Aunque se tratase de una moda pasajera, de una tendencia auspiciada por suscriptores que vuelven al pasado cada cierto tiempo en busca de cualquier cosa que traerse al presente, el vermut nos encanta. Y que quede entre nosotros: creemos, o mejor dicho, estamos convencidos de que se va a quedar más arraigado que nunca. No porque lo diga nadie en particular, ni porque lo logren grandes acciones de marketing, ni porque tu cuñado esté seguro de ello. Se quedará porque bodegas como Cillar de Silos están apostando fuertemente por él, buscando la calidad por encima de todo.
Óscar y Roberto Aragón, responsables de esta bodega burgalesa ubicada en Quintana del Pidio, sabían del potencial de la bebida. El primero, el enólogo, aprendió a elaborarlo mientras estudiaba su profesión en la ciudad navarra de Logroño y comenzó la costumbre, en cada cosecha, de prepararse unos cuantos litros para consumo propio. Pero no como ha sido habitual en los vermuts más corrientes, que emplean vino blanco descartado para su venta, sino con vino tinto, de buena calidad, criado en barrica y con todo el carácter ribereño.
Y una creación casera, pensada para disfrutar con familiares y amigos, terminó siendo un producto compartido. Si en el mercado existían buenos vermuts, incluso los elaborados con los blancos más ramplones, ¿cómo iba a ser el suyo, elaborado con buen tinto? Pues lo que es: una referencia.
De este modo se inició la elaboración comercial del vermú Golfo Rojo de la bodega familiar Cillar de Silos. Hecho a partir de uvas sobremaduradas de la variedad tempranillo, procedentes de cepas viejas de la Ribera del Duero, que una vez convertidas en vino reposan en barricas viejas. Tras este proceso, común a cualquier vino, se decolora y comienza la maceración con diferentes hierbas, hojas, raíces y flores. El toque final vendrá dado por la adición del caramelo, que proporciona el atractivo y sugerente color que presenta la bebida.
Cabe destacar igualmente que el vermouth de los hermanos Aragón, además de emplear un buen tinto en su producción, evita añadir el habitual alcohol destilado de otras referencias y únicamente presenta los quince grados que logra naturalmente, con la maduración de la uva.
Golfo Rojo es uno de los primeros, si no el primer vermú Ribera del Duero, y es indudablemente uno de los más destacados de nuestro país.