomía bávara regada con las cervezas de Ayinger.
Ayinger Celebrator, el máximo exponente del estilo doppelbock
Ahora mismo son catorce las variedades de la marca que podemos degustar tanto en este restaurante como en el ya mencionado Ayinger Bräustüberl, además de en muchos otros lugares del mundo, pues una buena parte de los 150.000 hectolitros anuales que producen se exportan al extranjero. Pero si hay una referencia que destaca sobre las demás, esa es sin duda su Ayinger Celebrator.
Y no sólo sobresale por su calidad, por sus numerosos premios y por ser la cerveza más distinguida de la marca, sino también por su presentación algo diferente a la habitual. Primero porque esta cerveza sólo se embotella en formato de 33cl, mientras que el resto de la gama también se puede encontrar en envases de medio litro, y segundo porque si antes os comentábamos que todas las etiquetas de Ayinger lucían el logo que representaba los tres elementos arquitectónicos más importantes de la ciudad, en el caso de la Celebrator no es así, pues se ha apostado por ilustrarla con dos cabras enfrentadas.
Brauerei Aying Franz Inselkammer KGEsto se debe a que la Celebrator es del estilo doppelbock. Las cervezas bock tienen su origen en la ciudad de Einbeck, de la Baja Sajonia. Algo más tarde, los cerveceros muniqueses adoptaron este estilo, pero debido a su pronunciación ligeramente diferente sonaba como ‘ein bock’ que significa ‘una cabra’, por lo que el estilo bock suele identificarse con este animal. Las doppelbock o doble bock son una versión algo más fuerte, más alcohólica y más dulce, por lo que las dos cabras siempre suelen ocupar un lugar de privilegio en el etiquetado de este tipo de cervezas.
La historia cuenta que las doppelbock son de origen monástico y que se elaboraban para la subsistencia a los monjes durante la cuaresma pues prácticamente era un pan líquido con la que podían alimentarse. Los primeros en elaborar este tipo de cerveza fueron los frailes Mínimos de la Orden de San Francisco de Paula, los mismos que dieron origen a la marca Paulaner, y la bautizaron como Salvator en honor al salvador al que veneraban. Desde entonces, es tradición que todas las doppelbock incluyan el sufijo -ator en sus nombres como por ejemplo la Spaten Optimator, la Augustiner Maximator o esta Ayinger Celebrator.
Y esta es toda una referencia dentro del estilo, para muchos la mejor doppelbock del mundo. Se trata de una cerveza de baja fermentación, es decir una lager, oscura, de color marrón casi negra, aunque se perciben tonos rojizos o caobas, con una espuma densa y persistente de color vainilla. Una cerveza densa, con mucho cuerpo y una graduación del 6,7%, que destaca por sabor maltoso y ligeras notas tostadas, a nuez, café y frutos rojos, y aromas que recuerdan a la manteca según algunos de los catadores cerveceros más prestigiosos del mundo.
Prácticamente podemos decir que con el tiempo la Ayinger Celebrator se ha convertido en una leyenda, en un icono. Su presentación espectacular, con una figurita de plástico blanco de una cabra colgando de su cuello, la hace fácilmente reconocible incluso para los menos connaisseurs. Pero no es todo fachada, pues también ha logrado conquistar el paladar de los más expertos, siendo un galardonado recurrente en alguno de los certámenes cerveceros de mayor renombre, incluyendo los World Beer Awards donde cada año aparece entre las mejores lager fuertes del mundo.