Si hay algo que identifica a los mejores whiskies escoceses es sin duda el color que poseen y las barricas donde han sido envejecidos, dos particularidades que van unidas y son las responsables, junto con una minuciosa selección de maltas, de lograr la perfección de los whiskies. Destilerías exponentes de este saber hacer tenemos unas cuantas, pero destilerías que hayan podido ser capaces de capturar su más verdadera esencia logrando al mismo tiempo un estilo propio e inequívoco existen tan pocas que podríamos contarlas con los dedos de una mano siendo The Macallan una de ellas.
Y es que la historia de esta destilería de las Highlands se ha forjado a base de humildad y trabajo bien hecho, de constancia y dedicación, de centrarse en lo importante y no tanto en lo urgente, de prestarle a atención a la calidad y a nada más que la calidad, desde que allá por el 1824 como una pequeña empresa local iniciase su actividad.
Esa dedicación por la excelencia pasa por cultivar y elaborar de principio a fin las maltas que emplean en sus whiskies, por mimar a sus increíbles alambiques de cobre -los más pequeños de Speyside- como se mima a lo más preciado, por solamente utilizar el corte más preciso de cada una de las destilaciones para quedarse únicamente con la esencia más pura y por invertir en obtener, fabricar, curar y cuidar las mejores barricas de roble español y americano curadas con jerez y bourbon, verdaderas responsables de que un whisky tenga color, tenga aroma y tenga sabor.
Todos esos valores, toda esa tradición, todo ese esfuerzo ha querido ser trasladado por The Macallan a una colección de whisky que los represente como es debido y el resultado ha sido The 1824 Series. Creada por el maestro destilador de la casa, Bob Delgarno, la gama conforma a través de los cinco whiskies que la componen una paleta de colores, aromas, gustos e intensidades de distinguidas cualidades que comienzan por Gold y terminan por M pasando entre tanto por Amber, Sienna y Ruby.
¿El secreto de tan magna serie? La libertad, el placer y la satisfacción; la libertad de que todos y cada uno de ellos hayan sido elaborados sin la obligación de depender de una edad que poner en la etiqueta, con el placer de verlos reposar en las barricas de roble de jerez en las que han sido envejecidos el tiempo justo, necesario y preciso para que alcancen su punto óptimo, con la satisfacción de saber que todos desde el primero al último, sin excepción, han tenido lo que han necesitado para convertirse en los mejores.
Así The Macallan ha conseguido que Gold presente ese atractivo color oro bruñido y destaque por su carácter dulzón y cítrico, un whisky que solamente podrán conseguir los más viajeros ya que únicamente se distribuye en Reino Unido y Canadá; que Amber maraville con esas intensas tonalidades ámbar y sus notas florales y avainilladas con cierto regusto ácido; que Sienna, con el color de ese pigmento milenario, sea predominantemente vainilla y naranja; que Ruby, brillante como la piedra preciosa homónima, no haga otra cosa que hablarnos del roble que lo acogió y la intensidad que le despertó; y que la exclusiva y limitada edición M, de esos tonos que tanto nos recuerdan a un palisandro, sea sencillamente el Macallan definitivo y de máxima expresión de la gama.
The 1824 Series, con Amber, Sienna y Ruby como representantes en nuestro país, es sin duda whisky single malt escocés en estado puro.