En las estribaciones de la sierra de Predales, al noreste de la provincia de Segovia, encontramos una pequeña localidad de apenas un centenar de habitantes que da cobijo en su término, predominantemente compuesto por monte bajo, a una pequeña fábrica de quesos y yogures. La localidad es Cedillo de la Torre y la fábrica Moncedillo. De su queso decía Juan Echanove a principios de año que era "de película", y su yogur, ya os lo aseguramos, no se queda atrás.
Con la misma leche que da lugar a sus quesos de pasta blanda y prensada, la leche de las ovejas churras y assafs de la Sociedad Cooperativa de Cedillo de la Torre, en Moncedillo elaboran su yogur natural de oveja. En un frasco trasparente, con una simple etiqueta como protagonista, el cremoso yogur de esta fábrica quesera y yogurtera aguarda ser abierto. Blanco, con una fina capa de grasa aflorada aguarda bajo la tapa con su delicado aroma, poco ácido, con recuerdos dulces a nata y alguna pincelada cítrica.
Un yogur firme, con cuerpo, untuoso en boca y correctamente soluble con su característico sabor ácido, agradable y aromático. Encontrarnos frente a uno de sus tarros es toparse con lo tradicional y artesanal, sin lugar a dudas.
El perfecto protagonista de una merienda o postre bien solo bien acompañado por una dulce miel, un buen puñado de cereales o una deliciosa mermelada. Uno de esos yogures que hace olvidar el resto.