Si buscas una opción para disfrutar de todo el sabor de las sardinas, asarlas a la plancha es la receta perfecta para ti. Como queremos que te salgan lo mejor posible, antes de explicarte el paso a paso, te vamos a contar con detalle unos cuantos puntos clave que tienes que tener en cuenta sobre la elección de las sardinas y la preparación previa.
El primero y más importante es la frescura, factor primordial en la calidad y sabor del resultado. Las sardinas frescas tienen un aroma suave, sin olores desagradables ni demasiado fuertes. Algunas pistas para identificar sardinas frescas incluyen: ojos claros y brillantes (sin opacidad), escamas brillantes adheridas al cuerpo, piel tersa y húmeda (sin arrugas ni manchas), branquias de color rojo y, el más importante, carne firme al tacto que recupera su forma.
A tener en cuenta también que, si bien es posible encontrar sardinas durante todo el año, es recomendable aprovechar su temporada. Su mejor momento es entre mayo y octubre. Durante estos meses, su carne es más jugosa y sabrosa. ¡Ahora ya sabes!
Luego tenemos que fijarnos en el tamaño, otro aspecto importante a tener en cuenta. Lo mejor es elegir sardinas de tamaño mediano, más bien tirando a grande, ya que son más fáciles de manejar y poseen una mayor proporción de carne frente a espinas. Un tamaño adecuado sería de 15 a 20 cm de largo. Por el contrario, las sardinas de tamaño más pequeño tienden a deshacerse más fácilmente durante el proceso de cocción. Además, es conveniente seleccionar ejemplares similares para que más o menos se cocinen al mismo tiempo y queden igual.
El último punto a destacar es el modo de preparar las sardinas previamente a su cocinado. Es decir, si las asamos enteras sin limpiar (con sus vísceras) o si las limpiamos por dentro. Ambas opciones tienen sus pros y contras, y la elección final dependerá de las preferencias de quien cocina y de quienes vayan a consumirlas. A continuación, comparamos ambas versiones para que puedas decidir porque, en definitiva, se trata de que las disfrutes como más te gusten.
- Cocinar las sardinas enteras: en este caso, al mantener las vísceras, estas le otorgan un sabor más potente y característico. Para quienes disfrutan del sabor a mar intenso, este es un punto a favor considerable. Además, al cocinar las sardinas enteras, estas conservan mejor la humedad en su interior, lo que da como resultado una textura más jugosa.
- Cocinar las sardinas limpias: por otro lado, al limpiar por dentro las sardinas, su sabor será más suave. Esto le puede gustar a quienes no disfrutan de sabores demasiado fuertes. Asimismo, un plato de sardinas limpias sin las partes que no se consumen, puede ser más apetecible visualmente y ser más agradable a la hora de la degustación.
Ahora ya sí, no esperes más y pon en práctica nuestra receta con todos sus consejos para hacer las mejores sardinas asadas a la plancha.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 5 minutos
- Tiempo de cocinado: 5 minutos
- Tiempo total: 10 minutos (más unas 2 horas de reposo)
- Raciones: 1
- Categoría: plato principal
- Tipo de cocina: española
- Calorías por ración (kcal): 476
Ingredientes de las sardinas a la plancha por persona
- 250 g de sardinas enteras o limpias por dentro (al gusto)
- Sal gorda
- 1 chorrito de aceite de oliva
- 1 rodaja de limón (opcional)
Cómo hacer sardinas a la plancha
Para comenzar, necesitaremos unos 250 g de sardinas por persona (4 o 5 unidades) que según la preferencia las usaremos enteras o limpias por dentro. Lo primero que haremos con ellas será secarlas generosamente con sal gorda por todos lados. Luego, las dejamos reposar un buen rato para que cojan sabor; unas 2 horas será suficiente aunque, si lo quieres hacer con antelación, no hay problema en dejarlas así en la nevera de un día para otro. La sal gorda tiene un poder de salado menor que la sal fina por eso, aunque estén mucho rato, no quedarán saladas en exceso.
A la hora de preparar las sardinas, calentamos una plancha a fuego fuerte engrasada con un poco de aceite de oliva y espolvoreamos un poco de sal gorda sobre la plancha. Esta sal adicional tiene dos funciones. Por un lado evita que las sardinas se peguen a la plancha y por otro, absorberán bastantes olores. Cuando la plancha esté bien caliente, pero sin que llegue a humear, colocamos las sardinas retirándoles los granos de sal que se le hayan quedado pegados.
Dejamos que las sardinas se hagan unos 3 o 4 minutos por cada lado, hasta que estén doradas al gusto y estemos seguros de que quedan bien cocinadas pero jugosas en su interior. Si queremos terminar con los olores en la cocina, nada más acabar, pondremos a hervir un cazo con agua y rodajas de limón durante unos minutos para que el vapor absorba los olores.
Servimos las sardinas recién hechas, opcionalmente con una rodaja de limón para rociarlas con unas gotitas de su zumo para darle un toque fresco, si se quiere. Igualmente, podemos acompañarlas con distintas guarniciones como una ensalada mixta clásica de lechuga y tomate, un picadillo de tomate pimiento y cebolla, unas patatas fritas o asadas... También es muy típico poner la sardina que vayas a consumir sobre una rebanada de pan para que recoja todos sus jugos. ¡Queda un bocado final delicioso!
Resumen fácil de preparación
- Salar las sardinas con sal gorda y dejarlas reposar
- Calentar una plancha a fuego fuerte, espolvorear sal sobre ella y colocar las sardinas
- Dorar las sardinas por ambos lados
- Servir enseguida opcionalmente con limón y la guarnición al gusto
