Un cóctel hecho con jugo de tomate y especias, esa es la definición más básica que existe de Clamato, una bebida autoreivindicada como «la auténtica michelada». La historia de esta marca comercial se remonta al estado de California, al año 1969, cuando se produce por primera vez y los agricultores californianos, según narra la propia compañía, fueron los primeros en disfrutarla. ¿La razón? «Su refrescante sabor hizo más livianos sus largos y duros días al sol».
Es esa misma época, en la frontera de Mexicali, en Baja California, donde se sitúa su creación. Según los responsables del bar Acueducto del Hotel Lucerna localizado en ese límite territorial, fueron ellos los que formularon la bebida empleando poco más que jugo de tomate y caldo del cocinado de abulón rojo. Sin embargo, nunca cayeron en patentar la receta y poco después surgió Clamato, poco a poco popularizado en el conjunto de los Estados Unidos y en el vecino México. La bebida industrializada se había convertido en un producto imprescindible y, para muchos latinos, en un símbolo.
El éxito arrollador derivó en versiones de la fórmula original que llegaron más tarde, primero Clamato Picante y más adelante Clamato Limón y Clamato Preparado, siendo replicado también de forma casera, utilizándose en cócteles que, con el tiempo, se harían muy populares. El más famoso es la michelada, el que reivindican en su eslogan, hecho con jugo de limón, sal, salsas especiadas y cerveza, pero hay más.
Además del combinado creado según cuenta la marca precisamente en Mexicali, en el bar los V-tarros por su propietario, el señor Camacho, con cerveza, salsa inglesa, salsa picante, limón y pimienta, Clamato es el ingrediente principal del Bloody Caesar. Este dicen que es el cóctel número uno de Canadá, en el que se mezcla la bebida de tomate con vodka y especias. Y también de otros combinados cercanos a la michelada, que se realizan simplemente mezclándolo con cervezas del estilo pale lager.