Lo importante para hacer una buena sangría es encontrar el equilibrio entre los diferentes ingredientes que siempre podremos adaptar y modificar a nuestro gusto para aportarle así un toque único.
Para hacer sangría en casa, usaremos frutas de temporada maduras para que aporten más sabor. Entre las frutas a utilizar no pueden faltar los cítricos, la manzana dulce y el melocotón. Otro aspecto importante para preparar la sangría es el vino que emplearemos; un vino tinto joven es el más recomendado. Tanto el vino como el refresco tendrán que estar muy fríos para evitar que el hielo se derrita demasiado pronto y se agüe así la sangría. Por esta razón, también emplearemos unos buenos cubitos de hielo y en abundancia.
Con todos estos pequeños consejos y los ingredientes a mano, a continuación, os explicamos cómo preparar una deliciosa sangría en casa de manera fácil y rápida para que podáis disfrutarla este verano. Eso sí, siempre con moderación.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 15 minutos
- Tiempo total: 15 minutos
- Raciones: 8, aproximadamente 1200 ml
- Categoría: bebidas
- Tipo de cocina: española
- Calorías por ración (kcal): 185
Ingredientes de la sangría
- 1 melocotón
- 1 manzana
- 1 naranja
- 1 limón
- 2 ramas de canela
- 50 g de azúcar
- 60 ml de licor de naranja o brandy (opcional)
- 300 ml de refresco de naranja frío
- 750 ml de vino tinto bien frío
- Hielo en abundancia
Para decorar:
- 1 limón
- ½ naranja
- Hierbabuena (opcional)
Cómo hacer sangría
Comenzamos lavando muy bien la fruta pues la vamos a añadir con la piel. A continuación, cortamos en cubos: 1 melocotón maduro, 1 manzana dulce y 1 naranja. En este momento, podemos cortar también 1 limón y ½ naranja en rodajas, para usarlos en la decoración final. Reservamos.
En una jarra amplia, echamos el melocotón, la manzana y la naranja cortados en cubos y añadimos 2 ramas de canela y 50 g de azúcar.
A continuación, añadimos 60 ml de licor de naranja o brandy o incluso ambos mezclados, o bien ninguno para una versión más ligera. El licor a emplear podremos variarlo en función del que nos guste o del que dispongamos. Removemos la fruta con el licor y dejamos que macere, como mínimo, 1 hora en la nevera o hasta el momento de servir la sangría.
Tras el tiempo de macerado, añadimos a la jarra 300 ml de refresco de naranja y 750 ml de vino tinto bien fríos. Podemos optar por emplear zumo de naranja natural en lugar de refresco, pero en esta ocasión y para aportarle un punto gaseoso nos hemos decantado por el refresco.
Mónica PregoRemovemos la mezcla con cuidado y añadimos hielo en abundancia. La cantidad de hielo dependerá del tamaño de la jarra. En este caso, hemos añadido 10 cubitos de hielo. Finalmente, añadimos a la jarra algunas rodajas de naranja y limón que habíamos reservado para la decoración, reservando alguna para los vasos.
Una vez lista, servimos la sangría bien fresquita, agregando en cada vaso alguna rodaja de limón y/o naranja, hielo y, si queremos darle un toque vistoso, unas ramitas de hierbabuena y ya tenemos esta deliciosa bebida lista para disfrutar, eso sí, siempre con mucha moderación.
Mónica PregoResumen fácil de preparación
- Lavamos la fruta y la cortamos en cubos, menos la empleada en la decoración que irá en rodajas
- Echamos la fruta en cubos en la jarra y añadimos la canela y el azúcar
- Echamos el licor, removemos y reservamos en la nevera 1 hora
- Añadimos el refresco de naranja y el vino tinto
- Mezclamos, añadimos hielo y algunas rodajas de limón y naranja
- La servimos la sangría bien fresquita decorada al gusto
Origen e historia de la sangría
Como suele pasar con muchos otros preparados, el origen de la sangría resulta un poco difuso y existen varias hipótesis sobre el que podría ser su verdadero origen.
