La mamaliga, escrita en su idioma original como «mămăligă», es una preparación tradicional que ha acompañado a las familias rumanas y moldavas durante generaciones. Es similar a la polenta italiana, pues ambas se preparan a base de harina de maíz, y se le considera un icono de la gastronomía en las citadas regiones.
Como quizás habrás podido imaginar, su origen se encuentra en los hogares modestos que, por su bajo coste, la utilizaban como sustituto del pan o incluso como alimento básico de supervivencia. Hoy en día, podemos decir que ha dejado de lado su connotación humilde y se ha convertido en un elemento esencial en prácticamente cualquier hogar e, incluso, en restaurantes de toda gama.
En la actualidad, se le considera un acompañamiento, siendo bastante típico los sarmale con mamaliga. Además, muchas veces se sirve con crema agria y queso, lo que añade un plus de sabor y cremosidad a la hora de disfrutarla. Pero la cosa no acaba ahí. Se puede rellenar, añadir salsas, acompañar guisos o, incluso, darle un golpe de horno, brasas o freír. Por cierto, tienes que saber que tradicionalmente la mamaliga se corta con un hilo de cocina, preferiblemente antes que un cuchillo, pues dada su consistencia lo hace mucho más fácil.
Cuando te pongas a prepararla, ten en cuenta que no vale cualquier tipo de harina de maíz. Debes usar la que tiene un molido más grueso que la harina común, que encontrarás con el nombre de harina de maíz para polenta. No son adecuadas las opciones de harina de maíz precocida típica para arepas, ni la harina de maíz nixtamalizada utilizada para tortillas mexicanas, ni la harina de maíz gallega para empanadas. Tampoco se puede usar el almidón de maíz o maicena.
Y ya para acabar, como curiosidad, antes de la llegada del maíz desde las Américas, originalmente la mamaliga se hacía con mijo. Esta versión quedó en desuso porque el maíz se volvió mucho más accesible. Sin embargo, hoy en día, dado que estamos recuperando estos granos antiguos, se ha popularizado también el volver a hacer la mamaliga con mijo, aunque la opción con maíz sigue siendo la preferida.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 5 minutos
- Tiempo de cocinado: 45 minutos
- Tiempo total: 50 minutos
- Raciones: 4
- Categoría: acompañamiento
- Tipo de cocina: rumana
- Calorías por ración (kcal): 162
Ingredientes de la mamaliga
- 650 ml de agua
- 20 g de mantequilla (opcional)
- ½ cucharadita de sal
- 175 g de harina de maíz para polenta (aproximadamente 1 vaso)
Cómo hacer mamaliga
Para empezar, ponemos a calentar 650 ml de agua en una olla. Para estas cantidades, vamos a utilizar una olla de 18 cm de diámetro. En Rumanía existen ollas especiales para mamaliga. Si tienes una, no dudes en usarla. Añadimos de manera opcional 20 g de mantequilla, para que se vaya derritiendo, y ½ cucharadita de sal.
Una vez que el agua empiece a hervir, añadimos un par de cucharadas de los 175 g de harina de maíz para polenta. Añadir este poco al principio ayuda a que luego no se formen grumos cuando añadamos el resto.
Es importante disolver bien la harina en el agua con movimientos enérgicos para evitar que se formen grumos. Podemos usar una cuchara de madera o, si queremos, también nos valen las varillas de batir.
En cuanto el agua vuelva a hervir, comenzamos a añadir el resto de la harina de maíz, removiendo constantemente para evitar que se formen grumos.
Después de añadir toda la harina, seguimos mezclando bien hasta que toda la harina se haya integrado completamente. La mezcla debe tener una consistencia homogénea y sin grumos. Probamos y corregimos de sal si fuera necesario.
A continuación, tapamos la olla y dejamos cocer la mamaliga a fuego bajo durante unos 15 minutos. Durante este tiempo, removemos un par de veces para evitar de nuevo los grumos y que se cocine homogéneamente.
Pasados los 15 minutos, alisamos la superficie. Tapamos la olla de nuevo, dejándola un poco abierta para que no se acumule vapor, y dejamos que se cueza durante 30 minutos más a fuego mínimo.
Finalmente, pasado el tiempo de cocción, es hora de desmoldar la mamaliga. Para hacerlo, podemos ayudarnos de una espátula o un cuchillo para despegar los bordes de la olla y facilitar su salida. Si la olla no es antiadherente, hay que forzarla un poco para que se caiga dejando una fina capa pegada en la base de la olla. Dejamos enfriar y ya la tenemos lista. Si se te ha quedado la capa pegada, que sepas que es muy tradicional añadirle un poco de leche para despegarla y consumirla así tal cual en el desayuno.
Resumen fácil de preparación
- Calentar el agua con la mantequilla y la sal
- Cuando rompa a hervir, añadir un par de cucharadas de la harina de maíz
- Disolver bien para que no se formen grumos, probar y rectificar de sal
- Tras el nuevo hervor, añadir el resto de la harina de maíz removiendo al mismo tiempo
- Mezclar bien hasta que toda la harina se haya integrado
- Tapar y dejar cocer a fuego bajo 15 minutos removiendo un par de veces
- Alisar la superficie y dejar cocer a medio tapar 30 minutos al mínimo
- Desmoldar ayudando a que se desprenda de la olla
