Su presentación no deja lugar a las dudas: «Somos gallegos, de nacimiento y por convicción. Somos artesanos, por tradición y por principios». Xoan Torres Cannas, sumiller responsable junto a su hermano Xoxé del celebrado restaurante pontevedrés Pepe Vieira, y Juan Luis Méndez, bodeguero de la lucense Vía Romana, se dejaron llevar por sus instintos hace apenas unos años, en 2012, y dieron forma a la primera ginebra completamente gallega.
Uva albariña cultivada tradicionalmente como base, una combinación de botánicos silvestres gallegos, desde hierbaluisa o caralleira a la planta marina salicornia, y Nordés, que así fue bautizada, se convirtió en una tangible realidad.
La Atlantic Galician Gin, tal y como reza el subtítulo de su inmaculada botella blanca, huele y sabe a los confines de la tierra que pisamos, a tapices verdes recién humedecidos por una fina lluvia, a escarpados acantilados, a golpes de mar contra las rocas, al viento del norte golpeando en la cara. A morriña. Evocaciones que no se hacen en falso porque Nordés es esencia de Galicia y a Nordés solamente se le parece Nordés.
Su nacimiento, al calor de la popularización del gin tonic, quiso romper con lo establecido y lo consiguió. Sin salir de su tierra, ni para tomar aire, surgió una ginebra única e inigualable pese a los cientos y cientos de fórmulas que se han creado por todas partes. Pero el secreto, más allá de encontrarse en unos ingredientes oriundos de tan fértiles y genuinos suelos, en una destilación hecha con cariño, sosiego y tranquilidad, se halla en una forma de ser y vivir, en un carácter, en un semblante, en una personalidad.
La ginebra Nordés consigue resultar ser un producto de calidad, apreciado, valorado y premiado por sus cualidades estrictamente organolépticas, al mismo tiempo que recibir las mismas atenciones y el mismo interés por poseer alma. Alma gallega.