Ya en la antigua Roma era usual mezclar el vino con agua y especias para dar sabor y «curar los males». Luego, en la Edad Media, estos caldos sufrieron cientos de variantes como el grog, una mezcla de ron rebajado con agua caliente azucarada que bebían los marineros ingleses para mejorar el ánimo en el mar; o el hippocras, una bebida hecha de vino, miel y especias, que tenía un fin similar, casi siempre asociado a las aventuras (o desventuras) de los militares o navegantes.
Algunos archivos indican que el objetivo era rebajar con una mezcla suave el ron o vino para que los soldados y marineros no se acabasen pronto las reservas de líquido, pero también existe la creencia de que estos hombres comenzaron a pasar estas mezclas en los barcos de forma inadvertida y de contrabando, para saltarse cualquier prohibición de beber alcohol. De este modo, simulaban zumo de frutas y distribuían la mezcla sin el permiso de las autoridades.
Una de las hipótesis sobre el posible origen de la sangría tal y como hoy la conocemos, atribuye su creación a los campesinos españoles y portugueses que la preparaban con los productos que obtenían de la tierra como el vino mezclado con melocotones, cítricos y manzanas.
Otra de las teorías indica que el posible origen de esta bebida se remonta al año 1788, cuando el padre español Esteban Torres escribió en su diccionario del castellano que la sangría era una bebida inventada por los ingleses que se toma mucho en las colonias inglesas y francesas de América. A partir de esta idea, se cree que la primera vez que se escuchó de un líquido similar fue en Indias Occidentales británicas. La bebida también se popularizó, por aquel entonces, como la «limonada del vino» en algunas colonias españolas.
Según esta teoría, la palabra proviene de la voz inglesa sangaree, la cual, a su vez, se inspiró en el castellano sangre para denominar este refresco por su color, que se conseguía gracias a la mezcla de vino fortificado (como Oporto, Madeira o Malvasia canaria), agua, azúcar y nuez moscada e, incluso, hay quienes indican que se le agregaba pan tostado. Aunque hay versiones que aseguran que el término podría provenir del portugués sangue y por las cualidades medicinales de hacer «bon sangue» o «buena sangre».
Por otra parte, los franceses tienen su propia hipótesis acerca del nombre. Aseguran que esta bebida nace en las Antillas francesas y no en las colonias españolas ni británicas y que la palabra sangría es una derivación de la expresión sang-gris, que era, de la misma forma, una bebida hecha a base de vino, azúcar, limón y especias.
Según algunos historiadores franceses, la expresión sang-gris, en sí misma, proviene del mundo bucanero, debido a que, en el siglo XIX, los piratas solían mezclar polvo negro en su vino para darle sabor, dando como resultado una bebida gris. Siglos después, la casa de whisky francés Jean Boyer, lanzó una botella de sang-gris, elaborada a partir de rones blancos de Guadalupe con infusiones de frutas, y especias como chile con miel que, según estos productores, era la mezcla que se consumía en las Antillas. Aunque esta bebida difiere en color de la sangría, los franceses aseguran que la voz sangaree se asemeja en mayor medida a sang-gris. Lo cierto es que, para todas estas acepciones, la receta parece ser la misma.
El experto Ted Haigh, conocido como Dr. Cocktail, hace énfasis en que la sangaree no es lo mismo que la sangría, pero puede que sí su predecesora, en su artículo Lección de historia: El Sangaree publicado en la revista Imbibe. «Los diccionarios de todas las bandas registran las palabras como sinónimos, pero no es exactamente así. La bebida de vino tinto, cítricos y azúcar que llamamos sangría data de 1961, mientras que sangaree existe al menos desde 1774. Ambas bebidas tienen la misma raíz en español: sangre (que significa "sangre"), pero de las dos, la sangaree es la más versátil», asegura el experto.